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De: Monika1  (Mensagem original) Enviado: 09/03/2010 16:40

żSon algunos de los OVNIs que han sido vistos por todo el mundo desde hace  casi 60 ańos armas secretas fabricadas por el III Reich? Así parece, al menos, indicarlo el misterioso informe recibido por el autor de este reportaje, según el cual muchos de los extrańos objetos voladores avistados desde 1945 corresponderían en realidad a modelos de aeronaves diseńadas en su tiempo por los nazis y mejoradas probablemente durante estos ańos en el interior de bases secretas.

Lo que usted, amigo lector, va a leer a continuación, procede de un informe –muy documentado– que llegó a mi poder procedente de Viena en forma de cinta sonora, texto escrito y video hablado en alemán. En cuanto a la identidad del protagonista de los hechos y la época en que acaecieron, debo confesar que siguen siendo para mi un enigma:

“Sábado, atardeciendo, casi de noche. Una nave espacial se aproxima volando a poca altura. Su tamańo, algo menor que el propio de una avioneta corriente, emite un sonido silbante-siseante. Se acerca hacia mi y me sobrevuela.

En su parte baja presenta tres cúpulas semiesféricas y un punto azul oscuro. También logro distinguir una esvástica con ángulos rectos. La nave, en su conjunto, resulta bastante voluminosa y me provoca una sensación increíble, extrańa y amedrentadora.

En los alrededores, desiertos, sólo hay algunas fabricas sin actividad. La extrańa aeronave desciende y toma tierra por detrás de un muro, quedando iluminada por la luz de poniente, tenue pero lo suficientemente intensa como para permitirme observar con detalle las tres cúpulas inferiores asentadas sobre sendos cilindros que sirven de apoyo.

Después, un camión dotado de una grúa se aproxima a ella y realiza algo que no consigo distinguir bien. Sólo veo a dos seres humanos; uno, debajo del aparato, y el otro, en su parte superior. Pronto, este último desaparece de mi vista por completo. El aparato no tiene ventanas, sino dos pequeńos orificios enrejados; aparentemente, sin cristal alguno. El disco volante está rodeado de extrańas placas metálicas con forma de palas de turbina, aunque posiblemente deban ser una cosa por completo diferente. Tanto en las tres cúpulas inferiores como en la parte superior de este aparato existen unas estructuras que semejan  tubos salientes y podrían ser bocas de fuego o algo similar (porque para ser antenas resultan extremadamente gruesas). Calculo que este aparato tiene un diámetro de entre ocho y veinte metros y presenta un aspecto temible. Además de la nave, había un vehículo marca NSU 80, con matrícula de la ciudad de Solingen; después apareció también un Volkswagen verde, pero no logré observar ninguna otra cosa y, cuando intenté aproximarme más a la nave, ésta ya había despegado y ganado altura.

Unas semanas más tarde muchas personas afirmaban haber visto OVNIs en aquella misma zona bávara. Considero, pues, que se trataba del mismo aparato o de otros similares. Posteriormente contacté con un empleado de una gasolinera y resultó que él afirmaba haberlo visto; sin embargo, las personas que oían su relato se mofaban de él, así que terminó por contradecirse  y afirmar que todo era una broma. Pero la verdad es que, en realidad, tanto él como yo hemos sido testigos. Pude sentir cómo iniciaba el despegue; pero, cuando me decidí a intentar aproximarme más a la nave, ésta ya había despegado y ganado altura”.

La primera noticia sobre OVNIs

Quizá sea éste, simplemente, un testimonio más sobre OVNIs, entre tantos otros, pero a la luz del resto del informe que me fue remitido –y con cuya documentación he elaborado este reportaje– cobra una especial importancia, pues, como veremos, –y siempre según el dossier recibido–, existen algunas singulares coincidencias entre los primeros avistamientos de platillos volantes y la fabricación de extrańas y secretas armas por los nazis al final de la Segunda Guerra Mundial. Coincidencias que podrían explicar la experiencia del anónimo informante arriba relatada.

