ATARDECER DEL SABADO
Ha llovido en mis manos, áspero sol, tu lenta quemadura, tu fuego repetido.Ahora son más altas las montañas azules,más altas
y se alejan en perfiles de cristal y de humo. Los rumores del día se pierden en la tarde. La noche será larga.A la orilla del sueño veré pasar las horas,silenciosas y cálidas. Mañana vendrán a saludarme los ladridos alegres de mi perro. Le diré que se calle,que es domingo. No hay que ir al trabajo ni al colegio. Despertará la niña cantando.
Nos iremos los tres. Hoy es domingo y sale la familia de paseo. y se me habrá olvidado por la noche la tristeza.
Maruja Vieira
Un gris limpio,monótono,inasible,
en este día de lluvia y cielo enfermo,
el corazón del agua está soñando
con bandadas de pájaros de vidrio,
y en la rama otoñal,junta la ausencia,
luces mojadas,y voces de aluminio. Hay como un gato gris
rondando en torno,así de blando,
así de ojo amarillo. Es casi tarde,mi niñez descalza,
viene a buscarme por un largo río,
bajo un mar vertical deshilachado, y un silencio de océano dormido. Salgo a su encuentro,quedo de su mano,
me desnudo en su piel,líquida cuna,
vuelvo a mi antiguo manantial,deshago,
gota a gota,pausada,mansa,muerta. Bajo un llanto de techos castigados,
somnolientos,reencarno,soy de lluvia.
Matilde Alba Swann
VANA HISTORIA
Si no recuerdo mal, todo cabía entre los horizontes de un pañuelo. Entonces figuraba el mediodía un sol con ojos en mitad del cielo.
Y gracias a una tierna hechicería la noche prodigaba su consuelo con tanta caridad que uno veía las estrellas tiradas en el suelo.
Pero hoy el agua no lo dice. Es cierto: ya no se pone un corazón dorado ni roba añiles a la golondrina.
Porque el mundo hechizado está desierto. Qué dolor, sobre él se ha desatado el Miedo con sus trapos de neblina.
Maria Elena Walsh
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