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 El hecho de mantener un secreto puede resultar pernicioso para la salud,  
está claro. Pero no todos los secretos son tan "graves".  
Esto es porque no todo a lo que llamamos secreto se considera  
"secreto". Algunas cosas son, solamente, privadas. 
 La conceptualización de ambos términos, a pesar de que coloquialmente 
 se más difusa, viene trabajándose desde hace muchos años por parte  
de expertos en sociología y psicología.  
Lo podemos apreciar en estudios como este, de las psicólogas 
 Carol Warren Barbara Laslett. 
  
A nivel psicológico también tienen diferencias fundamentales.  
Mientras que los secretos tienen una carga importante:  
una información que no debe ser transmitida por la amenaza de 
 una consecuencia, lo privado se considera algo lícito. 
 El hecho de que una persona solicite que algo se mantenga  
en su ámbito privado no afecta de la misma manera,  
ni genera el estrés asociado a los secretos, tal y como relata 
 la psicóloga Anta E. Kelly en su libro "La Psicología de los Secretos". 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
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