Elijo perdonar y estoy en paz.
Perdón
Jesús enseñó la importancia del perdón a lo largo de Su ministerio. Él sabía que la paz no puede ser sentida o expresada por un corazón que guarda rencor.
En cualquier momento que sienta resentimiento, elijo perdonar. También extiendo perdón hacia mí, sabiendo que hago lo mejor que puedo. Me sumerjo en el amor, por los demás y por mí mismo, porque sé que el amor transforma cualquier agravio. Al amar y perdonar completamente, mis cargas se disipan.
Estoy receptivo al amor incondicional de Dios y extiendo ese amor a los demás. Acepto el perdón. La paz es lo que deseo y el perdón es el camino.
“Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”—Efesios 4:32
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