Diré, para empezar, que el 14 de diciembre de 1944 –medio ańo antes de que los alemanes se rindieran, el 7 de junio de 1945–, el prestigioso periódico estadounidense The New York Times daba así la primera noticia sobre OVNIs habida en este siglo: “Los platillos volantes son un arma secreta. Una nueva arma alemana que ha aparecido en el frente occidental alemán. Hoy nos informan sobre ello nuestros pilotos de la USAF, afirmando que en los cielos de Alemania han aparecido unas ‘bolas de plata’ voladoras, que se han visto aisladas o en formaciones. Algunas parecían ser prácticamente transparentes”.

Con el paso del tiempo, el avistamiento de naves impulsadas por energía antigravitacional, desconocida en la época para la mayoría incluso de pilotos, se haría cada vez más frecuente. Los testimonios, oportunamente informados y publicados por la prensa del momento, se multiplicaron, especialmente tras la capitulación del Reich, y muchos de ellos hacían referencia a hechos acontecidos en los espacios aéreos del norte de Europa.

Las noticias hablaban también de OVNIs de fabricación alemana. Se comentaban, sobre todo, los avistamientos de “abundantes formaciones” de los que, entonces aún, se denominaban “grandes cohetes”, nombre con el que se definía a los “aparatos voladores desconocidos y producidos por la industria armamentística alemana”.

Especialmente numerosos fueron los testimonios de avistamientos procedentes de Escandinavia, donde se instalaron varias y poderosas guarniciones alemanas que permanecieron allí hasta el final mismo de la guerra, ya que nunca resultaron directamente atacadas y vencidas por los aliados. En 1947, reaparecieron informes aislados, aunque con menor asiduidad. Sin embargo, pasados unos ańos los avistamientos habrían de aumentar tanto en frecuencia como en número y variedad. żQué secreto encierran o se nos oculta tras todo esto?

La energía implosiva: un logro ecológico

Hoy se especula a menudo sobre la forma de encontrar y utilizar energías “alternativas” que palien la destrucción del medio ambiente provocada por la energía explosiva, los gases tóxicos, los residuos letales, etc.

Pero lo cierto es que en aquellos tiempos ya se hablaba de que los alemanes trataban de hallar una “nueva ciencia”, una “técnica diferente y renovadora” con la que sustituir los motores de explosión –considerados destructivos en los círculos esotéricos del III Reich– por otros de implosión, cuya nocividad es nula.

Aquellas investigaciones se basaban principalmente en la levitación electrogravitacional y la propulsión por “terriones” (fuerzas cósmico-telúrico-terrestres), en las que, según parece, se encontraba el núcleo de esa “otra técnica”, que distanció la cosmovisión nacionalsocialista de todas las aún vigentes, en un intento de proporcionar al III Reich una total independencia de “materias primas” –inaccesibles de otro modo– y energía abundante, barata y no contaminante.

De hecho, y según se asegura en el misterioso informe, “los departamentos de investigación U-13 y E-4 de la SS trabajaban febrilmente para realizar y perfeccionar esas tecnologías, inconcebibles para la mayoría del pueblo y para el resto de la humanidad”.

Un buen ejemplo de este trabajo serían las “peonzas voladoras Haunebu” de Víctor Schönberger, que funcionaban ya con fuerzas de levitación no contaminantes ni generadoras de ruidos perniciosos.

Los platillos volantes Haunebu

Esos “platillos volantes” de las diferentes series Haunebu –de los que existen fotografías obtenidas por los aliados cuando invadieron el territorio del III Reich y en cuya incuestionable autenticidad se apoya el informe– tienen especial importancia.

Esas “peonzas voladoras” estaban movidas por un propulsor electrogravitacional de “terriones” –al que se dio el nombre de “Terrionador Thule”– que quedaba acoplado a un generador de bandas de ondas tipo Van Der Graff, a un aparato magnético productor de energía a base de carbón y a una dinamo cónica de energía turbinosa tipo Marconi.

El informe asegura también que la construcción práctica de aparatos basados en esos principios de propulsión se debió a la inventiva del capitán alemán Hans Koheler y que ya en 1944 fueron fabricados en serie los conversores de “terriones” tanto en fábricas de la empresa AEG como de la Siemens.

