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    Un hombre que siempre molestaba a su mujer, pasó un día por la casa de
 unos amigos para que lo acompañasen al aeropuerto a dejar a su esposa que
 viajaba a París. A la salida de inmigración, frente a todo el mundo, él le
 desea buen viaje y le grita:
 ¡Amor, no te olvides de traerme una hermosa francesita!
 Ella bajó la cabeza y se embarcó muy molesta. La mujer pasó quince días en
 Francia. El marido otra vez pidió a sus amigos que lo acompañasen al
 aeropuerto a recibirla. Al verla llegar, lo
 primero que le grita a toda voz: -Y amor ¿¡¿¡¿me trajiste mi
 francesita?!?!?
 -Hice todo lo posible, ahora sólo tenemos que rezar para que nazca
 mujercita.
 
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