|   Dios de misericordia y bondad, bendice 
            esta mañana que me has dado. Que sea un día de salvación, un día que 
            traiga bendiciones y de frutos duraderos para mí y 
            para quienes me rodean.   Bendíceme a mí y todo aquello de cuanto hoy me 
            encargue, todo cuanto emprenda, toque, moldee y 
            organice. Que mi trabajo se convierta en bendición para 
            otros.   Bendíceme para que yo misma pueda 
            convertirme en fuente de bendición para aquellas personas con las 
            que hoy me encuentre.   Bendice a las personas que me 
            rodean. Bendice a mi familia, a mis hijos, a mis 
            amigos. Bendice sobre todos a las personas que tienen 
            dificultades consigo mismas, que no se sienten bendecidas, 
             que son portadoras de tantas palabras 
            hirientes, que no alcanza a escuchar tus palabras de 
            bendición.   Mantén tu mano sobre ellas y bendícelas, para que 
            tu bendición expulse de ellas toda palabra de maldición 
            y les de certidumbre de que su vida da fruto. 
            Bendice sus pasos para que sean 
             pasos de paz.  
            Bendice sus obras y sus palabras, su trabajo y su 
            descanso.   Bendice las habitaciones de mi vivienda.  
            Expulsa de ellas todos los sentimientos negativos que a veces se 
            quedan en su interior de los conflictos que no se llegaron a 
            aclarar.   Bendice mi lugar de trabajo, para que realicemos 
            nuestra tarea en un ámbito de bendición.   Bendice todos los espacios de mi día, para que todos 
            cuantos entren en ellos se sepan rodeados por tu bendición, 
            para que su corazones se abran y se dejen obsequiar por 
            ella.   Acompáñame hoy con tu bendición a mí y a las muchas 
            personas en las que en este momento pienso.  
            Amén.   
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