Canelo es un perro callejero - Amigosdeaquiydeallacompartiendo

Canelo es un perro callejero

José Salguero Duarte
Jueves 13 enero 2011

http://josesalguerod.blogspot.com/
http://salgueroduarte.artelista.com/

El diccionario de la Real Academia de la Legua Española, sobre la palabra canelo dice entre otras definiciones la siguiente: “Dicho especialmente de los perros o caballos del color de la canela".

A Canelo lo llamé así desde el primer día que lo conocí. Porque es de color uniforme sin muchas manchas naturales, aunque en su cuerpo y entrañas si lleva otras muchas peores.

Porque, al ser un perro que vagabundea por ciertas zonas de Algeciras. Tiene que pagar en esta salvaje sociedad un alto peaje, soportando toda clase de vejaciones, siendo rechazado de los lugares donde se presenta deambulando.

La primera vez que tuve conocimiento de su existencia, fue hace unos cinco años aproximadamente. Cuando al alba de una mañana me encontraba con mi perro de la raza Yorkshire Terrier q.e.p.d., por las inmediaciones del centro de salud de la zona Norte de Algeciras.

Uno de esos días, apareció Canelo lustroso y reluciente procedente de las inmediaciones del referido centro de salud. Provocando que el chulerías de mi perro cruzara la carretera peligrosamente para ir a su encuentro, estando a punto de ser atropellado por el camuflado de unos búhos a lo colombo que circundaba la zona esa mañana.

Canelo, nos tenía la hora pillada e intentaba jugar en las primeras luces con mi yorkshire. Pero al no estar desparasitado lo mantenía a cierta distancia, porque se arrascaba con bastante frecuencia.

Era tan noble, que le cogí cariño y hasta le llevaba comida, dejándosela en los recipientes que tenía debajo de un frondoso árbol sito en la parte trasera del centro de salud.

Muchas veces se venía detrás de nosotros. Llevándome una grata sorpresa, cuando me lo encontré por primera vez hace unos años en un rincón de mi garaje detrás de mi coche, protegiéndose del frío y de la lluvia.

Canelo, procuraba no ser visto por otros vecinos de la urbanización. Y desde entonces comenzó a darme lecciones sobre todo de supervivencia. Porque sabía bien dónde se tenía que dirigir en caso de extrema necesidad, ya que su instinto animal le hacia pensar que conmigo estaba a salvo, ya que “a perro flaco todo son pulgas".

Al principio, le compré pienso especial para él, pero apenas lo comía debido a que le era muy difícil masticar, al carecer de unos dientes sanos y fuertes. Por lo que le bajaba diferentes alimentos fáciles de digerir en unos recipientes que le tenía preparado.

Canelo, era muy asustadizo y jamás ha llegado a confiar totalmente en mí, porque a pesar de que lo llamaba y le exteriorizaba complicidad, siempre mantenía sus precauciones, por lo que hasta que no me retiraba no se acercaba a comer.

La fotografía que ilustra esta tribuna se la hice días antes de las navidades pasadas, cuando una noche más me lo encontré en mi garaje resguardándose de la adversa meteorológica. Deseando que la misma no hiera sensibilidades, debido al lamentable estado que presenta desnutrido y esquelético.

Decía Mahatma Gandhi: “Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales". Y al opinar igual que él, es por lo que desde esta ventana a la libertad de expresión que me concede el Diario Área (Decano de los periódicos del Campo de Gibraltar).

Transmito mis más sinceras felicitaciones a cuantas personas alimentaban y cuidaban a Canelo durante esa etapa indicada inicialmente.

Después no sé por qué desapareció de allí, desconociendo por dónde anda desde hace años salvo cuando se presenta sorpresivamente junto a mi coche.

Y cuando eso ocurrió en la última ocasión le bajé un recipiente con galletas y leche templadita, porque su aspecto era en esta ocasión enfermizo, desconociendo si aún vive.

Para finalizar diré que existe un refrán popular que dice: “Quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro".

Pero como en esta vida, cada cual es libre de hacer lo que considere oportuno con respecto a estos animales. Me he saltado el fin del referido refrán, ya que cada vez que observo la profundidad de la mirada de Canelo más humano soy.

José Salguero Duarte en la clínica veterinaria poco antes de morir su yorkshire