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Mje de los tres angeles Apocalipsis 14:6,12.
 
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General: TRAMP MADRE E HIJAS SE UNEN 666
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Respuesta  Mensaje 1 de 34 en el tema 
De: Damarit Espinoza  (Mensaje original) Enviado: 05/06/2023 15:59

Satanás y la triple unión TRAMP PIDE UNION MUNDIAL DE TODAS LAS RELIGIONES  por último, y lo más importante, pediré a las grandes comunidades religiosas de Estados Unidos que recen por nuestra nación y nuestro pueblo mientras nos preparamos para esta ocasión trascendental”, señaló también Trump. “Estados Unidos ha sido un país sostenido y fortalecido por la oración y por nuestras comunidades de fe mientras trazamos el rumbo hacia los próximos 250 años. Unámonos y volvamos a consagrarnos como una nación bajo Dios”.


Otras iniciativas incluyen los Juegos Patriotas, un acontecimiento de tipo olímpico para atletas de preparatoria, y la reedición de una orden ejecutiva para restaurar el Jardín Nacional de los Héroes Estadounidenses de la era Trump, que finalmente fue bloqueada por el presidente Joe Biden. Ese parque habría honrado a grandes estadounidenses y figuras históricas, ha dicho Trump. Fuente: The Epoch Times en español

Y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia. Apocalipsis 13:4. 

“Tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón”. Apocalipsis 13:11. Aunque profesan ser seguidores del Cordero de Dios, los hombres se llenan del espíritu del dragón. Profesan ser mansos y humildes pero hablan y legislan con el espíritu de Satanás, demostrando con sus actos que son todo lo contrario de lo que afirman ser. Este poder semejante a un cordero se une con el dragón para hacer guerra contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. Y Satanás se une con los protestantes y los papistas, obrando en armonía con ellos como príncipe de este mundo, e imponiéndose a los hombres como si ellos fueran súbditos de su reino y él estuviera facultado para manejarlos, gobernarlos y controlarlos a su antojo. Si los hombres se oponen a pisotear los mandamientos de Dios, entonces se revela el espíritu del dragón. Se los encarcela, se los lleva ante los tribunales y se les imponen multas. “Hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente”. Vers. 16. “Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase”. Vers. 15. Así usurpa Satanás las prerrogativas de Jehová. El hombre de pecado se instala en el sitial de Dios, proclamándose Dios y obrando por sobre Dios. 

Existe un marcado contraste entre los que tienen el sello de Dios y los que adoran a la bestia y a su imagen. Los fieles siervos del Señor tendrán que soportar la más encarnizada persecución por parte de falsos maestros que no prestarán atención a la Palabra de Dios y pondrán piedras de tropiezo en el camino de los que deseen oírla. Pero el pueblo de Dios no debe temer. Satanás no podrá trasponer su límite. El Señor será el amparo de su pueblo. Considera el daño hecho a sus siervos por causa de la verdad, como inferido a él mismo. Cuando se haya tomado la última decisión, cuando todos se hayan puesto de parte de Cristo y sus mandamientos o de parte del gran Apóstata, Dios se levantará en su poder y los labios de quienes han blasfemado contra él serán acallados para siempre. Todo poder opositor recibirá su castigo.




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Respuesta  Mensaje 2 de 34 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 05/06/2023 16:20

Los Estados Unidos en la profecía de la marca de la bestia 666

Vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. Apocalipsis 13:11. 