“El propulsor de Koheler –se dice en el informe– precisaba, para ponerse en funcionamiento, de una energía inicial muy baja y mínima que podía serle proporcionada por un acumulador eléctrico que lo activaba. Después de poco tiempo, el conversor de carbón ya funcionaba automáticamente con plena autonomía, puesto que se convertía en un generador de energía que actuaba, sin consumirse, como un ‘catalizador’: en este caso, la energía se produce a partir de nada consumible. Se originaba, eso sí, una transformación de las fuerzas electrogravitacionales existentes en el interior de la Tierra en electricidad utilizable. Un principio de simplicidad genial cuando se ha logrado dominar y se sabe utilizar correctamente”.

“El aparato volador Haunebu-2 –continúa explicando el informe– poseía un cańón de grandes dimensiones que habría de provocar una impresión inolvidable en toda persona que lo contemplase sin estar preparada para ello o sin saber de qué se trataba, pues superaba los 25 metros de diámetro y en su eje central alcanzaba los 10 metros de altura”.



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De: Monika1 Enviado: 09/03/2010 16:40

El informe típico sobre HDN es más o menos como sigue: poco después de haber observado un OVNI, el sujeto (que puede ser un testigo o un investigador) recibe una visita. Con frecuencia, esto ocurre tan pronto que todavía no se ha producido un informe oficial ni una publicación. Para abreviar, los visitantes no pueden haber obtenido de forma normal la información que sin duda poseen: nombres, direcciones, detalles acerca del incidente y de la gente implicada.

La víctima está, casi siempre, sola en el momento de la visita, generalmente en su propia casa. Sus visitantes, que suelen ser tres, llegan en un gran coche negro. En Estados Unidos suele ser un prestigioso Cadillac, pero pocas veces de un modelo reciente. Al mismo tiempo, aunque se trata de un automóvil antiguo, lo más frecuente es que esté en perfectas condiciones, que esté escrupulosamente limpio por dentro y reluciente por fuera, y que presente incluso el inconfundible olor a "coche nuevo". Si el sujeto anota el número de matrícula y lo investiga, descubre siempre que se trata de un número inexistente.
Los visitantes son casi siempre hombres; muy raramente aparece una mujer, pero nunca más de una. Su aspecto se ajusta a la imagen estereotipada de un agente de la CIA o de los servicios secretos: llevan trajes oscuros, sombreros oscuros, corbatas oscuras, zapatos y calcetines oscuros, pero camisas blancas; los testigos comentan a menudo su aspecto impecable... toda la ropa que llevan parece recién comprada.
Las caras de los visitantes son descritas como vagamente extranjeras, casi siempre "orientales"; muchas descripciones hablan de ojos almendrados. Cuando su piel no es oscura, tienden a estar muy tostados. A veces aparecen toques extrańos; en el caso del doctor Hopkins, que relataremos más adelante, el hombre de negro ˇparecía llevar los labios pintados de rojo! Los HDN tienen en general rostros serios y carentes de expresión; sus movimientos son rígidos y torpes. Su actitud es formal, fría, siniestra, casi amenazadora; nunca son simpáticos, aunque tampoco demuestran hostilidad. Los testigos han sugerido muchas veces que no parecían humanos.

Algunos HDN exhiben documentos de identidad y, por cierto, han aparecido llevando uniformes de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos u otros uniformes. Pueden mostrar tarjetas de identidad, pero como la mayor parte de la gente no reconoce las tarjetas de la CIA u otros servicios "secretos", eso no demuestra nada. Si dan sus nombres y el testigo trata de confirmarlos, descubre invariablemente que son falsos.

La entrevista incluye a veces un interrogatorio y, otras, una simple advertencia. De todos modos, los visitantes, aunque hacen preguntas, están muy bien informados y tienen acceso a informaciones secretas. Hablan con frases y entonación perfectas -a veces, demasiado perfectas- y su lenguaje suele tener reminiscencias del de los "malos" convencionales de las películas policíacas: "ˇCaramba, seńor Fulano; me temo que no me está diciendo la verdad!", "Seńor Mengano. yo que usted no enviaría ese informe", amenazas corteses que tanto gustaban a los guionistas de Hollywood.

