| Aborrecer las cosas que nos distraen de Cristo   "Grandes multitudes iban con Él; y volviéndose les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, hermanas, y aún la vida de su alma, no puede ser Mí discípulo" Lucas 14:25-26.   " El que ama a padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí; el que ama a hijo o hija más que a Mí, no es digno Mí" Mto.10:37.   En 14:25-35 vemos que el Señor enseña en cuanto a seguirle. Según lo que Él dice en el versículo 26, debemos aborrecer cualquier cosa o persona que nos estorba y nos distraiga del debido disfrute de Cristo. El Señor no tiene la intención de enseñarnos a aborrecer a nadie, sino a aborrecer los obstáculos y las  distracciones, o sea, todo lo que nos impida disfrutar a Cristo. Claro esta que el señor nos enseña amar al prójimo. No sólo debemos  amar a los miembros de nuestra familia, sino también a nuestros  enemigos. De hecho, también debemos amarnos a nosotros mismos. Por lo tanto, el Señor nos enseña a amar a las demás  personas.   ¿Por qué entonces, en el versículo 26, Él aparentemente nos enseña a  aborrecer a nuestro padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas e incluso a nosotros mismos? Él nos enseña porque esta clase de amor, en muchos casos, nos impide servirle a Cristo  fielmente. Así, lo que debemos aborrecer es el estorbo, no a las personas. El Señor no nos enseña a aborrecer a las personas, sino las distracciones, los estorbos y los obstáculos. Nos enseña a aborrecer todo lo que nos impida seguirle a Él fielmente. Si no aborrecemos las  frustaciones que nos impiden disfrutar a Cristo, seremos descalificados del disfrute del jubileo de la era venidera.     

 Fondo: Graciela Ocaranza- Santiago del Estero- Argentina |