MUJER COMPLETA

Cada mañana ves en el espejo tus propios ojos, pero apenas miras los puntos luminosos enclavados en la diafanidad de tus retinas; destello y transparencia, y al fondo el mare mágnum de ti misma. El espejo nos miente, por omisión al menos; en la tibia réplica del cristal hay dimensiones, rasgos, contornos, líneas, que bordan la membrana perceptible al que no sabe ver, y sólo mira. Yo te he mirado a veces en tu espejo, y he visto a la mujer de cartulina, o de pintura al óleo, que colgamos en la pared, fachada un tanto ambigua, que dice sin decir, pálido adorno, más que llama, ceniza. Al mirarte de frente, taladros en mis ojos simplifican la acción de conocerte, y apareces desnuda, cristalina, como eres en el fondo, sin falsificaciones, sin enigmas. No renuncio a la otra, la que se superpone, la precisa, la tangible, color y movimiento, la que susurra o grita. Pero la quiero en la solemne ofrenda en que ambas se equilibran. Debo ser vagabundo de tu carne, y de tus más privadas galerías; No es tu retrato sólo mi objetivo, es la mujer completa, la genuina
Francisco Álvarez
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