La visita termina casi invariablemente con una advertencia sobre la necesidad de no hablar con nadie del incidente (si se trata de un testigo) o de abandonar la investigación (si se trata únicamente de un investigador). A menudo se le amenaza con actos violentos. Y los HDN desaparecen tan súbitamente como habían llegado.

La mayor parte de los ufólogos de los OVNIS narrarían una historia como la precedente si se les pidiera que describieran una típica visita de HDN. Sin embargo, un examen comparativo indica que visitas tan "perfectas" ocurren pocas veces. Un estudio de 32 de los casos más detallados y fiables revela que muchos rasgos difieren de la historia arquetípica: en cuatro casos no se produjeron visitas, sino llamadas telefónicas, y, de los restantes, en cinco ocasiones había tres hombres, en dos había cuatro, en cinco había dos y en los demás un solo visitante.
Aunque el aspecto y la conducta de los visitantes se adapta en general al prototipo, varían de lo totalmente natural a lo totalmente estrafalario. El coche, pese a que en Estado Unidos es el medio de transporte más común, sólo es mencionado en un tercio de los informes; en cuanto a los detalles pintorescos -el Cadillac, el modelo anticuado, en perfecto estado- son más bien la excepción. De 22 informes norteamericanos, sólo 9 mencionan el coche; de éstos sólo tres eran Cadillac, sólo dos negros y sólo dos modelos antiguos.

Por otra parte, estos detalles arquetípicos tienden a ser más notorios en casos menos fiables, particularmente aquellos protagonizados por investigadores y no por quienes han visto un OVNI. Este hecho será relevante cuando consideremos las posibles explicaciones del fenómeno HDN.

Sin embargo, aunque el caso "ideal" de HDN no es universal en la práctica, tiene valor como una especie de retrato-robot, en el que figuran todos los rasgos que han sido observados. Quizás el caso que más se acerca al arquetipo sea el de Robert Richardson, de Toledo (Ohio), quien en julio de 1967 informó a la Aerial Phenomena Research Organization (Organización de investigación de Fenómenos Aéreos, APRO), que había chocado con un OVNI mientras conducía por la noche. Al salir de una curva, se había enfrentado con un extrańo objeto que bloqueaba el camino; no había podido frenar a tiempo y lo había golpeado, aunque no con mucha fuerza. Justo después del impacto, el OVNI desapareció. Los policías que volvieron con Richardson al lugar sólo hallaron las marcas de su frenazo, pero en una visita posterior encontró un trocito de metal que, según él, podría provenir del OVNI.

Los HDN amenazaban a los contactados con no hablar sobre lo que habían visto

Tres días después, a las 11 de la noche, dos hombres de algo más de veinte ańos aparecieron en casa de Richardson y le interrogaron unos 10 minutos. No se identificaron, y Richardson -que después se sorprendió al recordarlo- no les preguntó quiénes eran. No estuvieron hostiles ni amenazadores; se limitaron a interrogarle. Observó que se marchaban en un Cadillac negro de 1953, o sea un modelo fabricado 14 ańos antes; cuando se investigó el número de la matrícula se descubrió que aún no había sido atribuido, lo cual demostraba que, fuesen cuales fuesen sus visitantes, se trataba de impostores.

Una semana después, Richardson recibió una segunda visita de dos hombres diferentes que llegaron en un Dodge moderno. Llevaban trajes negros y tenían la tez oscura; aunque uno de ellos hablaba perfectamente el inglés, el segundo tenía acento, y Richardson pensó que los dos tenían algo de extranjero. Al principio parecían tratar de persuadirlo de que no había chocado con nada, pero después le reclamaron el trozo de metal. Cuando les dijo que lo había entregado a la APRO para su análisis, lo amenazaron: "Si quiere que su esposa siga siendo bonita, le conviene recuperar el trozo de metal."

La existencia de ese fragmento de metal sólo la conocían Richardson, su esposa y dos socios importantes de la APRO; aparentemente, los dos desconocidos sólo podían haberse enterado de su existencia poniendo una escucha en su teléfono o en el de la APRO. No había una vinculación clara entre los dos pares de visitantes pero ambos compartían el acceso a informaciones que no eran del dominio público. Y quizás esa sea la clave del misterio que encierran los HDN.



 
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