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AMNESIA la burbuja de ESKARLATA
 
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REDES: LA MAGIA DE HARRY POTTER
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من: ESKARLATA  (الرسالة الأصلية) مبعوث: 16/06/2009 09:50

Una escoba voladora o una capa que convierte en invisibles a los que la utilizan son algunas de las imágenes que podemos encontrar en las películas de Harry Potter. Pero, ¿hasta qué punto esto es posible en la vida real? ¿Existe realmente la magia? La respuesta está en nuestro cerebro. Se ha comprobado que este es susceptible de ser engañado fácilmente, de manera que si recibe una información imperfecta, puede hacerse la impresión de que está viendo magia.

Los magos conocen como nadie cuáles son las limitaciones del cerebro humano y las explotan hasta conseguir aquello que buscan. Por ejemplo, no tienen más que dirigir la atención de nuestro cerebro hacia un lugar erróneo, por ejemplo una mano, para con la otra poder hacer desaparecer un objeto sin que nos demos cuenta. De la misma manera nuestros ojos pueden enviar una información imperfecta y nosotros creer que vemos figuras extrañas.

Los científicos también han sido llamados los brujos de la edad moderna por su capacidad de desarrollar teorías difícilmente explicables. Muchas veces las respuestas que nos proporcionan no podemos intuir de donde provienen. De modo que parece magia.

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El escritor y editor científico del Daily Telegraph en Londres, Roger Highfield, será nuestro invitado en el programa. Highfield, que es autor también del sorprendente libro La magia de Harry Potter, donde analiza cómo la magia a veces puede realmente funcionar, charlará con Eduard Punset y nos aportará nuevos e interesantes datos sobre su estudio.

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EDUARD PUNSET:
¿Por qué creemos en la magia? ¿Es porque el cerebro es un instrumento menos fiable de lo que solemos pensar?

ROGER HIGHFIELD:
Creo que eso es cierto y como digo en mi libro: el cerebro es el mayor mago. En él explico cómo los magos explotan las limitaciones del cerebro de manera que, por ejemplo, dirigen nuestra atención al lugar erróneo, es decir, a mirar una mano, mientras ellos pueden ir haciendo cosas con la otra mano, como hacer desaparecer una moneda o un conejo. Se han realizado experimentos maravillosos llevados a cabo por psicólogos experimentales que demuestran lo limitados que somos. Por ejemplo, Daniel Simons hizo un experimento en el que les pidió a sus estudiantes que pararan a personas en el campus de la universidad y les preguntaran por una dirección. En el instante en que paraban, otra persona debía cruzarse entre el entrevistado y el entrevistador llevando una puerta enorme y entonces se intercambiaba la persona que había preguntado por la dirección. La nueva persona era de una altura diferente, de color de pelo distinto y distinta ropa del que preguntó al principio. Y sólo la mitad de las veces las personas se dieron cuenta de que estaban hablando con una persona diferente. Esto es increíble.

EDUARD PUNSET:
Probablemente sea por eso que apareció la superstición. En tu libro dices que simplemente no podemos soportar el no controlar las cosas, no saber qué demonios está pasando. Y es entonces cuando empezamos a buscar patrones, regularidades. De hecho esto es lo que los matemáticos dicen de las matemáticas: que probablemente representen esa búsqueda original de patrones y dices que si se encuentran esos patrones, entonces el estrés es menor, se suprime. ¿Cómo funciona esto? ¿De qué manera la superstición elimina el estrés?

ROGER HIGHFIELD:
Creo que lo has dicho muy bien. Podemos entender por qué el reconocimiento de patrones fue un comportamiento fundamental para la supervivencia. Si observamos que un leopardo siempre almacena sus presas en un mismo árbol, sabremos que si vamos a ese árbol cuando el leopardo no está, quizá podamos conseguir comida gratis. Si supiéramos cuándo florecen ciertas plantas y ciertos árboles dan fruto, si pudiéramos recordar esos patrones, entonces aumentarían nuestras posibilidades de supervivencia. De manera que todo nuestro cerebro está optimizado para buscar patrones de comportamiento. De esa forma algunas supersticiones ayudan a reducir el estrés y de algún modo particular creo que las supersticiones son racionales porque son una forma de autoterapia que ayuda a superar momentos de cada día, incluso si uno cree que el comerse la punta del bolígrafo le ayudará a convertirse en una persona relajada y segura. Pues bien, si es así es maravilloso, aunque sea completamente irracional.

