Page principale  |  Contacte  

Adresse mail:

Mot de Passe:

Enrégistrer maintenant!

Mot de passe oublié?

AMIGOS UNIDOS EN CRISTO
 
Nouveautés
  Rejoindre maintenant
  Rubrique de messages 
  Galérie des images 
 Archives et documents 
 Recherches et tests 
  Liste de participants
 VISTA RÁPIDA 
 JESUS LLAMA HOY A TU CORAZON...RECIBELO!!! 
 MENSAJE DE BIENVENIDA 
 BIBLIA ON LINE 
 
 
  Outils
 
General: Una historia verdadera Parte 43
Choisir un autre rubrique de messages
Thème précédent  Thème suivant
Réponse  Message 1 de 2 de ce thème 
De: Hermano Cristiano  (message original) Envoyé: 17/01/2015 18:40

Parte 43

Cuando me desperté ya era de mañana, y a pesar de que el día había amanecido frío y nublado, percibí que al ir avanzando el tiempo, el día y mi existencia se iría aclarando poco a poco hasta que saliera plenamente el sol para brindarme la luz y el calor que tanto necesitaba y que manaba abundantemente de él.

Me levanté sintiendo latir fuertemente mi corazón recordando en mi mente todo lo que había soñado, aunque más que un sueño a mi me parecía que fue más real de lo que podría imaginar porque había despertado lleno de optimismo y fortaleza para hacerle frente a todos los problemas en los que me había metido.

En días anteriores, había recibido una notificación judicial para que me presentara al juzgado a declarar en torno a una denuncia presentada en mi contra por un supuesto fraude.

Cuando recibí la notificación sentí un gran desosiego que casi me paralizo de miedo, y fui a ver a un abogado amigo mío para que investigara sobre el asunto y me aconsejara la mejor forma de solucionarlo, pero desafortunadamente lejos de tranquilizarme lo que me dijo, me inquietó aún más porque tenía que inmiscuirme, y así lo hice, para repartir cierta cantidad de dinero semanal a cierta persona para que le diera largas al asunto y tener un tiempo para buscar una solución que difícilmente encontraría.

Esa mañana en la que me desperté un poco más animoso que de costumbre, tocó a mi puerta un hombre con el que tenía también un fuerte compromiso económico, y que me hizo sentir temeroso de que ya se le hubiera agotado la paciencia de esperarme, así que resignándome a esperar lo peor, le abrí la puerta y lo invité a pasar a una pequeña oficina en la que manejaba mis asuntos, convertidos ahora en problemas sin aparente solución.

El, tomando la palabra, me dijo que no me preocupara porque no iba a tratar nuestro asunto, sino que vino a verme porque sintió que lo había mandado el Señor en mi ayuda, a lo que pregunté: Ha caray, ¿Cuál Señor?

Y él me dijo, el Único Señor, Cristo Jesús, quién conoce de lo que nos pasa y ayuda a quién quiere ser ayudado, y a quién obedecí de inmediato y aquí estoy.

Debo decir, que esta persona estaba tratando de entender su condición de cristiano, estudiando y meditando en la Biblia como nunca antes lo había hecho, motivado por otras personas que así lo estaban haciendo y que según, estaban experimentando cambios positivos en sus vidas.

El preguntó: Don Luis, ¿Qué le pasa? ¡ Ay Don Santiago!, le dije, y entre sollozos y lágrimas le platiqué por lo que estaba pasando y que estaba destruyendo mi mundo, a mí, y de paso a mi familia, y para acabarla de amolar el médico me había declarado diabético, todo eso, aunado a otros serios problemas en los que prácticamente me inmiscuí sin prevenir los desastrosos resultados a los que ahora estaba expuesto, y todo eso me hacía sentir que no valía nada, más que para causar problemas y arrastrar conmigo a otros, y sobre todo, a los seres que más amo.

Después de escucharme atentamente y de haber llorado conmigo me dijo: Hermano Luis, ¿quiere usted recibir a Cristo Jesús en su corazón para que ya no sienta a Dios alejado y que permanezca siempre junto a usted, en usted y en su familia, y para que el consuelo y la dirección que necesita provengan de la Sabiduría de Dios y no de la sabiduría de hombre? Y, ¿cómo será eso posible? pregunté: Y el me contestó citando la palabra escrita en el Nuevo Testamento:

Porque si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Al que cree de corazón, Dios lo recibe; y el que proclama con los labios, se salva. Por eso dice la Escritura: Ninguno de los que creen en él será confundido. Aquí no se hace distinción entre judío y griego; todos tienen un mismo Señor, el cual da abundantemente a todo el que lo invoca. En efecto, el que invoque el Nombre del Señor se salvará. (Romanos cap. 10: versículos del 9 al 13) y prosiguió:

Pero, ¿cómo invocarían al Señor sin antes haber creído en él? Y ¿cómo creer en él sin haber escuchado? Y ¿cómo escucharán si no hay quién predique? Y ¿cómo saldrán a predicar sin ser enviados? Como dice la Escritura: ¡Qué lindo es el caminar de los que traen buenas noticias! Aunque no todos obedecieron la Buena Nueva, según decía Isaías: Señor, ¿quién ha creído en nuestra predicación? Por lo tanto, la fe nace de una predicación, y la predicación se arraiga en la palabra de Cristo.

(Romanos cap. 10: versículos del 14 al 17)

Después de escuchar estas palabras, Don Santiago me dirigió en una oración para aceptar a Jesucristo en mí corazón y recibir en él al Espíritu Santo, de quién, a través del estudio y meditación de la palabra escrita en el Nuevo Testamento, se activaría poco a poco su poder en mi atribulada persona.



Premier  Précédent  2 à 2 de 2  Suivant   Dernier  
Réponse  Message 2 de 2 de ce thème 
De: Dios es mi paz Envoyé: 18/01/2015 04:25

Que descanses y tengas dulces sueños, gracias por haber compartido este día con nosotros!! Araceli

Tarjeta Con frase 0710


 
©2024 - Gabitos - Tous droits réservés