SALMO 1
El Señor protege el camino de los justos
1:1 ¡Feliz el hombre 
que no sigue el consejo de los malvados, 
ni se detiene en el camino de los pecadores, 
ni se sienta en la reunión de los impíos, 
1:2 sino que se complace en la ley del Señor 
y la medita de día y de noche! 
1:3 Él es como un árbol 
plantado al borde de las aguas, 
que produce fruto a su debido tiempo, 
y cuyas hojas nunca se marchitan: 
todo lo que haga le saldrá bien. 
1:4 No sucede así con los malvados: 
ellos son como paja que se lleva el viento. 
1:5 Por eso, no triunfarán los malvados en el juicio, 
ni los pecadores en la asamblea de los justos; 
1:6 porque el Señor cuida el camino de los justos, 
pero el camino de los malvados termina mal.