YO SOY UNA FUENTE DE CONSUELO PARA QUIENES SUFREN.
Si deseo ser una fuente de consuelo para alguien que sufre, soy bendecido al saber que ya tengo lo que necesito para ser esa fuente. Actúo con un corazón abierto. Puedo estar quieto y escuchar. Puedo ofrecer un lugar seguro para ventilar la frustración sin añadir más combustible al reto.
Ser una fuente de consuelo no es tratar de arreglar algo o encontrar culpa. Es mantener la conciencia de Verdad por alguien a medida que esa persona atraviesa un tiempo difícil. Para hacer esto, practico el cuidado personal y permanezco con mi atención centrada en la conciencia de orden divino. Puedo sentir compasión y al mismo tiempo comprender que cada situación es parte de una imagen más amplia de la vida. Todo tiene un propósito.
El Dios de ustedes dice: “Consuelen a mi pueblo; ¡consuélenlo!”—Isaías 40:1
ENFOCO MI ATENCIÓN EN LA REALIDAD DE UN SOLO PODER.
Mantengo los ojos de mi corazón en Dios a medida que el día avanza. Permanecer con mi atención enfocada en la Fuente de todo bien trasforma lo cotidiano en una práctica espiritual de servicio. Confío en la verdad de la vida y abundancia divinas.
Permanezco en el fluir del bien infinito y el aprecio consciente. Al reconocer que la luz del Espíritu resplandece en cada corazón, recibo con beneplácito oportunidades nuevas para compartir compasión. La obra de mis manos es para un bien mayor, no importa lo grande o sencilla que sea la tarea. Soy amable con mis seres queridos y conmigo mismo, con quienes conozco y con extraños. Cada uno de nosotros es una expresión valiosa de Dios en el mundo.
Cuando sirvan, háganlo de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres.—Efesios 6:7
YO SOY UNA FUENTE DE CONSUELO PARA QUIENES SUFREN.
Si deseo ser una fuente de consuelo para alguien que sufre, soy bendecido al saber que ya tengo lo que necesito para ser esa fuente. Actúo con un corazón abierto. Puedo estar quieto y escuchar. Puedo ofrecer un lugar seguro para ventilar la frustración sin añadir más combustible al reto.
Ser una fuente de consuelo no es tratar de arreglar algo o encontrar culpa. Es mantener la conciencia de Verdad por alguien a medida que esa persona atraviesa un tiempo difícil. Para hacer esto, practico el cuidado personal y permanezco con mi atención centrada en la conciencia de orden divino. Puedo sentir compasión y al mismo tiempo comprender que cada situación es parte de una imagen más amplia de la vida. Todo tiene un propósito.
El Dios de ustedes dice: “Consuelen a mi pueblo; ¡consuélenlo!”—Isaías 40:1
ENFOCO MI ATENCIÓN EN LA REALIDAD DE UN SOLO PODER.
Mantengo los ojos de mi corazón en Dios a medida que el día avanza. Permanecer con mi atención enfocada en la Fuente de todo bien trasforma lo cotidiano en una práctica espiritual de servicio. Confío en la verdad de la vida y abundancia divinas.
Permanezco en el fluir del bien infinito y el aprecio consciente. Al reconocer que la luz del Espíritu resplandece en cada corazón, recibo con beneplácito oportunidades nuevas para compartir compasión. La obra de mis manos es para un bien mayor, no importa lo grande o sencilla que sea la tarea. Soy amable con mis seres queridos y conmigo mismo, con quienes conozco y con extraños. Cada uno de nosotros es una expresión valiosa de Dios en el mundo.
Cuando sirvan, háganlo de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres.—Efesios 6:7
ENFOCO MI ATENCIÓN EN LA REALIDAD DE UN SOLO PODER.
Mantengo los ojos de mi corazón en Dios a medida que el día avanza. Permanecer con mi atención enfocada en la Fuente de todo bien trasforma lo cotidiano en una práctica espiritual de servicio. Confío en la verdad de la vida y abundancia divinas.
Permanezco en el fluir del bien infinito y el aprecio consciente. Al reconocer que la luz del Espíritu resplandece en cada corazón, recibo con beneplácito oportunidades nuevas para compartir compasión. La obra de mis manos es para un bien mayor, no importa lo grande o sencilla que sea la tarea. Soy amable con mis seres queridos y conmigo mismo, con quienes conozco y con extraños. Cada uno de nosotros es una expresión valiosa de Dios en el mundo.
Cuando sirvan, háganlo de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres.—Efesios 6:7