
Mi cumbre solitaria y opulenta...
Mi cumbre solitaria y opulenta declinó hacia tu valle tenebroso, que oro de espiga ni frescor de pozo ni pajarera gárrula sustenta.
En tu luz gravitante y macilenta, quebrado el equilibrio del reposo, vago sobre tu espíritu medroso como un jirón de bruma cenicienta.
Libre soy de tornar a mis alcores do Eros impúber la zampoña toca ceñido de corderos y pastores;
mas a exilio perpetuo me provoca la chispa de tus ojos turbadores, la roja encrespadura de tu boca.
Concha Urquiza

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