Un tipo, ansioso por echarse un trago, llega a un bar de un hotel de muchas estrellas; al escoger su mesa, levanta la mano, llama al mesero y ordena:

“Por favor, un whisky doble”.

Al instante, el mesero regresa y le sirve uno sencillo.

“Con tantos clientes se debe haber equivocado”, piensa el señor, y se lo toma.

En seguida, pide otro whisky doble, y el mesero nuevamente, le sirve uno sencillo.

“¡Qué raro, algo debe pasar!”, piensa, pero se bebe la copa, y pide nuevamente:

“Un whisky doble por favor.”

Y de nuevo, el mesero le sirve uno sencillo.

Esto se repite todas las veces que pide un whisky doble, pero el sujeto no dice nada. Cuando le sirven la copa número veinte, el hombre ya está medio borracho y le reclama al mesero:

“¡Ptss, ptss! Oiga, ¿cómo está eso: yo le pido un whisky doble y usted me trae uno sencillo?”

“Señor, lamento decirle que en este bar todo es al revés”.

“¿A poco? ¡¿Ahora me vas a salir con que EL TONTO HIJO DE ... SOY YO Y NO VOS?!”