La Tierra puede retener su atmósfera, al estar formada   con un circulo   externo gravitatorio, que a modo de cascara de huevo   retiene bajo   presión todo lo que circunda.
No todos los cuerpos celestes poseen esta característica,   ya que el   gas tiende a partir si la gravitación de la masa del  cuerpo  no es lo   suficientemente grande para formar esta envoltura lo   suficientemente   consistente para retenerlo. La Luna, por ejemplo,   carece de esta   efectividad.

Por millones de años nuestro planeta fue uno mas de los   muchos del   sistema solar inhóspitos para la vida como nosotros la   conocemos.   Desconocemos como estaba constituida la atmósfera durante   aquel tiempo.   Millones de años después, cuando se le dio atención   especial a nuestro   planeta con el fin de albergar la variedad de vida.   Se le sometió a un   progresivo proceso de cambios durante varias   décadas de años de nuestro   sistema solar. 
-   Mediante estos cambios su composición atmosférica   ha ido   modificándose, y ahora es de un 78% de nitrógeno (N2), un 21%  de    oxígeno (O2) y un 1% de otros gases, en los que domina el argón.     Prácticamente todo el oxígeno es resultado de la fotosíntesis. En la     atmósfera actual, el agua (H2O) está presente entre un 0 y un 7%, el     ozono (O3) entre un 0 y un 0,01%, y el dióxido de carbono (CO2) entre un     0,01 y un 0,1%. Pese a estas pequeñas cantidades, que varían en    función  de las reacciones químicas, estos compuestos realizan un    "trabajo"  importante.
La atmósfera se extiende hasta unos 600 km por encima del   planeta, y   se divide en cuatro capas concéntricas: troposfera,   estratosfera,   mesosfera y termosfera. Entre dos de ellas, siempre hay   una pausa (zona   de transición). La más conocida es la tropopausa, la   primera yendo  hacia  arriba, tras la troposfera. Limita la parte de la   atmósfera en la  que  ocurre la vida y donde se sitúan la mayoría de  sus  componentes   encerrados gravitatoriamente mas comprimidos por la   cercanía del   planeta: gases y vapor de agua. Este último regula la   temperatura al   absorber la radiación solar y el calor terrestre.
La troposfera, donde ocurre la meteorología, la que hace   llover, es   la capa más delgada: de 8 km (en los polos) a 14 km (en el   ecuador). Al   ir subiendo en ella, la temperatura desciende unos 6 ºC   por km, hasta   alcanzar los 52 ºC bajo cero (el espesor y temperatura   de las capas   atmosféricas varían según el lugar geográfico y el   momento del año, de   modo que los valores dados son orientativos).
El grosor de las capas aumenta conforme están más   alejadas del   planeta que las retiene. La estratosfera se extiende   hasta unos 50 km,   por lo que su espesor es de unos 30 km. Es famosa   por albergar la capa   de ozono (O3), a una altitud entre 20 y 30 km,   que absorbe la radiación   ultravioleta (a una longitud de onda entre   290 nm y 320 nm). Ésta es   nociva para los seres vivos, pues afecta a   los ácidos nucleicos de sus   células. Sin la capa de ozono, parece   imposible que pueda continuar la   vida como la conocemos.
La retención del ultravioleta provoca un aumento de la   temperatura en   la estratosfera superior, que llega a estar a "sólo" 3   ºC bajo cero.   Algunos aviones suben hasta esta capa por un tiempo   breve, pero la   mayoría permanece en la troposfera.
Prácticamente lo que se llama comúnmente aire, que es la   mezcla de   gases, se sitúa en la troposfera y la estratosfera. En la   mesosfera, ya   casi no queda. Esta capa llega hasta los 85 km, y   desciende a 83 ºC  bajo  cero a causa de la altitud y la ausencia de   ozono y vapor agua que   retengan calor. En ella, los gases son cada vez   más ligeros. Los más   pesados van quedándose debajo, pues cuanto  mayor  es su masa molecular,   con más fuerza actúa sobre ellos la  gravedad  reteniéndolos más cerca de   la Tierra. En la mesosfera, los  objetos  procedentes del espacio  empiezan  a calentarse a su llegada al  Planeta  Azul. Por ejemplo, es  donde los  meteoritos "se encienden"  generando  las estrellas fugaces. 
-  Puede   tenerse  en cuenta, que es, en este lugar donde se encuentra la    concentración  circular gravitatoria, que a modo de cascara de huevo    encierra la  atmósfera permitiendo una presión atmosférica que se    desarrolla en  todas direcciones.
La termosfera se expande hasta los 600 km. La temperatura   puede   superar los 1.000 ºC, por lo cual las reacciones químicas   ocurren a una   velocidad superior que en la superficie terrestre. La   ionosfera es la   parte de la termosfera ionizada por la radiación   solar, y es responsable   del fenómeno de las auroras, visibles en torno   a los polos terrestres.   Causadas por el viento solar, son más o  menos  intensas dependiendo de  la  actividad del Sol. Gracias a que la   ionosfera refleja las ondas de   radio de onda larga, podemos utilizar   este modo de comunicación.
La termosfera da paso a la exosfera. En ella, el   hidrógeno y el helio   son los principales componentes, encontrándose a   densidades mínimas. A   partir de ahí, está el vacío espacial, del cual   la atmósfera nos  separa.  Las capas atmosféricas se distinguen   principalmente por sus   particulares características en composición   química, densidad y   temperatura.
Antaño, se deducía la naturaleza de la atmósfera a partir   de sus   efectos, por ejemplo en el clima u observando el cielo, pues   los rayos   solares al colisionar con ciertas moléculas son reemitidos   en una   longitud de onda distinta, dando lugar en ocasiones a  coloridos    espectaculares. En cierto modo, se podría afirmar que se  estudiaba    "desde dentro" de la envoltura atmosférica. En el presente  se hace    "desde fuera", situando instrumentos en el espacio exterior.
A esta capa gaseosa que envuelve la Tierra, se le tienen   que   agradecer muchas cosas: la absorción de energía solar, incluyendo   la   ultravioleta, dañina para la vida; su papel en el ciclo del agua y   en el   de otros elementos químicos; y su efecto moderador del clima   terrestre   mediante el efecto invernadero. Si no fuera por ella, la   vida no sería   o, como mínimo no del modo en que es. Sin embargo, hay   un grupo de   investigadores que no pueden evitar pensar que está   siempre en medio   molestando: los astrofísicos. La absorción, o   modificación, de la   radiación procedente de objetos celestes por la   atmósfera dificulta   enormemente su trabajo y, actualmente, la   observación astronómica desde   tierra pretende ignorar que se encuentra   allí. Pero ésta es otra   historia.
Comúnmente se pasa por alto, que nuestra Tierra, fue   preparada para   la vida en forma de invernadero, con temperaturas   agradables por toda   ella, mediante la colocación de un dosel de agua   en el firmamento, que   regulaba la temperatura y protegía los cuerpos   de los rayos solares, que   en nuestros tiempos hacen envejecer tan   deprisa.