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 DIOS MIO YO TE AMO ¿Qué sería más fácil y más meritorio a la vez que decir:  DIOS MIO, YO TE AMO! cuando te levantes en la mañana o cuando te retiras por la noche, en tu alegría y en tu pena, en la salud y en la enfermedad, en la Iglesia o en el hogar, en el juego o en el trabajo, en la calle o en la tienda, en todas tus actividades durante las idas y venidas del día Una vez que hayas adquirido el hábito de hacer actos frecuentes de amor,  Puedes implantar y alentar ese mismo hábito entre tus amigos, parientes y conocidos, principalmente los enfermos y moribundos,  entre los niños en el hogar y en la escuela. Si a los niños en la escuela y en el hogar se les enseña por medio de la palabra, la costumbre de decir frecuentemente con fervor estas palabras:  DIOS MIO, YO TE AMO Su educación en verdad se verá coronada de éxito perdurable y se multiplicarán las vocaciones. DIOS MIO, YO TE AMO!  Piensa en la gloria que puedes dar a Dios,  del bien que puedes hacer a las almas en la tierra y en el Purgatorio,  si constantemente repites este acto de amor en todo tiempo y en todo lugar  y animas a tantos como puedas para que hagan otro tanto.  Piensa en las bendiciones que lloverían sobre tu parroquia y tu patria si de cientos de fieles y miles de ciudadanos, continuamente se elevaran actos de amor hacia Dios. Déjame asegurarte una vez mas que si sigues diciendo frecuentemente y de corazón estas palabras,  DIOS MIO, YO TE AMO! Él en verdad te hará muy santo y feliz en el tiempo y la eternidad. 
 
 
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