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 EL SEÑOR QUE VIENE  El Adviento es estar atentos al Señor que viene.
 No es simplemente un momento del Año Litúrgico.
 ¡Es un tiempo de esperanza! “¡Estar despiertos y vigilantes!”  
 No es una amenaza. Es una Exhortación. 
 Es una actitud que abarca e ilumina toda la vida del cristiano. Es un mirar a Jesús que vino en la historia para enseñarnos a vivir humana y divinamente.
 
 Que viene en cada pobre y necesitado y vendrá al final de los tiempos como Él nos prometió. Cada uno sabe cuáles son sus “excesos”.
 
 Ya es hora de “despertarnos” de nuestra apatía, nuestra indolencia, 
 y es preciso luchar con más decisión y arranquemos de raíz 
 todo aquello que puede desagradar al Señor que viene. Año tras año, al llegar el Adviento,
 
 oímos que es un tiempo de cambio y preparación. Pero, ¿cambia “algo” en nuestra vida? Este el desafío de quienes “pretendemos” preparar el camino del Señor: Cambiar el corazón, cambiar nuestra mentalidad.  Esta actitud se llama, en el lenguaje religioso: conversión.  El camino del cristiano será imitar a Jesús
 
 viendo todo lo que podemos hacer para que los desalentados y oprimidos reciban una nueva esperanza… 
 comenzando por nosotros mismos. La esperanza y la alegría de un Dios que no se cansa de decirnos:
 ¡Sean fuertes, no teman! “Yo mismo vengo a salvarlos”.Lejos de ceder a la tristeza y al pesimismo, alégrate siempre en el Señor,
 
 porque Jesús viene a buscar y a salvar lo que estaba perdido. Algunas veces pareciera que, tanto escuchar y repetir que Jesús
 
 es Dios hecho hombre, 
 nos hemos acostumbrado a las palabras y no le tomamos el peso de lo que ellas significan. Preparemos todo nuestro ser para celebrar este
 GRAN MISTERIO: Dios que se hace hombre semejante a nosotros, menos en el pecado. En este camino al encuentro del Señor,
 
 es una excelente ocasión para mostrarle a Jesús que estamos vigilantes, 
 atentos, activos… y con el corazón ocupado en amar a todos, 
 especialmente a los más necesitados. Dile, SÍ, al Señor que ya llega para que nos purifique
 y nos haga vivir la auténtica alegría de la Navidad. 
 
 
 
 
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