Recuerdo yo que en los primeros dos, tres o cuatro años de la década 1970, en España había
todavía gentes a las que al parecer oír músicas mundanas de aquellos días interrumpía y moles-
taba su profunda meditación espiritual o era un ofensa para la celebración de cultos religiosos
y santos de la cristiana y católica Semana Santa.
Prohibiciones no se hacían públicas, se trataba solamente de intentar establecer un clima de paz
y de fraternidad.
Muy excepcionalmente, en aquellos días santos, alguna osada y no sumisa discoteca abría sus
salas de música y de baile.