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“A veces una caricia en la distancia…
puede provocar que tu alma
se empape, aun sin tocar tu piel…”
(Amante de las Letras).
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Desde nuestra primera charla,
Se despertó mi adicción por ti,
Algo creció en mi interior…
No sé cómo llamarlo…
Tentación, apetito,
Pero algo surgió en lo más profundo de mi ser,
Y tú eres el causante de todo esto que siento.
Pasaron dos años y sigo igual,
Las mismas ganas,
El mismo deseo,
Este fuego que me quema por dentro,
Esta sed que no ha sido saciada,
Esta pasión que no se ha sido quemada,
Y este apetito por probar de tu boca en esta noche.
Quisiera tenerte entre mis brazos,
Con tu cuerpo pegado al mío,
Sintiendo tu calor,
Sintiendo tus ansias,
Sintiendo cómo tu cuerpo reacciona,
Y como me provocas pequeños gemidos
que escapan de mi pecho.
Dos años…
Y no es suficiente para apagar este fuego,
Quise hacerlo en otros labios…
Pero estabas presente…
Quise sentir otras caricias…
Pero mi piel no reaccionaba,
Y entregarme era imposible,
Porque si con un simple beso no me movía nada,
Mucho menos un cuerpo desnudo lo haría.
Pero contigo…
Sin hacer tanto…
Tan solo escucharte,
Tan solo sentirte con cerrar los ojos,
Provocabas que mis labios se mojaran,
Que mi pecho se agitara,
Y me pusiera inquieta,
Tanto que mis gemidos hacían
eco en la noche más oscura.
Pero la distancia lo impide,
Para sentirte…
Para besarte,
Para sentir tus manos en mi cuerpo,
Para sentir tu boca en mis pechos,
Para sentir tu virilidad descubriendo mi cueva.
Así que te guardo en el alma para toda la vida,
Este sentimiento que solo es tuyo,
Y que nadie tendrá acceso a él…
Solo mis ansias cuando se acumulan,
Y no hay formas de apagarlas.
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El Eterno Enamorado.
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