Apocalipsis (de Juan) 13-> Ver. 11

[V.11-> Otra bestia. Otra, además de la que ya ha sido mencionada (Ap 13:1). El texto griego insinúa que es de la misma clase que la primera bestia. Esto se confirma al revelarse sus características. Obra en estrecha colaboración con la primera bestia. Subía. Gr. anabáinō, “ascender”, “surgir”. Anabáinō se usa en Mat 13:7 con referencia al crecimiento de las plantas. El significado de la palabra griega llama la atención al proceso de emerger. El profeta ve la acción en pleno desarrollo. De la tierra. La primera bestia surgió del mar (ver com. Ap 13:1). Las cuatro bestias de Daniel también subieron del mar (Ap 7:3). Como el “mar” representa pueblos y naciones (ver com. Ap 13:1; Ap 17:1-2; Ap 17:8), es razonable considerar que “tierra” representa una región con escasa población; por lo tanto, esta nueva nación no se levantaría mediante guerras y conquistas, sino que llegaría a ser grande en una región de pocos habitantes. Los comentadores adventistas han visto en esta segunda bestia un símbolo de los Estados Unidos de Norteamérica. Esta potencia cumple exactamente las especificaciones de la profecía. Cuando la primera bestia sufrió el cautiverio en 1798 (ver com. Ap 13:10), Estados Unidos crecía en extensión y poder. Esta nación no surgió en el Viejo Mundo atestado de multitudes, sino en el Nuevo Mundo con sus relativamente pocos habitantes (ver CS 492-494). Dos cuernos. Representan las dos notables características del sistema norteamericano de gobierno: libertad religiosa y civil, ambas garantizadas en la Constitución de los Estados Unidos. La libertad civil halló su expresión en una forma republicana de gobierno, y la libertad religiosa, en el protestantismo. Un cordero. Símbolo de juventud y propósitos pacíficos. Otras naciones habían sido descritas como bestias feroces a causa de sus actitudes belicosas. Esta bestia con dos cuernos de cordero bien puede simbolizar una nación que no era agresiva al comienzo de su historia. Su principal preocupación era vivir pacíficamente, ocupándose de sus propios intereses y ofreciendo asilo y refugio a los oprimidos de muchas naciones. Hablaba. El pretérito imperfecto indica repetición o costumbre: la bestia acostumbraba hablar como dragón. Como dragón. La narración de las hazañas del dragón se hace en un tiempo presente dramático. Hay un contraste notable entre la apariencia y las acciones de la bestia. En apariencia es mansa y parece inofensiva, pero en su acción es perseguidora y cruel como lo revelan los Ap 13:12-18. Cuando la profecía se aplica a los Estados Unidos, inmediatamente es claro que el cumplimiento de la predicción es aún futuro. Los Estados Unidos de Norteamérica continúan defendiendo los principios de libertad garantizados por su Constitución. La manera en que se operará un cambio de política está bosquejada en la profecía que considerarnos. El cambio vendrá durante la crisis final inmediatamente antes del tiempo en que “los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo” (Ap 11:15; cf. Sal 2:2; Dan 2:44; Dan 7:14; Dan 7:27). ] 

Una nación, y sólo una, responde a los datos y rasgos característicos de esta profecía; no hay duda de que se trata aquí de los Estados Unidos de Norteamérica.

Esta es una imagen sorprendente del surgimiento y el desarrollo de nuestra nación. Y los cuernos semejantes a los de un cordero—símbolo de inocencia y mansedumbre—representan con acierto el carácter de nuestro gobierno, según está expresado en sus dos principios fundamentales: el republicanismo y el protestantismo.

El Señor ha favorecido a los Estados Unidos más que a cualquier otra nación... En ella proveyó refugio para su pueblo a fin de que éste pudiera rendirle culto conforme a los dictados de su conciencia. En esa nación el cristianismo ha prosperado conservando su pureza. En ella se ha enseñado sin restricciones la doctrina del don de la vida vivificada por el poder de un único Mediador entre Dios y el hombre. Era propósito divino que en esta nación siempre hubiera libertad para que las gentes pudieran adorarlo de acuerdo con los imperativos de su conciencia. Era su intención que las instituciones civiles manifestaran en su expansión y desarrollo la libertad que otorgan los atributos del Evangelio. 

Pero el enemigo de toda justicia ha trazado sus proyectos con respecto a los planes que Dios tiene para esta nación. Introducirá actividades que harán que los hombres se olviden de la existencia de Dios. La mundanalidad y la avaricia, que es idolatría, prevalecerán debido a la obra del archiengañador, hasta que la ley de Dios quede invalidada en todos sus aspectos.

Me fue mostrado que Satanás se nos está adelantando. La ley de Dios ha de ser invalidada por los instrumentos de Satanás. En nuestro país, que se jacta de la libertad, se acabará la libertad religiosa.

Cuando nuestra nación, en sus asambleas legislativas, dicte leyes destinadas a subyugar la conciencia de los hombres en lo que toca a sus privilegios religiosos, poniendo en vigor la observancia del domingo y constituyéndose en un poder opresor dirigido contra quienes observan el sábado como día de reposo, la que en realidad quedará invalidada será la ley de Dios y a la apostasía nacional seguirá la ruina nacional.



