Un joven recordaba que cuando era niño, su mamá solía bordar mucho. Él se sentaba cerca de ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Pero como su sillita era más baja que la de su mamá, cuando ella aseguraba que estaba bordando, a él le parecía que estaba haciendo algo muy raro y confuso. Entonces expresaba su desilusión y su mamá, sonriendo, miraba hacia abajo, y le decía: "Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado, te sentaré en mi falda y lo verás desde mi posición". El mientras tanto, se preguntaba por qué usaba algunos hilos oscuros y por qué le parecía todo tan desordenado. Pero pasados algunos minutos, escuchaba que su madre lo llamaba y lo sentaba sobre sus rodillas. Él entonces se sorprendía y se emocionaba al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo porque desde abajo lo veía muy confuso. Su mamá le decía: "Desde tu lugar bajo se veía raro y desordenado y no te dabas cuenta que el diseño, visto desde arriba, era bien lindo. Sólo se lo puede apreciar desde mi posición". Muchas veces quisiéramos mirar al cielo y decir: "Padre, ¿qué estás haciendo?" Seguramente Él nos respondería: "Estoy bordando tu vida. Los hilos parecen oscuros, sin brillo, porque lo ves desde abajo. Desde acá arriba todo se ve perfecto. Sigue ocupándote de tu parte que yo hago la mia" 

(extraida de mi correo )