Tres ejemplos de la vida real, demuestran que hay ayudas que perjudican.
Ayudar verdaderamente no es nada más que
 dar a otros lo que nosotros decidimos que les falta;
 ni siquiera es donar lo que nos sobra; mucho menos, repetir automáticamente un proceso sin pensar si será útil,
 indiferente o perjudicial.
Se preguntará por qué digo que hay ayuda que perjudica...
Le pondré tres ejemplos tomados de la vida real.
-Después de ver en los periódicos la noticia
 de la desnutrición infantil en una zona de África, 
un grupo de empresarios europeos vinculados
 al negocio de los lácteos, reunió 2 toneladas
 de leche en polvo y fletó un avión 
para llevar su carga generosa y desinteresada. 
A los pocos meses los datos que llegaban
 a las Naciones Unidas mostraron un aumento
 en la mortalidad infantil en esa zona del mundo.
 ¿Qué había pasado? 
Nadie había pensado en que la leche en polvo 
aumentaría el consumo de agua, 
y dado que el agua de la zona no era potable, 
la leche motivó que miles de niños se enfermaran 
y murieran por infecciones intestinales.
-En un país latinoamericano, no demasiado distante del nuestro,
 un grupo de especialistas en problemas sociales 
diagnosticó sin esfuerzo que el nivel de hacinamiento 
en el que se vive en las villas de emergencia 
tenía relación directa con la superpoblación,
 y ésta con la falta de todo tipo de control de natalidad. 
Los profesionales, asistentes sociales, 
médicos y personal del gobierno de la ciudad
 acordaron hacer una importante inversión
 para importar aerosoles espermaticidas
 para ser usados en contracepción.
Supuestamente la ventaja del método estribaba 
en que el líquido impedía la concepción 
antes de la fecundación (es decir, no era un método abortivo) 
y era de fácil distribución y sin riesgos secundarios. 
El método era muy sencillo: 
las mujeres debían agitar el aerosol 
hasta conseguir la presión necesaria del vaporizador 
y luego humedecer el interior de la vagina 
con el líquido unos minutos antes de tener relaciones sexuales. 
Para estar seguro de que la presión necesaria 
para la activación del líquido había llegado, 
a los 90 segundos de agitarse el aerosol
 sonaba una chicharra que advertía que todo estaba listo.
 Una semana después de repartido se confirmó 
que el sistema había fracasado: 
los aerosoles aparecían en los basureros
 y las mujeres se quejaban de ellos. 
¿Qué había pasado? 
Viviendo la pareja en un pequeño cuartucho, 
durmiendo con sus hijos (3 o 4) a pocos centímetros
 de su cama, la chicharra que parcaba la optimización del aerosol despertaba a los demás niños 
y el encuentro sexual era imposible.
-Los padres de él y los padres de ella, 
hombres y mujeres de trabajo,
 orgullosos de sus hijos y deseosos de ayudar,
 deciden hacer un gran esfuerzo 
para alivianar el peso de los primeros tiempos
 de convivencia de sus hijos, que están por casarse.
 Utilizando la gran parte de los ahorros de toda la vida,
 le regalan a la pareja un lujoso departamento y un auto precioso.
 El es médico residente y gana cada mes 1.500 pesos, 
ella es maestra jardinera y por suerte 
tiene un excelente trabajo dónde gana otro tanto.
 El problema planteado e impensado 
es que la suma de expensas, seguros e impuestos
 para poder mantener los regalos 
es de 3.200 pesos mensuales.
Ayudar es ayudar inteligentemente, 
útilmente, pensando auténticamente 
en la necesidad del otro. 
Ayudar es organizar la ayuda y elegir la conducta. 
 
Ayudar es hacer el seguimiento necesario 
de la ayuda para asegurarse que 
llegó a destino y cumplió su función.
Cuenta Luis Landriscina que un político
 que buscaba su elección como gobernador
 de una zona muy pobre del interior, 
recorre los pueblos buscando contacto con la gente. 
En una pequeña plaza una tarde 
pregunta a la gente cuáles son sus necesidades, 
y promete tratar de resolverlas si es el elegido. 
La comunidad corea: "Queremos un buzón". 
El político se emociona por la humildad del pedido 
y se compromete a resolver el problema del pueblo si es electo.
Cuenta la leyenda que no por eso -pero también por eso-
 el hombre gana las elecciones y fiel a su promesa
 firma como uno de los primeros actos de gobierno 
el emplazamiento de un buzón en el pueblo del que hablamos.
Años después, el político vuelve al pueblo. 
Se encuentra en campaña para la reelección.
 Una vez más pregunta por las necesidades de la gente 
y otra vez la gente corea: 
"Queremos un buzón!"
El hombre, sorprendido, les dice que el buzón
 que pidieron hace años fue su primer preocupación 
al ser electo y que ya está instalado.
La gente contesta:
 "Ya sabemos, pero ése... ya está lleno!".