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LEYENDAS: MITOLOGIA D€ CANTABRIA
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Réponse  Message 1 de 1 de ce thème 
De: ESKARLATA  (message original) Envoyé: 25/06/2009 14:16
Los duendes

 

El Trastolillo

El Tratolillo s el más conocido de entre todos los duendes que habitan las casas de Cantabria, aunque en algunos lugares se le conoce como Trasgu.

Es un duende juguetón y atolondrado que constantemente está riéndose. Es pequeño y más negro que el hollín, con el pelo largo y del mismo color. Tiene carita de pícaro y unos ojillos muy verdes, colmillos retorcidos, dos incipientes cuernecitos y un rabillo que casi ni le distingue. Viste una especie de túnica roja que se hace de cortezas de árbol cosidas con hiedra, se cubre la cabeza con un gorrito blanco y se apoya en un bastoncillo de madera.

Todas las cosas que suceden dentro de la casa y que son inexplicables tienen por autor al Trastolillo. Como la gente sabe que son cosas del duende, ni se sorprenden ni se asustan. s muy parecido al Trastolillo, pues es pequeñuco, tiene la cara muy negra y los ojos verdes, y no se queda atrás en lo de picaruelo y bribón, pero el Trenti, en cambio, no entra en las casas, pues es un duende del bosque. Por eso, para pasar desapercibido entre la vegetación, lleva por vestido una túnica de hojas de castaño y musgo que se confunde de maravilla con el entorno. Se alimenta de maíz y bebe leche, pero no agua, que es veneno para él. En el verano duerme entre la maleza, al pie de los árboles y en el invierno se refugia en las hondonadas.



El Trenti

 

El Trenti

Su entretenimiento favorito es tomar el pelo a los Montañeses que aciertan a cruzársele por los montes de Cantabria. ste es un enanito que a diferencia de los dos anteriores, no se dedica a fastidiar con sus bromas a las gentes de Cantabria. La gente lo llama "buscador milagroso" o "duende de las cosas perdidas", puesto que cuando algún cántabro pierde algo, lanza una invocación como esta al duende zahorí para que éste le encuentre lo que ha extraviado:

 

El duende Zahorí

 

El duende zahorí


Duende, duende, duendecito,
una cosa yo perdí;
duende, duende, duendecito,
compadécete de mí.
Si la persona que lo invoca es buena, el duende zahorí llega rápidamente y escucha con atención la descripción del objeto perdido y hace una indicación al que lo invocó para que le siga. Da muchos rodeos antes de dirigirse al lugar donde está el objeto y si ve que la persona empieza a impacientarse y a dudar de él desaparece de repente y luego, ya solo, recupera el objeto y se lo regala a algún necesitado.


Es un duende pequeñín y morenuco, de cara redonda, nariz larga y afilada, ojos negros y grandes y pelo rubio. Su voz es ronca, como si estuviera enfadado, pero en realidad es muy alegre y su risa es larga y burlona. Se viste con una zamarra roja y siempre anda corriendo de un lado a otro.

Trasgus
 

Son duendecillos que habitan bosques y que se dedican a hacer trastadas y burlas a los humanos, sobre todo a sarrujanes y mozas. Son muy pequeños, con cara negra y ojos verdes, pícaroros y burlones.... y, como han de pasar desapercibidos sus ropajes son tunicas de hojas de castaño y verde musgo.
Quien oye su voz burlona y cínica cuando bajan de los montes siempre ha de acabar sufriendo travesuras tales como que le escondan la leche, el quesu y otros alimentos mientras estos se rien de los esfuerzos por encontrar las cosas donde las puso.

La monuca

La monuca

l01.jpg (5746 bytes)a monuca es un animal que sólo se conoce en Cantabria. Es parecido a la garduña, pero con la piel de varios colores, la cabeza blanca como la oveja, el cuerpo rojo, azul y negro y el rabo morado. Es hija de un gato montés y una garduña.

Es un animal fiero y desagradecido, pues nada más nacer abandona la madriguera y tiempo más tarde vuelve a ella para matar a la garduña, su madre, pero esto hará que sea perseguida por el gato montés, hasta que la encuentre y la mate a ella.

El basilisco

El basilisco

e01.jpg (5989 bytes)s un animal verdaderamente extraño en forma de reptil, pero con patas, pico y cresta de gallo, que mata con la mirada.

