"Como “desjubilados” tenemos la enorme posibilidad de seguir siendo felices, aprovechando la oportunidad que nos da la vida de reempezar, de cambiar, tomar un nuevo aire y con él, un sin fin de actividades que nos puede proporcionar…
 
Podemos observar y admirar la belleza en este momento, lo cual nos nutre e invita a soñar… Esa condición de ser algo soñador que jamás debe marcharse de cada individuo.
 
Podemos quedarnos, "a veces", sin hacer algo, dándole valor a ese tiempo, porque son momentos con nosotros (as) mismos (as), en los cuales podemos hacer: reflexiones, relax, meditación, etc.
 
Seguir creciendo en ESPIRITUALIDAD, reapreciar la belleza y tener  aceptación y darle importancia a la madurez.
 
Es el momento de no ponernos ni aceptar ataduras ni imposiciones de tiempo y darnos los gustos y satisfacciones que queramos.
 
Hemos de ser personas que sirvamos de vehículo transmisor de alegría y esperanza...
 
Podemos cultivar la amplitud, el desprendimiento, la bondad en nuestra forma de vivir y de actuar con los demás.
 
Podemos ser útiles a nuestro prójimo de mil maneras que escojamos...
 
Podemos también expresar nuestra sensibilidad ante la vida, las cosas,  la naturaleza…
 
Vivir el aquí y el ahora, disfrutar cada hora, cada día, como si fuera el último...
 
Mantener siempre una “llamita” encendida, ese deseo de vivir, al ser querido y tomado en cuenta,  y al amar y valorar a nuestros familiares y amigos.
 
Hacer actividades que consideremos positivas nos traerá contentamiento interior, sintiendo que seguimos siendo útiles…
 
Decirle SÍ a la vida, es tener disposición de vivirla intensamente, ser asertivo realmente y decir no, cuando debamos decir no.
 
La naturaleza con su gran poder y belleza, va a ser una gran aliada en esta etapa de la vida… Ser feliz depende de cada uno, de nuestras actitudes, satisfacciones y paz interna.
 
“La juventud sin duda tiene que irse, pero el alma crece mientras necesariamente el tiempo deja sus huellas en el cuerpo”.