Como la esencia para mi cuerpo tu amor era el complemento del mío, pero me has abandonado, has abandonado mi naturaleza, me has hecho prisionera de tus desvaríos, me has encerrado en la cárcel sin tus brazos y me condenas a un destierro por tu amor que se ha ido, que ha escapado de mis manos.
Ahora vago como un espíritu errante buscando tu existencia y encontrando solo aislamiento, extrañando tu cuerpo porque tú fuiste el suplemento que le faltaba a mi vida, eras el sol con sus albas, como la tarde con sus ocasos, del amor con la pasión y de los labios con la oración.
Siempre aparentaba felicidad que no existía, mi tristeza la disfrazaba con una sonrisa aunque por dentro mi llanto se volvía lluvia que ahogaba mis suspiros y la congoja se desbordaba por mis lágrimas buscando encontrar el escape a mi dolor a mis tristezas.
Desconocía cuanto había penetrado tu amor en mi piel, pero volaste como mariposa en asecho y en un descuido de mi presencia hiciste mella;
a pesar de todo este dolor perdono tus mentiras, perdono tus errores busco mi arrepentimiento por despreciar hasta el aire que me concebía la vida.
Ahora…soy como un alma en pena que al escapar de mi cuerpo no puede regresar al mismo después de su desprendimiento, así ha quedado mi vida, porque todo se ha perdido y me he condenado a vagar por el mundo sin tu presencia; escondí mis labios y cerré mis manos para que no se escaparan y volaran al encuentro de tu cuerpo que huyo a la exigencia del mío.
Hoy más que nunca me haces mucha falta, no concibo vivir esta vida de otra forma, sino al lado tuyo amor bendito, que desearía volverte a ver antes que la muerte llegue y me arrebate de tu lado, apagando los sueños forjados por este inmenso amor que surgió sin pensarlo…sin buscarlo…sin presentirlo.
Es triste seguir en este mundo si mi cuerpo te dejara de amar y ya no escuchara de mis labios la palabra “Te quiero”.
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