Las condiciones que tienen que darse para que nazca un basilisco son muy especiales. El basilisco nace de un huevo que pone un gallo una noche de luna llena, exactamente a media noche. Si se dan estas premisas, al día siguiente encontraremos un huevo blanco y esférico.

Este ser no abulta más de un palmo y en los ojos tiene un fuego que fulmina a cualquier animal o persona. Sólo hay dos medios para matar a un basilisco: el canto del gallo, que lo ahoga en cuanto lo oye y un espejo, para que al verse en él reflejado, su propia mirada lo mate.

Por temor al basilisco muchos viajeros que atraviesan las montañas de Cantabria van acompañados de un gallo, para poder enfrentarse a él y salir bien parados.

 

El cuegle

e01.jpg (5989 bytes)l cuegle es un bicho rarísimo. Tiene cuerpo de animal pero anda erguido. La sangre la tiene blanquecina, la cabeza grande con un cuerno y los cabellos ásperos como matorrales. La cara es de hombre, aunque negra, con tres ojos, uno azul, otro verde y otro rojizo, y la barba larga. Tiene tres brazos y manos enormes como mazos, pues carece de dedos, y unas piernas robustas llenas de cicatrices y arañazos de los espinos. En el brazo derecho tiene unas manchas verdes y en el cuello como un collar rojo que de noche parece de fuego. Se viste con las pieles de los animales que mata. Es muy voraz, tiene en las fauces cinco filas de dientes afilados como los de los lobos y en el abdomen cinco estómagos.

Cuando son pequeños sus madres los alimentan con hojas de roblecillo y de acebo, pero pronto se aficionan a la carne y comen todo tipo de animales. Los que más les gustan son las garduñas y los zorros. Cuando en el invierno no pueden salir de sus guaridas a causa de la nieve, sólo pueden comer las orugas y los gusanos que encuentran escarbando en la tierra con el cuerno.

También comen niños pequeños, a los que roban con cuna y todo. Para evitarlo, las madres que lo saben ponen en ella una ramita de acebo o roblecillo y, al llegar el cuegle y olerlo, se le ponen los pelos de punta y siente tales náuseas que tiene que salir corriendo, pues no puede soportar el olor de las hojas con que le cebaron de pequeño.

 

En el Monte

 

El Musgoso

El Musgoso adie le ha oído nunca hablar, pero en los montes de Cantabria todo el mundo le respeta y le conoce y muchos son los pastores que le deben incluso la vida. El Musgoso sólo vive para hacer bien en el monte, para avisar de los peligros de la Naturaleza, del Ojáncano y de otros seres malignos.

Es un hombre alto y delgado, de cara pálida, ojos pequeños y hundidos y barba negra muy larga. Viste una zamarra de musgo seco y sandalias de piel de lobo y en el zurrón lleva siempre una flauta de una madera desconocida.

Siempre está caminando, muy lentamente, como si estuviera cansado, pero nunca se detiene.

A veces toca la flauta y, sin dejar de andar, interpreta dulces y a la vez tristes melodías que son inconfundibles, pero nunca por la noche, ya que por la noche silba. El sonido de la flauta del Musgoso hace que los pastores se protejan del temporal que llega, guardando sus rebaños y buscando refugio.

Otras veces lo que alerta a los pastores no es ni su silbido ni el sonido de su flauta, sino unos ruidos característicos como de una rama que se desgaja o una piedra que rueda monte abajo. Esto hace que los pastores estén muy atentos, pues es señal de que algún peligro les aguarda.

 

El Arquetu

s un viejo de larga melena bermeja con un hábito blanco salpicado de pintas moradas. En la frente tiene una cruz verde rodeada de llaves y candados pintados. Camina muy despacio y nadie sabe de dónde viene ni adónde va.

El arquetu

Le enfada sobremanera que los hombres malgasten su dinero en juergas y vicios. Cuando algún desgraciado pierde sus bienes de ese modo y se refugia en el monte, el Arquetu se compadece de él y, abriendo la arquita que lleva consigo, le da unas onzas de oro para que las invierta en su trabajo y las haga fructificar. Pero si el derrochador toma las monedas y se las gasta en sus vicios, el Arquetu le condena a pasar el resto de sus días pidiendo limosna por los caminos.

