La nueva guerra que emprendió la OTAN en Libia, con el aval de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, ofrece otro nuevo mal precedente . En vez de ceñirse al principio de la Responsabilidad de Proteger – esto es, la intervención por motivos humanitarios – la acción emprendida se transformó en un hecho irresponsable que incrementó el número de víctimas.