Oye, oh Señor, y ten misericordia de mí; Señor, sé Tú mi ayudador. Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Señor Dios mío, te alabaré para siempre. (Salmo 30:10-12)
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|