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Mi espiritu...
¡Tanto tiempo te he mantenido preso,
en la inconsciencia, sometido a la materia corruptible.
Pero has sido más fuerte que mi ignorancia
Y has gritado tan alto, tan fuerte
que mi interior retumbó como un trueno.
Gritaste alto y sentí el dolor
Y escuché el eco de tu grito silente pero profundo
que te causó mi castigo de tantos años.
Lo entendí, te liberé, no para que te vallas.
Te liberé para que te quedes y me enseñes a vivir,
para aprender a morir.
Ahora que eres libre te voy descubriendo
Y me sorprende ver que tanto azote de mi parte
No rasgó tu esencia. Es que te veo tan hermoso!
Es que aunque te tuve preso y amordazado
nada te dañó. Al fin Se soltaran las cadenas
y has iluminado mi entendimiento.
Tienes que seguir libre
para que me enseñes a vivir,
para que así me enseñes a morir.
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