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Cuando volví a casa -ayer por la noche- mi mujer me exigió:
Quiero que me lleves a un sitio caro.
La llevé a una gasolinera.
Y, entonces la pelea empezó...
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Mi mujer y yo estábamos sentados a la mesa de un bar; yo me fijaba en una chica borracha de la mesa contigua; ella estaba sola y balanceaba su trago. Mi mujer preguntó:
¿La conoces...?
Sí... es una antigua novia... Sé que comenzó a beber después de que terminamos, hace ya varios años. No sé por qué no ha vuelto a estar sobria...
¡A la puta!... nunca pensé que alguien pudiese celebrar algo durante tanto tiempo.
Y, entonces, la disputa empezó...
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Después de retirarme, fui hasta el Seguro Social para recibir la carta de jubilación.
La mujer que me atendió me solicitó algún documento de identidad, para verificar mi edad. Me busqué en todos lados y me di cuenta de que había dejado todos mis documentos en casa.
La funcionaria me dijo que lo sentía mucho, pero que tendría que ir a buscarlos a casa y regresar más tarde. En eso, me dijo:
Desabotónese la camisa...
Lo hice y dejé al descubierto mis vellos pectorales, plateados y rizados. Ella me dijo:
Eso es prueba suficiente, para mí.
Y procesó mi jubilación.
Cuando llegué a casa, entusiasmado, le conté a mi mujer lo que me sucedió. Ella me dijo:
Vaya... ¿por qué no te bajaste los pantalones?. .. Pudiste haber conseguido una pensión por invalidez permanente.. .
Y, entonces, la riña empezó...
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La mujer está desnuda, viéndose en el espejo del cuarto. No está feliz con lo que ve y le dice a su marido:
Me siento horrible... parezco vieja, gorda y fea... En verdad necesito que me elogies algo...
Tienes una vista perfecta.
Y, entonces, la batalla empezó...
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Llevé a mi mujer a un restaurante. El camarero me preguntó:
¿El señor desea ordenar...?
Quiero un churrasco bien jugoso, por favor.
El camarero volvió a preguntarme:
¿No está preocupado por la vaca loca?
A lo que respondí:
No, ella misma puede pedir lo que quiera...
Y, entonces, la contienda empezó...
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El marido fue a pasar consulta con el médico. Al volver, su mujer, preocupada, le pregunta:
Y... ¿qué te dijo el médico?
A lo que respondí:
Me prohibió las cosas grasosas... así que ya no haremos el amor.
Entonces, la gresca empezó...
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La mujer de 47 años, desnuda, mira a su marido desde el baño y le pregunta:
¿Tú crees que realmente represento la edad que tengo?
Si miro tu cabello, te doy 29... Si miro tu busto, te doy 32... Si miro tus caderas, te doy 36... Si miro tus piernas, te doy 30...
Mi amor, ¡Muchas gracias!... ¿Realmente piensas eso?
Espérate, que aún no termino de sumar...
Y, entonces, la trifulca empezó...
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Luego de haber tenido una fuerte discusión, la pareja va en el auto, sin hablarse.
Al pasar frente a un criadero de cerdos, él comenta:
No sabía que tienes parientes viviendo por aquí...
Sí... mis suegros.
Y el zafarrancho empezó de nuevo... |
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