OLVIDEMOS LO QUE NOS HACE DAÑO
Dos monjes iban caminando
por el campo al atardecer.
Mientras caminaban,
oraban y reflexionaban.
Un poco antes de acercarse a un río
que tenían que cruzar,
el cual no tenía puente para hacerlo,
Se les acercó una mujer de baja estatura,
pidiéndoles que le ayudaran a cruzar el río.
Uno de ellos inmediatamente dijo que sí,
mientras el otro lo veía
con mirada de desaprobación.
El que se apuntó para ayudar a la pequeña mujer
la subío en sus hombros y terminado el río
la bajó de sus hombros,
la mujer quedó muy agradecida con ese monje.
Los monjes siguieron su camino
y el que no aprobó la decisión
empezó a reclamarle al monje que ayudó
a la mujer a cruzar el río
acerca de su comportamiento:
¿Por qué subiste a esa mujer a
tus hombros?,
¿no sabes que en el convento
nos tienen prohibido mantener
contacto con mujeres?.
El monje que había ayudado
a la pequeña mujer
no respondía a las preguntas de su compañero.
Siguieron su camino y el monje insistía en sus preguntas,
a lo que el otro monje no respondía. Poco antes de llegar al convento,
El monje le volvió a cuestionar