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MEDITATION: LA ENVIDIA
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De: ESKARLATA  (Missatge original) Enviat: 13/11/2009 11:25
LA ENVIDIA
 
 
 
Le preguntan a un ser evolucionado:
 
¿Què es la envidia, maestro?
La envidia es un sentimiento destructor, perverso.
 
¿En que consiste realmente, Señor?
Es un movimiento del alma que envenena la sangre y corrompe todo cuanto de bueno puede haber en el ser. Es realmente desvastador.
 
¿Que hay en la base de la envidia, Maestro?
Los cimientos son la pereza, la cobardía y la inercia. Las paredes del edificio son el desamor, la hipocresía, la falta de confianza en sí mismo y la amargura. El remate del edificio es la cúpula de la ira. La envidia es un largo proceso.
 
¿Como se da, Señor?
 
El envidioso se entera de un beneficio obtenido por un hermano; éste no es necesariamente más dotado que aquél, ni más merecedor. Pero posee el impulso que lo lleva a actuar, la perseverancia para continuar y el coraje para comprometerse; ésa es la base. Es lo que el envidioso habría necesitado para lograr lo mismo, es lo que sabe que le falta y no le perdona al otro que posea.
Luego el hermano envidiado construye su edificio sobre algo de amor a sí mismo, lo cual le da confianza es su propia conducta, es veraz y aceptablemente optimista. Culmina su edificio con benevolencia. Lo que se aloja en su edificio es la generosidad. En el edificio del envidioso se aloja el egoismo. El envidioso es un profundo egoísta, pero de la peor especie.
 
¿Porque de la peor especie, Maestro?
 
Porque el envidioso no quiere poseer el beneficio que logró su hermano, el envidioso desea que su hermano no lo tenga más, que lo pierda o que le sea arrebatado.
El egoísta simple,  quiere que no tengas lo de él, o quiere poseer lo tuyo; el envidioso QUIERE QUE TU  PIERDAS LO QUE TIENES aunque él mismo no lo consiga nunca. ¿Lo ves? Por eso la envidia es un sentimiento tan lesivo, sólo busca desabastecer.
 
El envidioso  no sufre por no tener, sufre PORQUE TU TIENES. Por eso no se puede calmar con ninguna dádiva, EL NO QUIERE LO TUYO, QUIERE QUE TU LO PIERDAS Y SUFRAS POR ELLO. De ahí que un envidioso bien calzado pueda envidiar tus zapatillas baratas. No tiene explicación racional.
 
El envidioso envidia no el bien obtenido por otro, sino la cualidad del espíritu del otro que le permitió lograrlo. Por eso al envidioso no lo contentaría que el otro le cediera su bien. Por eso el envidioso tiende a ser un calumniador: ataca el valor moral del otro, eso que no posee ni poseerá nunca y cuya falta siente como una herida siempre abierta.
 
¿Sobre qué base hay que trabajar para desterrar la envidia, Maestro?
 
Sobre LA VERDAD Y LA ENTREGA.
 
El veneno de la envidia es un ácido corrosivo y el envidioso sufre, sufre realmente. No es un padecimiento enaltecedor ni que mueva a la compasión o a la ayuda, pero no por eso el pobre sujeto deja de dolerse. Pero es un dolor que lo justifica ante sí mismo, extrae una rara satisfacción del hecho de imaginar al ser que envidia debatiéndose en la mayor desgracia, aunque en el fondo el envidioso se desprecia por ésto.
 
El cambio puede darse a través de la VERDAD Y LA ENTREGA. Hay seres que han advertido la envidia en algún momento de sus vidas y han podido desterrarla por completo, obteniendo una moralidad admirable. Nada hay imposible para Dios. 
 
Texto del Sai Baba del libro: "Swami, Un Camino De Amor".


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