EDUARD PUNSET:
Esto podría cambiar si la ciencia desplaza por completo a la magia y a la superstición. Existen tecnologías que construyen estas paredes de niebla, y proyectan ladrillos en la pared para que luego la gente pueda pasar a través de ellas; y hay otros muchos ejemplos.

ROGER HIGHFIELD:
Así es y hay una cita de Arthur C. Clark que dice que cualquier tecnología insuficientemente avanzada se parece a la magia. Y tiene razón: la tecnología de la pared de niebla en la que tenemos esta preciosa lámina de chorro de niebla y proyectamos en ella una pared de manera que podemos atravesarla caminando, le parecería magia a mucha gente. Pero en realidad lo que es interesante es que si retornamos al cerebro humano, si observamos algunas de las alucinaciones que pueden sufrir las personas, existe una, cuya causa es la degradación de la vista, en la que nos encontramos con personas que ven figuras que llevan disfraces, o alucinaciones que se parecen a fantasmas. Así, un testigo asegura que vio a su vecino con un sombrero amarillo cortando un seto, y luego el vecino desapareció y el sombrero todavía seguía suspendido allí. Esas son alucinaciones del tipo Charles Bond y se trata de que el cerebro recibe una información imperfecta de los ojos al tiempo que intenta imponer patrones sobre esta información imperfecta. El resultado son brujas, gárgolas o figuras disfrazadas. Si se vive en una sociedad que cree en fantasmas, una sociedad preindustrial, es muy fácil comprender el motivo por el que las personas creen en los fantasmas. Hay otra cosa que se llama parálisis del sueño. Cuando se sale del sueño profundo, el cerebro está todavía profundamente imbuido en la moción del cuerpo de manera que se hace partícipe de los sueños. Se está en un estado de entresueños. Yo mismo lo he experimentado y vi entonces una sombra en la pared que parecía un cowboy que me estaba apuntando con su revolver. Pensé que me había vuelto completamente loco y sentí un miedo paralizador; tardé unos 10 minutos en despertarme y darme cuenta de que todo era ridículo, que era imposible tener a un cowboy en mi habitación. Esto nos sirve para imaginar a la gente hace 100 o 200 años, despertándose paralizados de miedo, con compañía omnipresente muy cerca de ellos, veían una sombra que se parecía a una bruja, a un brujo, a un enano o a lo que fuera. Yo creo que la gente era muy sincera cuando decía que había visto fantasmas ya que creo completamente en el cerebro humano y su capacidad de hacer trucos para confundirnos.

EDUARD PUNSET:
¿Crees que todavía existe una posibilidad de distinguir entre la magia, la ciencia y la superstición? O es una tarea inútil.

ROGER HIGHFIELD:
No, no. En el libro tomo un poco el pelo llamando a los científicos los brujos y brujas de la edad moderna, ya que parece ser que tienen acceso a un conocimiento que nosotros no podemos comprender. Y es interesante, por ejemplo, si tomamos la mecánica cuántica, que es la teoría con más éxito que tenemos. Sabemos que puede predecir el salto de los electrones en los átomos de hidrógeno con una precisión fenomenal y, sin embargo, el gran Richard Feynmann decía que nadie podía entender la mecánica cuántica. Es una teoría puramente matemática. No hay nadie que la pueda conceptualizar en la mente. De forma extraña, yo propondría que la mecánica cuántica es magia. Nos proporciona las respuestas, pero no podemos intuir fácilmente de donde esas respuestas provienen.

EDUARD PUNSET:
Con toda tu experiencia ¿cuál dirías que ha sido el avance de la ciencia más importante? ¿Qué es lo que nos amenazará o nos salvará?

