Apenas amanece y el trinar de los pajarillos
me despierta...
Y sin querer, te pienso.
Llegas a mi mente como el aroma
de un buen café recién hecho...
Despiertas mis sentidos, aunque no estés,
Te llevo en la punta de mis dedos,
Cuando recorren mi piel
en todos los puntos cardinales,
Es como si tu ausencia tejiera presencia
en cada rincón de mi cuerpo.
Tu recuerdo me arropa, suave,
Como la brisa tibia que se cuela
entre las cortinas de una mañana
calurosa de verano,
Cierro los ojos y allí estás:
No en la carne, pero sí en el pulso...
en el vibrar de mí ser.
Porque pensarte es un ritual silencioso,
Una oración íntima que nace
entre suspiros, gemidos,
Y se posa en mi pecho con la calma
de quien sabe que el amor,
El sentirse no se mide en distancias,
Sino en la intensidad con la que habita
los pensamientos,
Cada latido acelerado y la humedad
que provoca en el centro de mí ser...
Yenny Rojas
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