Córdoba   no será Capital Cultural Europea en 2016. Un jurado puesto en   entredicho le negó hace unas semanas ese reconocimiento. Pero a la gran   ciudad andaluza parece no haberle importado mucho. Qué significado  podía  tener esa distinción después de haber sido dos veces capital del  mundo.  La ciudad arracimada en torno a los meandros del río Guadalquivir compitió en tiempos del imperio con la grandeza de Roma y fue capital   del califato omeya cuando el resto de capitales europeas eran   insignificantes aldeas. ¿Qué es ser capitalidad cultural comparado a ese   legado?
 Paseo por Cardenal Herrero.
Paseo por Cardenal Herrero. 
Cuando   en Córdoba cae la noche se hace la luz del mismo modo que en el año   1000. A esa hora de atardeceres lentos, cuando del gran río suben las   primeras y frescas brisas, las calles, plazas y avenidas de la gran   ciudad se llenan de animación. Es el reflejo de la cultura romana e hispanoárabe,   de la tertulia, la conservación, el trato y el roce, aquel patrimonio   intangible que Séneca enseñó a Claudio y Nerón y que siglos después al   Hakam II pontificó entre sus libros. Córdoba es una ciudad inmortal y sin sus enseñanzas es imposible entender la historia de España y de Europa.
Ciudad   Patrimonio de la Humanidad, Córdoba escribe su presente cada verano,   los meses de julio y agosto, en algunos de los escenarios más bellos que   Andalucía encierra. Tomen nota. Durante estas noches y hasta la  llegada  de septiembre, la capital alberga espectáculos en sus grandes   monumentos, exhibiciones ecuestres, noches flamencas,   festivales de música, de danza y teatro, paseos guiados,   representaciones artísticas en lugares típicos, actuaciones de música   clásica, de jazz, recitales, cuentacuentos, magia, cine al aire libre y   un sinfín de actividades más. ¿Dónde podemos disfrutar de tanta magia? Los escenarios son variados y se extienden por todos los barrios monumentales de la capital.
Refugio de Cervantes
 La Plaza del Potro.
La Plaza del Potro. 
La   plaza del Potro es uno de esos epicentros donde el verano se vive   intensamente. En 1924 los cordobeses levantaron aquí un triunfo a San   Rafael Arcángel, custodio de la ciudad desde tiempos de Roma. La talla   fue esculpida por Miguel de Verdiguier y está encaramada a un delgado   monolito, erigido al principio de la plaza, entre las calles Lucano y   Lineros. Cervantes recreó su vida en uno de sus pasajes y habló de su aire recogido, soleado y rectangular.   Narró vivencias protagonizadas por sus huéspedes, un curioso cenáculo   de truhanes, pícaros y caballeros venidos a menos. Aquellas   inspiraciones del Siglo de Oro desaparecieron hace mucho. Hoy, la Posada   es centro cultural, lugar de exposiciones y citas literarias.   Conserva, eso sí, su acento populoso en las balconadas de madera que   recorren las paredes, en los arriates y macetas que las perfuman y en   las estacas desdentadas que sirvieron un día para amarrar a las bestias.   El Hospital de la Caridad, situado a un lado de la plaza, acoge dos   museos de obligada visita: el Bellas Artes y el Romero de Torres, pintor de la esencial sureña.
La Corredera
La   Corredera es como una plaza mayor del norte, como un hemiciclo  ordenado  y pulcro, sentado en torno a 61 arcos de donde nacen tres  plantas con  ventanas iguales, puertas iguales y balcones iguales. La  plaza, escenario de veladores y terrazas que cierran a  altas horas de la noche, tiene dos puertas grandes. Una  de ellas da a  la ermita de la Virgen del Socorro, que es patrona de los  venteros de  la plaza. La otra puerta sube por la vieja calle Espartería.  En medio  de las dos, al abrigo de los soportales, cada mañana temprano abren las tiendas más populares de Córdoba.   Plateros y ropavejeros sacan las mercancías de sus cuartuchos umbríos.   Hay por aquí librerías de viejo, zapaterías con género de dudosa   novedad, mercerías, anticuarios y ultramarinos donde sirven especias y   licores.
Por las Tendillas
 Visita guiada por la ciudad.
Visita guiada por la ciudad. 
Es   la plaza contemporánea de Córdoba, el escenario actual de los grandes   acontecimientos, la encrucijada de los caminos, el lugar de cita a la   caída de la noche y el escenario de conciertos y representaciones   teatrales. Claudio Marcelo, la calle más aristocrática y señorial de   Córdoba, une la plaza de las Tendillas con la osamenta del Templo   Romano. El yacimiento está al lado del ayuntamiento, en   una encrucijada de calles desafiando los años y los siglos en un afán   por mantener vivas y en alto las columnas que hace dos milenios   sostuvieron aquel tabernáculo de adoración y divinidad. Claudio Marcelo   es una calle hermosa y recta, perfumada por el azahar, de edificios   nobles, historicistas, modernistas y neo-mudéjares, crecidos al amparo   de la vieja aristocracia de principios del siglo XX. Desemboca en una   plaza ancha y luminosa, muy urbana y cosmopolita. En ella Córdoba se hace una gran ciudad.   De su centro nace una escultura dedicada al Gran Capitán. Las horas   pasan melódicas en esta plaza. De su reloj emana cada cuarto, cada   media, cada hora un repiqueo de guitarra flamenca grabado por el artista   cordobés Juanito Serrano. Hace unos años estaba en una esquina, en lo   alto de un edificio que miraba a las calles Málaga y Jesús María.   Casimirocordobés- Casimiro López Cano.