DESPACIO 
  
En la película “La mujer del obispo” hay dos personajes que toman un taxi y le dicen al conductor  que los lleve a su destino por vías secundarias,  para así poder disfrutar del paisaje nevado.  
  
El taxista contesta que le encanta encontrar dos personas que saben a dónde van  y no les importa demorarse en el camino,  porque la mayoría de las personas que cogen su taxi  no sólo no tienen la menor idea a dónde quieren ir,  sino que, además, llevan una prisa terrible.  
  
Pensemos en el verbo correr,  no es cierto que  ya hay algo en sus sonidos que nos pone nerviosos.
  ¿Por qué tenemos que correr siempre? 
  Si llegamos tarde, pidamos disculpas  rogar que se allane el camino y procedamos a paso natural, acabaremos por descubrir  que llegamos a tiempo. 
  
Cuando vamos corriendo, no percibimos lo que nos rodea y nos aislamos de las cosas. Es bueno saber dónde estamos, a dónde vamos y por qué. 
  Así pues, vayamos despacio, tomemos aire y sintamos la vida a lo largo del camino.  
  
 No tengo prisa 
 
   
  
 
  
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