La voz de Annie tiene ese tono, el de las mujeres que saben sonreír. Canta lo suficientemente bien como para hacerte olvidar todo, excepto sus manos. “Estoy un poco nerviosa” –dice- y sonríe. No necesita nada más para encantar, ni siquiera las canciones de Gerardo, de David, de Liuba o de Silvio.