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·´¯`·­»No estamos solos«­·´¯`·: Las Condiciones De La Vida
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De: Sol Solgraficos  (Mensaje original) Enviado: 15/03/2010 14:07

Presupondremos que la vida que podremos encontrar es, biológicamente, igual que la vida de la Tierra, o sea una vida basada en el carbono y el agua. Esta idea es lógica porque, aunque en teoría la vida puede surgir en temperaturas que van desde la que hay en la superficie de una estrella hasta la de un planeta frío, esa vida difícilmente estará compuesta por los mismos materiales o se parecerá a la de la Tierra. Además, la biología terrestre incorpora materiales -carbono, nitrógeno, hidrógeno y oxígeno- que existen en grandes cantidades en el espacio, y las condiciones de la Tierra se prestan para que surja vida basada en ellos. Es lógico que la vida aparezca a partir de las sustancias que abundan, como comprendió instintivamente Metrodoro.

En la práctica, esto significa empezar la búsqueda por las estrellas más parecidas a nuestro Sol. En materia de estrellas, el Sol no es particularmente grande ni pequeńo, y esa moderación es crucial para el desarrollo de la vida. Una estrella pesada arde con brillo, y arde rápido; una que tenga el doble de su masa será el doble de caliente, pero durará la décima parte del tiempo de vida que se predice para el Sol: mil millones de ańos en vez de diez mil millones. Y además, emitirá grandes cantidades de radiaciones letales de onda corta que impedirán la aparición de cualquier tipo de vida.

Una estrella relativamente ligera, en cambio, durará mucho tiempo, pero no producirá suficiente luz para mantener la vida, pese a que sus radiaciones serán comparativamente inofensivas. Sucede que las formas de vida más primitivas y tempranas -las plantas- dependen de la luz del Sol para descomponer el dióxido de carbono de la atmósfera, utilizar el carbono como alimento y liberar oxígeno. Nuestro Sol es un afortunado punto medio entre los extremos de calor y frío; existen unos 5.000 millones de estrellas como él en la Galaxia.

Sin embargo, la mera existencia de estrellas del tipo del Sol no significa que haya vida -o pueda haberla- en sus proximidades. Cualquier proceso biológico necesita la protección de un planeta: un lugar protegido por su atmósfera de las radiaciones ultravioleta, que funcione como lugar de encuentro para los elementos químicos de la vida. Para un astrónomo moderno resulta bastante fácil encontrar las estrellas adecuadas. Pero encontrar una acompańada de todo un sistema planetario es un poco más complicado.

Helmut Abt, junto a Saúl Levy, hizo importantes descubrimientos acerca de las condiciones necesarias para la vida.

Los resultados de una investigación sobre la naturaleza de las estrellas con planetas, publicada en 1976 por Helmut Abt y Saúul Levy, son cruciales a este respecto. Abt y Levy observaron que los sistemas de estrellas dobles (o estrellas binarias) se dividen en dos categorías: los que necesitan 100 ańos o más para completar una órbita alrededor de la otra, y aquellos en que las estrellas están más cerca la una de la otra y completan sus órbitas con más rapidez. Razonaron que los sistemas binarios más cercanos y de período corto se crearon cuando la nube de gas giratorio de la que se forman las estrellas se partió en dos. A medida que la rotación de la nube aumentaba, aumentaba también su densidad, y la protoestrella se volvió inestable; finalmente se dividió y formó una estrella doble. Cuando calcularon la cantidad de energía de esos sistemas, llegaron a la conclusión de que todas las protoestrellas que se estaban condensando se dividieron de esa forma. Pero un tercio de las estrellas que estudiaron Abt y Levy no tenían soles acompańantes. La conclusión a que llegaron fue que se habían formado planetas en vez de estrellas.

Los astrónomos calculan que las estrellas que tienen una vez y media la masa de nuestro Sol o menos, producen suficiente luz y duran el tiempo necesario para que la vida aparezca en sus planetas. Del trabajo de Abt y Levy se desprende que las estrellas de ese tamańo que no forman parte de un sistema binario próximo deberían tener planetas. Esos planetas podrían albergar vida y... si hay vida, żpor qué no civilización?

Es posible detectar la existencia de planetas alrededor de una estrella al buscar variaciones en su movimiento por el espacio. El movimiento es resultado de la rotación de toda nuestra Galaxia; la variación es un «bamboleo» causado por el efecto gravitatorio de los satélites que pueda tener la estrella. Y en 1963, Peter van de Kamp, astrónomo del observatorio Sproul de Pennsylvania (Estados Unidos), anunció que la enana roja llamada estrella de Barnard -la segunda más próxima a nuestro Sol- parecía tener un sistema planetario. En 1978 ya se habían descubierto una docena de estrellas con planetas tanto más grandes que nuestro Júpiter, pero todas eran enanas rojas. Ninguno podía albergar vida.

