Frank Kafka conoció a Dora Diamant, el ultimo amor de su vida, un año antes de morir, en julio de1923. Fue en un albergue judio proximo a Berlin; ella tenia veinticinco años y habia huido de un internado polaco en el que se hallaba desde que su padre, viudo, se habia vuelto a casar. Dora era una joven inquieta, muy interesada en el judaismo pero deseosa de encontrar formas menos rigidas para su devocion religiosa que las impuestas por su padre, un judio ortodoxo.

A Kafka le gusto el conocimiento que la joven tenia del hebreo, una lengua que el no habia logrado dominar, le fascino asimismo su vitalidad, la forma en que encaraba la vida, sin mas complicaciones que las necesarias.

El escritor era un hombre de cuarenta años, fragil y aislado que arrastraba consigo un permanente deseo de huir de la casa paterna, en Praga,sin conseguirlo. Era un hombre que poseia un nivel de conciencia excepcional, siempre alerta, tenso. Los pocos meses que vivio con la joven polaca en Berlin fueron los únicos de convivencia continuada del escritor con una mujer. Los meses trascurridos con Dora en Berlin fueron de relativa alegria para la pareja, pese al desgaste del escritor. Dora con el empuje caracteristico de algunas mujeres, salia al paso de los problemas cotidianos que iban surgiendo. Pero le invierno de 1924 fue duro, y Kafka se vio obligado a reconocer su derrota y volver a casa.

En Praga perdio el habla y fue ingresado en un sanatorio, y luego en otro. Dora volvio a reunirse con el y lo acompaño dia y noche.

A la muerte de Kafka, ella volvio a Berlin, poco a poco rehizo su vida, se convirtio en actriz y se caso con un universitario con quien compartia militancia comunista. El auge del nazismo puso punto final al matrimonio. Dora lucho por mantenerse a salvo con su pequeña hija, sin renunciar a su ideario politico. Huyo a la Union Sovietica, pero aquello era un infierno y finalmente se instalo en Inglaterra. Murio en 1952 a causa de una nefritis.