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| De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 04/01/2024 04:32 |
Prosperidad
Tengo éxito y satisfacción; me doy cuenta del poder de Dios en mí.
Los titulares pueden decir que la economía es menos que saludable. Una mirada a mi chequera puede indicar que mi situación financiera es menos que ideal. Mas estos indicadores no miden mi verdadera riqueza; ésta yace en el poder de Dios en mí.
Este poder divino es constante e inmutable. Al estar en armonía con este poder interno gracias a la oración, mi vida recobra su perspectiva. Al orar, la tensión y la incertidumbre desaparecen. La fortaleza y la seguridad llenan mi corazón y mente. Logro mis metas y avanzo con confianza. Tengo posibilidades ilimitadas ante mí. Al dar gracias por mi prosperidad, recibo con beneplácito nuevas expresiones de la abundancia de Dios.
Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.—1 Pedro 5:7
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Consuelo
La luz de Dios disipa toda oscuridad.
Las nubes oscuras a veces pueden ocultar el sol. Y quizás también haya días en mi vida que parezcan nublados y lúgubres. Cualquiera que sea mi reto o tribulación, recuerdo que existe un lugar donde la luz de Dios nunca cesa de resplandecer y donde no existe la oscuridad. Voy a ese lugar en mí en oración.
Encuentro un lugar cómodo y cierro los ojos. Veo cómo la luz que penetra cualquier sombra y siento cómo el resplandor del amor de Dios se hace evidente en mi corazón. Mi mente está en calma; disfruto de un sentimiento profundo de paz. No enfrento nada solo. No existe oscuridad que sea mayor a la luz de Dios. Estoy seguro. Recibo consuelo.
Jehová es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré?—Salmo 27:1
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Atracción
El amor de Dios en mí atrae mi mayor bien.
Cuando enfoco mi atención en mi corazón y en el amor en mí, me convierto inmediatamente en un imán—una fuerza poderosa que atrae más amor a mi vida y me alinea con el bien de Dios.
El amor divino tiene el poder de atraer armonía y abundancia a mi vida. El proceso comienza al dirigirme a mi interior en oración y poner cualquier necesidad en manos de Dios. Al bendecir mis circunstancias, afirmo con fe el poder que tiene el amor de Dios para satisfacer los deseos de mi corazón. El amor que expreso atrae relaciones personales afables y oportunidades que están de acuerdo con mis valores. Al irradiar amor, soy una fuerza invisible que atrae bendiciones.
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.—Romanos 5:5
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De: TATIS-7 |
Enviado: 15/01/2024 03:11 |
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Perdón
Perdono y abro la puerta a un bien mayor.
Quizás no pueda deshacer lo que está hecho. Mas conozco una palabra que está llena de toda la gracia y el amor que necesito para dejar atrás cualquier error: perdón. Comienzo por perdonarme a mí mismo. Nada puede separarme del amor de Dios. Cuando me perdono, dejo ir cualquier juicio o culpa y abro la puerta al amor y la compasión. Preparo el camino para recibir mayor bien en mi vida.
Al perdonar a los demás, reconozco la presencia de Dios. Al perdonar, creo caminos hacia la comprensión y la salud. Al practicar el perdón y el amor, disfruto de claridad mental, paz y esperanza.
¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo:—“No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.”—Mateo 18:21-22
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