Pese a ello, otros astrónomos están observando estrellas más prometedoras, usando el método más sensible de la espectroscopia. Ésta mide los cambios de longitud de onda de la luz emitida por las estrellas, cambios causados por los planetas que giran a su alrededor. Otro método es la interferometría por rayos láser, que anula en gran parte el efecto de la atmósfera de la Tierra y permite medir con precisión el comportamiento de las estrellas. Pero el trabajo es largo y delicado, y pasarán ańos antes de que dé resultados.

Y, cuando se descubran los planetas, żqué? Las seńales de radio siguen pareciendo el mejor método para establecer contacto, y en ese caso sólo las civilizaciones tecnológicamente avanzadas podrán responder. Si se envían ondas equipadas con cámaras podrán proporcionar pocos datos, ya que las cámaras necesitarían lentes de gran definición, capaces de distinguir detalles pequeńos a pocos metros de distancia.

Por otro lado, aunque los astronautas sólo han llegado a la Luna, sondas automáticas han aterrizado ya en Marte y en Venus y han viajado más allá de Júpiter y Saturno. Nuestra primera exploración de las estrellas, entonces, podría hacerse por medio de sondas estelares, más que con misiones tripuladas. Usando la misma lógica, es posible que si los extraterrestres quisieran visitarnos, al principio no lo hicieran personalmente sino por medio de sondas que atravesarían nuestro sistema solar y enviarían mensajes acerca de la vida en la Tierra.

El ademán del hombre, con la mano alzada, pretende ser un saludo, pero podría ser interpretada, según algunos críticos, como un gesto que expresa agresividad. De todos modos, cuando la placa llegue a su destino quizá ya no exista la humanidad.

Estos eran los esquemas contenidos en la placa que fue fijada a la nave espacial Pioneer X de la NASA, lanzada en 1972. Los promotores de la idea se proponían transmitir a todo extraterrestre «educado científicamente» una serie de informaciones acerca de la posición de nuestro planeta, de nuestro sistema solar y de nosotros mismos, sus habitantes.

Nosotros mismos hemos enviado sondas, no sólo para obtener información sino llevando un mensaje de la Tierra a otros seres del espacio. El 3 de marzo de 1972 se efectuó el lanzamiento de la sonda dirigida a Júpiter, Pioneer 10. Fijada en su antena había una pequeńa placa grabada en una plancha de aluminio anodizada con oro cuyo tamańo era de 15 por 22,5 cm.

En la plancha está grabado un mensaje en clave que fue compuesto por los astrónomos norteamericanos Carl Sagan y Frank Donald Drake. Está escrito según el código binario que usan las computadoras, y localiza a la Tierra en relación a los púlsares más próximos, que forzosamente constituirían «seńales físicas» reconocibles para cualquier civilización tecnológicamente avanzada. Otra parte del grabado muestra las posiciones de los planetas del sistema solar, con la trayectoria del Pioneer X marcada entre ellos. Pero el detalle más discutido de la placa es un diagrama que muestra al Pioneer X y, frente a él, a escala, las representaciones de un hombre y una mujer desnudos. Se debatió mucho el hecho de que el hombre tuviera el brazo levantado, en lo que -se espera- será interpretado como un saludo de paz. Pero el escritor científico Ian Ridpath informa que cuando levantó un brazo frente a una jaula llena de monos Rhesus, que están estrechamente emparentados con el hombre, éstos le atacaron.

żQué entenderán de esto otros seres? Presumiblemente, cualquier civilización suficientemente avanzada como para hacerse con la sonda tendrá el conocimiento científico necesario para entender los símbolos puramente técnicos. Pero Sagan ha seńalado que los dibujos de los seres humanos podrían desconcertarlos, ya que quizá no se parezcan a ninguna forma de vida conocida por ellos; quizá no se den cuenta, siquiera, de que se trata de formas de vida.

Pero, ży si una sonda espacial ha pasado ya junto a la Tierra? żLes interesaríamos? żSe molestarían en venir a visitarnos personalmente? Estamos empezando a demostrar que podemos enviar cohetes de nuestro planeta a otros mundos; también hemos mostrado una notable incapacidad para vivir en paz y resolver los problemas de nuestro planeta. Pero ahora que podemos impulsarnos, junto con nuestros problemas, hacia las estrellas, podríamos adquirir gran interés para los habitantes de otros mundos. Cualquier federación galáctica preocupada por su supervivencia y la paz de la Galaxia, sin duda querrá vigilarnos cuidadosamente.

En realidad, żno será que ya hay extraterrestres viviendo entre nosotros? Si quisiéramos estudiar una cultura primitiva, trataríamos de pasar lo más desapercibidos posible. Del mismo modo; un buen hombre de ciencia extraterrestre preferiría observarnos sin ser visto. Y si los extraterrestres quieren entendernos realmente, lo más probable es que se mezclen con nosotros. żQué mejor sistema que adoptar una apariencia humana, para pasar desapercibidos? De modo que quizás ya nos estén vigilando: quizá los extraterrestres están más cerca de lo que imaginamos



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