Amigos queridos, un tema recurrente en las charlas es: La culpa.
Cuando vivimos llenos de culpa por situaciones de un pasado que ya no existe más que en recuerdos, debemos tomar firmemente la decisión de cambiar.
Al ser humano le encanta victimizarse y repetir mentalmente lo desgraciado que es.
La culpa destruye celularmente. Te hace ver tu momento presente de manera sombría y poco real.
La realidad es que en el aquí y ahora, vos no tenés nada que ver con aquella persona que fuiste ni con las decisiones que tomaste.
Somos responsables por las consecuencias de cada acto. Y si los efectos de nuestras acciones no son buenos, será un indicativo de que el cambio tiene que suceder bien rápido.
Podés transformarte tomando decisiones diferentes. Que tus errores te hagan crecer.
Tomá acciones que tengan que ver con tu coherencia del momento presente y no con la brutal ignorancia en la que viviste.
¿Para qué te sirve la culpa? Absolutamente para nada.
No te castigues más. Re-inventate. Sé la persona que querés ser. ¿Cómo? Comprendiendo de una vez por todas que sos un ser puro, de luz y amor.
Todos tenemos luz y sombra.
El hecho de que hayas expresado tu sombra en algún momento, no significa que tu luz no esté presente.
Es sólo una cuestión de determinación sobre cómo querés vivir el resto de tus días.
Pensá diferente, actuá diferente a aquella persona que ya no querés ser. Ama, ayuda, elegí una vida que te haga avanzar hacia lo mejor de vos mismo.
¿Para qué tener una actitud positiva ante los problemas si esa actitud no cambia nuestra realidad?
Es cierto que ser positivos no cambia lo que nos está pasando, pero cuando adoptamos una actitud positiva, toda nuestra energía vital se enfoca de manera diferente ante la vida.
A veces simplemente esa actitud nos anima a aceptar lo que estamos viviendo. Hay situaciones que no podemos cambiar pero sí podemos cambiar nuestra manera de encararlas.
No nos dejemos abatir por las provocaciones de la vida. En nosotros hay un potencial inmenso. Si caemos en ver la vida de manera negativa, sin dudas nos despertaremos cada día rogando que sea el último.
Las emociones negativas que tiñen todo de oscuridad y muchas veces nos hacen ver las cosas de manera diferente a como realmente son.
La mayoría de nosotros sostiene una conversación mental constante. Nos hablamos a nosotros mismos durante todo el día y, desafortunadamente, muchas veces estas “conversaciones internas” son negativas.
Es mucho más fácil tener una actitud positiva si te focalizás en los buenos momentos de tu vida. Si bien es inevitable que tengas desafíos y problemas, tenés que recordarte que la vida consiste de altos y bajos, y que en nosotros siempre hay un gran potencial de salir adelante. Cuando uno pone su fuerza de voluntad hacia las soluciones, éstas aparecen.
Por lo tanto, elegí llenar tu mente con imágenes y pensamientos positivos. Hacelo un hábito consciente. Sé agradecido de lo que tenés, de tus afectos. Tu charla interna va a comenzar a cambiar y a alinearse con esa sensación de bienestar. Un estado de agradecimiento ayuda muchísimo a tu estado de ánimo positivo.
¿De qué sirve la queja constante? ¿de qué sirve pensar en negativo? De nada.
Sé inteligente y encará la vida con entusiasmo y sea lo que sea que esté pasando, será transitado suavemente.
Gracias por existir.