La amistad verdadera, es aquella que nos brinda su amistad sin traspasar los limites de la moralidad y el respeto hacia otro ser humano.
Porque si en la amistad, no hay respeto alguno, ni consideración hacia el otro ser humano con el que tratamos, ya no queda nada por salvar. No se trata de enfado, sino de decepción de ver que los seres humanos están perdidos, en la bajeza terrenal de nuestros días.
Que en vez de pensar y utilizar la mente a la hora de proceder, de hacer uso de su inteligéncia para cosas constructivas y positivas, pierden su tiempo en banalidades y hacen perder el tiempo del que le está brindando una amistad sincera y sana.
Solamente por que se dejan guiar por sus instintos más básicos.
Que tristeza que el ser humano se autodestruya el mismo, sin ayuda de nadie más.
En lugar de usar puentes para ir por el camino correcto en la vida, ponen muros y destruyen la barrera de la confianza entre otra persona con la que comparten momentos de tiempo, fragmentos de sentimientos honestos perdidos y malogrados, por un golpe de efecto muy contradictorio por parte del emissor al receptor.
Pensar en el semejante, es abrir senderos de honestidad, pureza y buenos sentimientos, nunca hacer daño, burla o convertir las cosas buenas en malas.
De bromas podemos hacer con nuestras amistades, reír entre todos, mientras las bromas no alcancen la medida o grado, de tratar de ofender al semejante. Con un mal proceder por parte de aquellos que creemos que son nuestros amigos en el camino de la vida.
Que se aprovechan y extralimitan, sin derecho alguno.
Quién se dedica a esto no solo pierde una amistad loable, sino que además el problema lo tiene él. Ya que ofendiendo a otro ser humano, lo que logra es bajar en la escalera del destino. Degradarse delante de la otra persona, perder carisma y además pensar que lo que no queramos para nosotros hay que procurar no hacerlo a los demás.

Y como nos dice Gloria Estefan en su canción:
Abriendo puertas, cerrando heridas, porque en el año que llega vamos a vivir la vida.

Pero desde la honestidad, la armonía, la alegría interior y la amistad sana, loable en nuestro mirar, proceder y vivir, por este nuestro mundo