Le amaneció de noche, cuando en su más tierna infancia necesitaba cariño y calor,
 solo encontró desdén y frialdad; por avatares de la vida, nadie le trató con amor,
 nunca recibió el calor de un abrazo ni la dulzura de un beso, para ir formando su personalidad; creció como los lirios del campo limpia de culpa  y llena de inocencia, comprendiendo que solo almacenaba en su alma la ayuda del  Señor, ya que casi 
todos los que la rodeaban ignoraban su sufrimiento, por lo que en ocasiones la 
hicieron
 ser un poco rebelde a pesar de su juventud, pero con su innato valor  fue 
venciendo
 todos los obstáculos que encontró en su camino.  Tan bien  en el discurrir de su
 vida
 se le concedieron favores que fueron como rosas con sus espinas, pero que le 
dieron
 la vida, al tener un acicate para seguir luchando y confiar en el amor, del que era 
portadora por la gracia de Dios. Hoy ha encontrado la paz y el amor en un regalo 
de El,  porque le ha guiado por el sendero de felicidad que siempre  soñó. Por 
todo hoy da gracias y abrazada a su Cruz continúa llevándola en su corazón del 
que nunca se apartará y espera con fervor que nunca se le cierren las  puertas del
 más allá para seguir amando.
_Autor:Casimiro López Cano_