 

Las mozas del agua

Las mozas del agua

on unas muchachitas que viven en suntuosos palacios en algunas fuentes y ríos de Cantabria. Por su hermosura y riquezas se parece a las Anjanas, pero las mozas del agua no tienen tantos poderes, pero son riquísimas.
Son muy pequeñitas y se cubren con capitas de hilo de oro y plata. Tienen rubias las pestañas, las cejas y el pelo, que recogen en largas trenzas. En la mano derecha llevan unos anillos blancos y en la muñeca izquierda un brazalete de oro con franjas negras.

Los días de sol salen del agua y extienden sobre la hierba para que se sequen unas madejillas de hilo de oro que han hilado durante toda la noche en sus palacios. Pues las mozas del agua nunca duermen. Mientras las madejillas se secan, se cogen de la mano, y en corros cantan y bailan llenas de alegría.

Mientras van bailando, brotan de cada pisada unas florecillas que flotan en el aire como la espuma. Se dice que si alguien consigue coger una antes de que se deshaga, será feliz toda la vida.

Cuando las madejas están secas, las recogen y se disponen a volver a sus palacios sumergidos, pero a veces, hay algún joven que coge un cabo suelto de una de esas madejas. Entonces las mozas del agua tiran todas juntas de la madeja y arrastran al muchacho al agua, pero éste no se ahoga, sino que ellas le llevan a su palacio y allí tiene derecho a elegir a las más bella y casarse con ella. Ahora ya pertenece al reino de las aguas y no volverá a tierra más que una vez, el día más largo del año. Sale de las aguas con su esposa y con ella recorre los senderos de los bosques, dejando junto a un árbol o encima de una roca un anillo, un broche o un collar.

Estas joyas son invisibles para todos, excepto para las doncellas virtuosas, de modo que éstas enseguida ven las joyas y las guardan durante toda su vida, pues son una especie de talismán que les confiere la cualidad de curar cualquier enfermedad con el agua de un río o de una fuente.

La mayor parte de las curanderas que quedan en Cantabria deben sus dones a una de estas joyas que encontraron de jovencitas.

 

La Guajona

veces los niños y jóvenes cántabros tienen un color pálido, como si algo les hubiese sentado mal o como si estuviesen enfermos, pero no es ninguna enfermedad la que causa sus males, es la Guajona que en algunos sitios llaman Lamia.

La Guajona

Es una vieja delgada y siniestra, tapada de la cabeza a los pies por un manto negro. Lo único que muestra son las manos, renegridas y sarmentosas, lo pies, que en realidad son patas de ave, y la cara, una cara amarilla, rugosa, consumida, sembrada de pelos y verrugas, con unos ojos diminutos, brillantes como estrellas, nariz aguileña y labios delgados y descoloridos, y en la boca, un único diente, negro y enorme como un puñal, pues le llega hasta debajo de la barbilla.

La Guajona no vive de día y nadie sabe donde se mete, aunque algunos creen que se esconde bajo tierra. Cuando llega la noche, sale confundiéndose entre las sombras. Entra en las casas sin hacer ruido, se acerca a los niños y jóvenes sanos cuando están durmiendo y les clava ese diente largo y afilado, les bebe la sangre y los deja descoloridos.

veces los niños y jóvenes cántabros tienen un color pálido, como si algo les hubiese sentado mal o como si estuviesen enfermos, pero no es ninguna enfermedad la que causa sus males, es la Guajona que en algunos sitios llaman Lamia.

La Guajona

Es una vieja delgada y siniestra, tapada de la cabeza a los pies por un manto negro. Lo único que muestra son las manos, renegridas y sarmentosas, lo pies, que en realidad son patas de ave, y la cara, una cara amarilla, rugosa, consumida, sembrada de pelos y verrugas, con unos ojos diminutos, brillantes como estrellas, nariz aguileña y labios delgados y descoloridos, y en la boca, un único diente, negro y enorme como un puñal, pues le llega hasta debajo de la barbilla.

La Guajona no vive de día y nadie sabe donde se mete, aunque algunos creen que se esconde bajo tierra. Cuando llega la noche, sale confundiéndose entre las sombras. Entra en las casas sin hacer ruido, se acerca a los niños y jóvenes sanos cuando están durmiendo y les clava ese diente largo y afilado, les bebe la sangre y los deja descoloridos.