ROGER HIGHFIELD:
Debo decir que - ya que es el aniversario de la doble hélice - la revolución biotecnológica tendrá un impacto inmenso que sólo estamos empezando a sentir. En el libro y como divertimento, aunque no hay nadie que quiera hacerlo, muestro cómo podemos utilizar lo que sabemos sobre cómo la forma de nuestro cuerpo está planificada en los genes para imaginar cómo podríamos fabricar un gigante o un perro de tres cabezas. Por ejemplo, eso de un perro con tres cabezas puede parecer extraordinario, pero ahora sabemos que un gen llamado Cerverus - en recuerdo del clásico perro de tres cabezas que vigilaba la entrada del infierno - es el que dice: ¡construid la columna aquí! Cuando desconectamos ese gen aparece la cabeza, así que no tenemos más que desconectar tres veces este gen. Ya sé que es una simplificación excesiva; pero el hecho de que tengamos esos conocimientos formidables en campos que solían ser el dominio de la religión, que creíamos que eran completamente inaccesibles a la ciencia, me parece extraordinario. Y creo que la revolución biotecnológica va a influirnos, nos afectará enormemente durante los próximos 10 o 15 años.

EDUARD PUNSET:
Y el conservadurismo, la religión - como ha dicho Watson, el descubridor de la estructura del ADN - ¿va a obstruir, va a detener o decelerar el proceso?

ROGER HIGHFIELD:
Bueno, a mí me gusta la idea formulada creo que por Einstein de que “la ciencia y la religión eran ortogonales, que se prestaban la una a la otra los ángulos rectos”. Sus dominios son diferentes: de una es el dominio espiritual y de la otra el material. Y creo que es bastante posible - porque conozco a muchos científicos que lo hacen - trabajar en las teorías cosmológicas más arcanas, o en una teoría acerca del todo, y al mismo tiempo mantener profundas convicciones religiosas; y no encuentran que haya ninguna incoherencia en ello. Así que, aunque creo que las ciencias son la mejor forma de que disponemos de generar entendimiento acerca del universo, puede que haya límites con respecto a lo que la ciencia es capaz de hacer. Así que creo que siempre va a haber sitio para la magia en el universo.

EDUARD PUNSET:
¿Existieron los dragones? Y si existieron, ¿cómo hacían para escupir fuego?

ROGER HIGHFIELD:
Bueno, yo sí que creo que los dragones existieron, sin duda en la mente de los antiguos; y Adrian Meyer hizo una investigación muy interesante en EEUU ocupándose de las leyendas de los dragones y los grifos; y su conclusión, creo que muy convincente, es que estos mitos aparecen cuando los antiguos – los romanos o griegos o los que sean – hallan huesos y fósiles de dinosaurios, e intentan darles una explicación. Ellos no tenían ninguna idea del tiempo geológico, ni de que esas criaturas hubieran vivido hace decenas de millones de años, podía ser que hubieran muerto un día antes. Y en el caso del mito del grifo, esta bestia de cuatro patas con alas y un gran pico guardaba depósitos de oro en algún lugar cerca de Mongolia, en los desiertos, y resulta que en esa parte del mundo hay montones de fósiles de protoceratops. Podemos imaginarlo: buscaban oro en las arenas rojas del desierto azotadas por el viento, donde se encuentraban a estas criaturas de más de 8 píes de largo y con un gran pico.

EDUARD PUNSET:
Y podían pensar que habían muerto la noche antes.

ROGER HIGHFIELD:
Sin duda. Debían pensar que podían encontrarse con uno igual o con uno de sus parientes que quizá tenía su nido allí. Entonces uno tiende a racionalizarlo con el entendimiento de aquella época y así es como surgió la leyenda del grifo. Si se observa la parte dorsal de la criatura, los omoplatos, puedes imaginarte por qué la gente creía que las alas debían estar fijadas ahí. Y de manera similar pasó con los dragones. Si encontramos algún ciervo fósil -y si se observan los dragones chinos que a menudo tienen cornamenta -, me parece bastante plausible que los antiguos chinos encontraron a un ciervo fósil, que son criaturas bastante grandes, y pensaran que ésta podía ser una criatura en forma de dragón. Y lo mismo con el fuego, el ruido etc.: algunos han sugerido que si se había producido el impacto de un meteorito, o de un cometa con explosión, o una llama surcando el espacio, o lo que fuere, uno podía imaginarse que se trataba de uno de esos grandes animales lanzando fuego. De alguna forma se puede ver como todos los elementos de esos mitos proceden posiblemente de fenómenos del mundo real.

