Me
 fui a buscar una flor, -mi amor- que era la que yo quería, tuve que 
navegar mucho  para llegar a la alta amazonía; al otro lado del mar a 
orillas del Orinoco, mucho hube de indagar para hallar mi flor -no de 
loto- , atravecé llanos, montes y quebradas, la encontré en un lugar 
donde nunca la esperaba para poderla tomar.
Es
 una orquídea -mi sueño- muy linda, muy alta e inalcanzada, que está 
subida  en un pedestal, -la distancia-adornado con rosas bravas; tiene 
sus pétalos rojos como la sangre en el mar, como montañas marinas todas 
llenas   de coral. 
Le
 dije orquídea preciosa que estas en un pedestal, baja un poquito tu 
orgullo que yo te pueda alcanzar, que estoy penando por ti, y no dejo de
 llorar. 
Como
 se apiado de mi, al verme tanto pasar, me dejó que la tomara del alto 
de aquel rosal; la  alcancé muy tiernamente para llevarla a mi lar.
 Ella
 me pidió muy quedo ¡¡ No me apartes de mi hábitat, porque moriré de 
pena, al ver que no volverá mi alegría apartada de mi hogar, de aquéllas
 rosas queridas que vieron mi vida  y mi amar, en aquella húmeda umbría 
que   vio mi vida empezar !! 
 
Hoy
 la tengo en mi jardín, -mi casa- más hermosa y muy juncal, la quiero 
como a mi vida, sin ella   no puedo estar; ¡¡Que bonita está mi 
orquídea,-mi niña- como la quiero cuidar, para que siempre esté guapa, 
como estaba en el rosal !! Está endulzando mi vida, ella es mi cielo y 
mi mar, ese mar que yo crucé para poderla encontrar. Autor; Casimiro López Cano.