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ALEJANDRA STAMATEAS: LOS PROBLEMAS ME QUITAN LAS GANAS DE VIVIR
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Réponse  Message 1 de 1 de ce thème 
De: Alondra bat Yeshúa  (message original) Envoyé: 18/11/2009 23:42
LOS PROBLEMAS ME QUITAN LAS GANAS DE VIVIR
Alejandra Stamateas
 

Juan 5: 1-9 “Algún tiempo después, se celebraba una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Había allí, junto a la puerta de las Ovejas, un estanque rodeado de cinco pórticos, cuyo nombre en arameo es Betzatá. En esos pórticos se hallaban tendidos muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos. Entre ellos se encontraba un hombre inválido que llevaba enfermo treinta y ocho años. Cuando Jesús lo vio allí, tirado en el suelo, y se enteró de que ya tenía mucho tiempo de estar así, le preguntó:
— ¿Quieres quedar sano?
— Señor —respondió—, no tengo a nadie que me meta en el estanque mientras se agita el agua, y cuando trato de hacerlo, otro se mete antes.
 — Levántate, recoge tu camilla y anda —le contestó Jesús.
 Al instante aquel hombre quedó sano, así que tomó su camilla y echó a andar.”

Cuando las mujeres tenemos un problema, hacemos de él nuestro dueño y, en vez de pararnos sobre el problema, posicionamos al problema sobre nuestra vida.

Cuando a un problema le otorgamos poder, ese problema empieza a abusar de nosotras.

Cuando los problemas nos esclavizan nos llenan de impotencia. Muchas mujeres sienten que no pueden resolver los problemas que se les presentan.

La palabra impotencia viene del alemán y significa desmayo. En un desmayo uno pierde el conocimiento. Si frente a un problema nos volvemos impotentes, perdemos el conocimiento y le damos un lugar que no merece.

Impotencia significa que yo creo que no tengo poder. Cuando yo no actúo con poder, actúo bajo debilidad.

Cada vez que las preguntas son equivocadas las respuestas también serán equivocadas.
Tu problema no es el problema, tu problema es qué le preguntás a tu problema.

La consecuencia de sentirme impotente frente a un problema, es la violencia.
Una mujer puede actuar con violencia hacia otros o hacia ella misma, pero no reconoce que con la violencia no puede resolver el problema.


Las mujeres que usan la violencia hacia ellas mismas, son las que se prohíben disfrutar y no viven hasta resolver el problema. Estas mujeres viven en el futuro, son las que dicen:

‘el día que… voy a ser feliz’, pero si no aprendés a disfrutar de lo que hoy tenés, tampoco vas a poder hacerlo el día que ocurra lo que estás esperando.

Las mujeres que son violentas con ellas, son las que viven accidentándose o enfermándose constantemente. Estas mujeres se condenan por pequeñas faltas.

¡Aprendé a tratarte como Dios te trata!
Dios te trata con misericordia.

Hay otras mujeres que frente a la impotencia se resignan.
Estas mujeres abandonan la lucha porque creen haber intentado todo, y se resignan. Estas mujeres dejan de soñar y pierden las fuerzas.

A su vez hay mujeres que cuando tienen un problema matrimonial no se atreven a solucionarlo y tratan de vivir en un mundo de fantasía.

Hay mujeres que quieren vivir siempre en la etapa del enamoramiento, pero si sos una mujer madura tenés que saber pasar del enamoramiento al amor; y ese es el paso que les cuesta dar a un montón de mujeres.

Para ser una mujer madura tenés que saber soltar una etapa para entrar en otra. Tenés que bajar a la realidad, que no tiene por qué ser mala y, si es mala, puede transformarse, pero no te sientas impotente frente a tu problema.

Nunca juegues con el amor, porque cuando se juega con el amor terminás lastimada. No vayas de hombre en hombre, porque no necesitás migajas de amor; merecés ser amada.

Nunca te rindas frente a un problema
Para resolver un problema tenés que desidentificarte
  del problema, es decir tenés que verlo, sentirlo, pero no ser el problema.
Si vos incorporás el problema a tu vida, empezará a hacerse tu dueño. Tenés que ser capaz de observar el problema desde afuera.

Juan 5; dice que había un paralítico en un estanque, en el que, podía sanarse solo aquel que fuera el primero en entrar, cuando un ángel agitara sus aguas.
Este hombre del que habla el capítulo, vivía comparándose con los demás, porque cuando Jesús le preguntó por qué no se había sanado, este hombre se comparó con el resto de la gente.

Tal vez vos vivas comparándote, pero tenés que saber que lo único que lográs, es seguir en estado de parálisis permanente; y el problema sigue estando ahí.
Por eso cuando Jesús se le acercó le preguntó si quería curarse, porque mientras vivas mirando la vida ajena, vas a estar postrada toda tu vida.

Preguntate si querés salir del problema, porque tal vez quieras seguir en él porque te trae beneficios secundarios tales como que te mantengan, o vivir rodeada de gente.

Es muy fácil vivir en el estado de víctima; pero si querés resolver tu problema, vas a poder hacerlo, porque cuando vos querés, salís de la impotencia para ponerte en el lugar de poder.

Poder es la capacidad para dominar, poder es la capacidad para resolver problemas, para influir tu vida y que funcione como vos querés que funcione.
Dice la Palabra que no tenemos un espíritu de cobardía, sino un espíritu de poder.

A las preguntas correctas, hay respuestas correctas. A las preguntas equivocadas, hay respuestas equivocadas.

En Lucas 1; 34; cuando el ángel le dijo a María que iba a ser madre, ella le preguntó: ‘¿cómo será esto?’
Ella estaba afirmando que eso iba a ocurrir. Cuando tenés un problema tenés que hacerte la pregunta correcta; ‘¿cómo puedo resolver este problema?’

Resolvé tus problemas a tu manera. Tenés capacidad para resolver los problemas. Cada vez que te dispongas a resolver tus problemas, y sepas que podés, el cielo se va a abrir a tu favor, y el poder del Espíritu Santo va a caer sobre tu vida.

Aprendé a soltar tus problemas, entregáselos a Dios y no ores más por ese problema; porque a veces la oración mal hecha retiene. Dejá todo en manos de Dios, porque el poder del Espíritu


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