Las Mozas del Agua:

Habitan en los manantiales y remansos de los ríos. Son pequeñísimas y lucen una estrella sobre la frente... Descalzas, con capas de plata, cada alborada, salen a tender las madejas de oro que hilan por la noche... Si algún mozo logra coger una hebra de las madejas, las mozas tiran del hilo, arrastrando al muchacho a sus palacios subterráneos, llenos de riquezas, para casarlo con la más guapa de todas...

Les encanta bailar y cantar llenas de alegría... Según bailan, brotan en cada pisada... unas florecillas amarillas y rojas de vida muy efímera... ya que se deshacen en el aire como las espuma... Se dice que si alguien consigue coger una de estas flores antes de que se deshaga, será feliz y rico toda la vida... pero... todavía no se conoce a nadie que haya logrado tal dicha.

 

Los Cuines de Silio:

Los Cuines de Silio.

Enanos también dichos "Familiares" que actúan por parejas haciendo el bien... especialmente a los niños... a quienes divierten con sus piruetas, muecas y gracioso gañir de cerditos recién nacidos... Visten una capucha encarnada y botines como la nieve...

Se sabe de "Familiares" que solo se muestran a los inocentes...

Las brujas

Todos los Sábados las brujas de Cantabria... tras churrar (uuuyyyy!)... en las cenizas del hogar y al grito de...   "¡Sin Dios y sin Santa María, por la chimenea arriba!"... parten volando en escobas o transformadas en cárabos... rumbo a Cernégula... pueblo de Burgos donde celebran sus reuniones brujeriles alrededor de un espino... para... luego del bailoteo, chapuzarse en una charca de agua helada... Otras más correntonas... amanecen en Sevilla al pie de la Torre del Oro.

Bailoteo.

 

 

La viejuca de Vispieres.

 

La "viejuca" de Vispieres:

 

Bruja inofensiva... encorvada y descolorida... que recorre los prados las noches de luna llena... apoyándose en un cayado de oro con regatón de plata que siempre está limpio aunque toque pozas y barros...

Gasta una capa de color encarnado intenso y corizas de piel de comadreja...

Eternamente solitaria, se hace invisible cuando algún curioso la sorprende en sus paseos nocturnos...

 

Las Brujas de Ongayo:

Las brujas de Ongayo.

Se dice que en una gruta cercana a Suances... junto a una bolera de oro soterrada... Allí, las brujas celebran su aquelarre... o parten en humeante enjambre hacia Cernégula... lo que explica el cantar:

"De la cueva de Ongayo salió una bruja con la greña caída y otra "brujuca". 

Se dice que en una gruta cercana a Suances... junto a una bolera de oro soterrada... Allí, las brujas celebran su aquelarre... o parten en humeante enjambre hacia Cernégula... lo que explica el cantar:

"De la cueva de Ongayo salió una bruja con la greña caída y otra "brujuca". 

Al llegar a Cernégula  ¡válgame el cielo!  un diablo cornudo bailó con ellas.                                              Por el Redentor, por Santa María, con el rabo ndo                                 ¡cómo bailarían...!"

 

El Ramidreju:

El Ramidreju.

Animal que nace cada cien años de las comadrejas a de las rámilas... Es muy delgado y muy largo... con piel negra rayada de verde... ojos amarillos y un morro de jabalí... que le sirve para excavar agujeros profundísimos bajo tierra... agujeros semejantes a los topos... Dicen que su piel cura todas las enfermedades... y que sirve, también, para encontrar tesoros ocultos...

Los Mengues:

Los Mengues.

 

Gusanos malignos que se cogen bajo los helechos en lo alto del monte... a media noche con Luna llena... Metidos en un alfiletero otorgan poderes extraordinarios... pero es preciso darles dos libras de carne al día pues si no se comen a su dueño... Sólo quien lleve en una bolsita "el rézpede de coliebra" se verá libre de la magia infernal y de la fuerza hipnótica de los Mengues

 

 

El solsticio de verano fue día de celebración desde los primeros tiempos de la humanidad que veneraba las fuerzas sobrenaturales con el fuego,símbolo de vida

