Cubadebate llega a su primer año de vida. Como nos propusimos desde nuestra aparición el 5 de agosto de 2004, nuestras páginas electrónicas han sido soporte del combate de ideas por la verdad, contra la mentira mediática y contra el terrorismo.

Cada vez que se acercan unas elecciones Miami se convierte en un punto focal. Han sido tantos los escándalos electorales que se han producido en esta ciudad floridana que cuando se habla de “Republica Bananera” ya no se piensa que la referencia es a una pequeña nación centroamericana o del mar Caribe donde la corrupción política determina el destino fatal de los gobernados y la buena fortuna de sus gobernantes.

Los tristes agostos que han padecido familias cubanas tienen siempre un culpable a quien señalar. Casi siempre han sido agentes financiados por los Estados Unidos, entrenados por la CIA y adiestrados en matar sin piedad. Se les puede ver aún hoy deambular por Miami y New Jersey, proclamando con total impunidad los repugnantes hechos cometidos. Para ellos, es cierto, no hay temor ni preocupación porque la justicia los pueda atrapar. Son protegidos del gobierno y de su criminal política anticubana, quienes no los conciben como los terroristas que son y reciben a cambio, por parte de su tutelar amo y cómplice, la denominación de “luchadores por la libertad”.

En un discurso en Tampa el 16 de Julio, George W. Bush apuntó sus cañones -su boca- a Cuba acusándola de promover el turismo sexual.  “El régimen de La Habana, que ya es uno de los mayores violadores de los derechos humanos en el mundo, suma otros crímenes.  El dictador da la bienvenida al turismo sexual”, dijo Bush en la Conferencia Nacional de Entrenamiento para Combatir el Tráfico de Personas, …

LA Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento de Tesoro, no tiene por el momento el personal necesario para tramitar las solicitudes de licencias de los miles de cubanoamericanos que desean usar su “derecho” de viajar a Cuba una vez cada tres años cuando sí tiene decenas de funcionarios para hostigar a las personas que, desde el territorio norteamericano, se atreven a viajar a la Isla sin su bendición.