EL HUMOR DE LA MENTE.

Soy un chico travieso, muy travieso.

En mi mochila sólo hay sueños para tu sonrisa, y collados

Desde donde las nubes atan mis manos.

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La alegría que habita en tus labios, vuela hacia mi alma.

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La vieja arcilla carcome mi imagen desolada;

Como la caracola que se quedó sorda, y sin mar.

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Me aferré a la nada, como la nada se aferra a los sueños.

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Las cosas etéreas, son lección magistral de humildad.

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Todo es humano, pero poco natural.