 Las estelas cántabras con sus motivos solares son testimonio de las creencias de sus antiguos pobladores y de sus ceremonias con fuego, purificadoras y propiciatorias de la cosecha venidera, perviven en realidades todavía actuales. Los celtas celebraban el solsticio de verano festejando a Yun, padre de los dioses, al que cantaban himnos y consagraban el muérdago y la verbena. Los antiguos cántabros, muy cercanos a los celtas en tradición y descendencia, realizaban fiestas paganas semejantes que fueron absorbidas con la proscripción del paganismo por la fiesta de Juan Bautista, unos días después del solsticio de verano... tal vez, por razones meramente homofónicas (Yun... Juan)

En Cantabria las hogueras de la noche de San Juan perpetúan la antigua tradición purificadora y propiciatoria. Esta noche de misterio, de hechizos y de ritos sagrados, la conocida como noche de brujas (aiss que mieduco) aparecen los "caballucos del diablo".

Los "caballucos" del diablo son siete y parecen libélulas gigantescas (algo asi como las moscas gigantes que viven en los rios), pues tienen alas larguísimas y transparentes parecidas a las de dicho insecto, con las que vuelan velozmente por el cielo nocturno (fiuuummm fiummm). Van todos juntos y los cabalgan siete demonios. Sus ojos relumbran como chispas,resoplan por la nariz con la fuerza del huracán,  arrojan inmensas llamaradas por la boca dejando en el aire una irrespirable estela de azufre,  llevan en las patas unos fuertes espolones y  cuando huellan el suelo con los cascos  dejan en el suelo unas marcas indelebles aunque sea en la roca como las que todavía pueden verse en muchos parajes de la Montaña

Cada uno es de un color del arco iris (vaya, habran salido del armario?) y el rojo que va en el medio  es el más corpulento y el jefe. En realidad, son las almas de siete hombre malvados. Nos hallamos ante el mal supremo, el del infierno. Estos jinetes son emisarios que el diablo arroja sobre las tierras cántabras la noche de fuego para sembrar el terror con sus tropelías en el mejor momento del año.

Ni siquiera las Anjanas tienen poder ante sus galopadas y la única manera de estar a salvo de los "caballucos" del diablo es hacer siete cruces en el aire antes de que se acerquen pero como son tan veloces, en ocasiones, no da tiempo por lo que la gente recurre a otro procedimiento que también los ahuyenta y que consiste en llevar encima una ramita de verbena, la hierba sagrada que ahuyenta todo mal (hierbaaa buenaaa) y que hay que haber cogido del campo la madrugada de la noche de San Juan del año anterior.

Cuando al cabo de una noche de ininterrumpidas tropelías corriendo y volando por campos caminos y aldeas, el amanecer les encuentra agotados y sudoroso, los "caballucos" del diablo desaparecen hasta el año siguiente a través de cuevas llenas de cuajarones de sangre. Al retirarse piafando y resollando dejan caer de sus fauces una babilla, que al enfriarse en el suelo, se convierte en barritas de oro. En Cantabria, todo el mundo sabe que quien recoge estas varitas va irremisiblemente al infierno. pero hay muchos ambiciosos incrédulos que no hacen caso a tal admonición y antes de que amanezca ya andan con farolas buscándolas entre la hierba. Cuando vuelven de su afanosa búsqueda se esconden entre los árboles para no ser vistos por los grupos de mozas y mozos que salen al campo saltando y cantando:

"A quien coja la verbena  la mañana de San Juan  no le dañarán culebras  ni "caballucos" del mal."

 El Ramidreju

Animal que nace cada cien años de las comadrejas a de las rámilas. Es muy delgado y muy largo  con piel negra rayada de verde, ojos amarillos y un morro de jabalí  que le sirve para excavar agujeros profundísimos bajo tierra, agujeros semejantes a los topos. Dicen que su piel cura todas las enfermedades y que sirve, también, para encontrar tesoros ocultos...

 Los Mengues

Gusanos malignos que se cogen bajo los helechos en lo alto del monte a media noche con Luna llena (sino no vale, mira k son especiales stos bichos). Metidos en un alfiletero otorgan poderes extraordinarios pero es preciso darles dos libras de carne al día pues si no se comen a su dueño (eso se llama tener saque y lo demas son cuentos). Sólo quien lleve en una bolsita "el rézpede de coliebra" se verá libre de la magia infernal y de la fuerza hipnótica de los Mengues.



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