EDUARD PUNSET:
Sólo hay una cosa en la que no estoy de acuerdo en lo que explicas. Dices, citando a unos científicos, que los búhos no son buenos animales de compañía. Resulta que yo tuve un búho como animal de compañía durante muchos años. Y de hecho, si me preguntas qué fue lo más triste de mi infancia esto fue el día en que mi búho no volvió. Mi padre era un médico rural, y nos trasladábamos de un pueblo a otro, de manera que llevé conmigo a mi búho, y la primera noche que aterrizamos en el otro pueblo el búho se fue, como siempre, pero nunca volvió.

ROGER HIGHFIELD:
Creo que, como Harry Potter ha hecho tan populares a los búhos – él usaba búhos para llevar el correo y transportar paquetes – surgió la preocupación de que los niños de todos los lugares del mundo quisieran tener búhos como animales de compañía. Y de hecho tienes razón, creo que podrías tener a un búho pequeño, uno de los que se alimentan de ratones, los pequeños, los búhos pigmeos, o los búhos elfos que viven de insectos. Pero si nos fijamos en Lucy, que es uno de los personajes del libro que tiene un búho águila, estos tienen unas alas que se abren hasta unos 6 pies y se sabe que pueden levantar un perro del suelo. La idea de que un niño de 11 años pueda cuidar de un búho águila… bueno, pudiera acabar devorado por el búho.

EDUARD PUNSET:
Pero ¿es razonable que los búhos puedan llevar correo?

ROGER HIGHFIELD:
Bueno, me lo pasé muy bien estudiando esto y hay muchos experimentos interesantes que arrojan luz sobre los búhos. En primer lugar: ¿pueden recorrer volando largas distancias para entregar el correo? Y la respuesta es que existe un tipo de búhos en el Reino Unido que pueden volar y transportar algo desde, pongamos el Reino Unido hasta la Beaux Batons Academy, que es un lugar en Harry Potter; o sea que esto si que es muy posible, y lo harían muy bien por la noche puesto que muchos de ellos están dotados de visión nocturna.

EDUARD PUNSET:
Los mejores ¿no?

ROGER HIGHFIELD:
Sí, probablemente los mejores. Siempre me da miedo decir los mejores porque quién sabe si podemos encontrar un extraño insecto a lo que sea; pero sí, sus ojos están muy bien diseñados para apreciar cualquier partícula de luz. Algunos búhos tienen una capa extrareflectante detrás de los ojos para hacer que la luz vuelva a la parte sensible de la retina. Después habría que analizar su memoria: Eric Knudsen de la Universidad de Stanford ha realizado muchos estudios sobre este aspecto. Tienen buena memoria, y desde luego puedes enseñar trucos a un búho joven, etc. ¿Y la inteligencia del búho? Desgraciadamente no se han hecho muchos estudios sobre su inteligencia, pero nos pueden ayudar los trabajos realizados en otros animales como los córvidos, los loros o los cuervos.

EDUARD PUNSET:
Los cuervos de Nueva Caledonia.

ROGER HIGHFIELD:
Son increíbles, pueden construir herramientas y hacerlas evolucionar. De manera que si lo consideramos todo en conjunto: la distancia que pueden viajar, la memoria, y esperemos que algunos de ellos tengan la capacidad intelectual del cuervo de Nueva Caledonia, entonces podría ser que tuviéramos un servicio postal de búhos, que probablemente sería mejor que el servicio postal británico. No sé si sería mejor que el sistema postal español.

EDUARD PUNSET:
Personalmente lo que más me gusta de los búhos es que vuelan tan suavemente que casi no los notamos. ¿Cómo lo hacen? Ojalá los humanos se movieran de la misma manera que los búhos.

ROGER HIGHFIELD:
Creo recordar que la disposición de las plumas es tal que pueden volar de una manera increíblemente silenciosa. Y de hecho, y es algo interesante, en nuestra sociedad los asociamos con la sabiduría, como lo hacían en la Grecia antigua; pero en el Reino Unido, sin duda en la época de Shakespeare se creía que los búhos eran más bien terroríficos y siniestros. Creo que todo se debe al hecho de que son animales nocturnos, eran muy silenciosos, se movían y tenían estos grandes ojos que parecía que lo supieran todo. Y creo que como consecuencia de esto muchas sociedades los han encontrado bastante siniestros.



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