Respuesta  Mensaje 3 de 34 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 05/06/2023 16:33

Apocalipsis (de Juan) 13-> Ver. 12
[V.12-> Autoridad. Este versículo es una ampliación de la frase “hablaba como dragón” (Ap 13:1). El cumplimiento es aún futuro (ver com. Ap 13:11). Durante el apogeo de su poder, la primera bestia, el papado 835(ver com. Ap 13:2), ejerció amplia autoridad en asuntos tanto religiosos como políticos (ver com. Dan 7:8). Para que la segunda bestia ejerza toda la autoridad de la primera bestia, tendrá que entrar en el campo de la religión y procurar imponerse en el culto religioso. Este paso por parte de los Estados Unidos de Norteamérica significará que renuncia completamente a su política actual de conceder plena libertad religiosa a sus ciudadanos. Este cambio se predice aquí (ver 2JT 151). El cambio de política se presentará, sin duda, en forma aparentemente inofensiva. Ya se han hecho repetidos intentos para establecer leyes más estrictas en cuanto a la observancia del domingo como día de culto. Se espera que así mejoren los principios morales de la sociedad. Pero, por inofensivo que parezca, cualquier tentativa de regular las prácticas religiosas mediante una ley es una violación del principio fundamental de la libertad religiosa. Esta profecía predice que la institución del domingo, que es fruto del papado (ver com. Dan 7:25), será un día impuesto por ley bajo amenaza de sanciones económicas y finalmente de muerte (Ap 13:12-18). En presencia. La primera bestia, que había sido mortalmente herida, ha revivido, y se ocupa de nuevo de los asuntos mundiales. Su promotora e instrumento es la segunda bestia con dos cuernos de cordero. Hace que la tierra. O sea sus habitantes. Este movimiento es más que una empresa nacional; asume proporciones internacionales (cf CS 619, 636; TM 37; 2JT 373-374; 3JT 143; 6T 352, 395). Adoren. La profecía indica la promulgación de alguna ley de carácter religioso cuya observancia será considerada como un acto de culto, en el cual el participante reconoce la autoridad de la primera bestia en asuntos religiosos. Una clave de la naturaleza de tal edicto se halla en el Ap 14:9-12. Esos versículos establecen un contraste entre los santos y los adoradores de la bestia y su imagen, y destacan que una de las características que distingue a los santos es la observancia de los mandamientos de Dios (Ap 13:12). Según Daniel, el poder aquí representado como la bestia pensaría “en cambiar los tiempos y la ley” (Ap 7:25). La historia registra un intento sumamente audaz de cambiar la ley divina: la sustitución del sábado, día de reposo del Señor, por el domingo, primer día de la semana (ver com. Dan 7:25). Es, pues, posible ver aquí una aplicación específica a un decreto civil que impondrá la observancia del domingo, una institución del papado, prohibiendo la observancia del sábado de la ley de Dios. Los hombres serían inducidos de esta manera a “adorar” a la “primera bestia”. Obedecerán su orden pasando por encima de la ley de Dios en cuanto al día de reposo. Ver com. Ap 13:16-17. Ver CS 495-503; 6T 352. El asunto del día de reposo es, por supuesto, sólo un aspecto del homenaje universal que la “bestia” recibirá finalmente (ver com. Ap 13:8). Lo que se prevé es un movimiento universal bajo la dirección de Satanás, quien intentará asegurar para sí la adhesión de los habitantes de esta tierra. Tendrá éxito en unir los diversos elementos religiosos y en asegurar la lealtad de los hombres para la nueva organización modelada a semejanza de la antigua (ver com. Ap 13:14). Satanás es el poder que está detrás de la “bestia”. El es el verdadero anticristo cuyo propósito es hacerse igual a Dios (ver 2Ts 2:9-10; cf. CS 651; TM 62; 2JT 369; 3JT 393). ]

Apocalipsis (de Juan) 13-> Ver. 
[V.14-> Engaña. Jesús amonestó respecto a “falsos Cristo y falsos profetas” que se levantarán y harán “grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mat 24:24). Pablo declaró que el anticristo obraría en los últimos 836 últimos días “con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad” (2Ts 2:9-10). Como una preparación previa para el Armagedón, los “espíritus de demonios, que hacen señales” irán “a los reyes de la tierra en todo el mundo” (Ap 16:14). El mundo actual por lo general no cree en milagros. Lo que ciertos grupos afirman que son milagros, los escépticos lo atribuyen a circunstancias casuales, prestidigitación o fraude. Los fenómenos físicos no tienen lugar en su esquema para lo sobrenatural. Satanás se alegra de que haya una incredulidad pues así conviene a su propósito de engaño. Los Ap 13:13 y Ap 13:14 del cap. 13 revelan que cuando llegue el tiempo apropiado, Satanás empleará su poder sobrenatural de una manera especial para engañar. “Lo que se predice aquí no es una simple impostura” (CS 609). Los hombres, incapaces de explicar los milagros de Satanás, los atribuirán al poder de Dios. Todo el mundo caerá en el engaño. Ver 3JT 285; CS 646-647, 682; PE 88. Imagen. Gr. eikón, “una semejanza”, “una imagen”. En 2Co 4:4 y Col 1:15 se dice que Cristo es la eikón de Dios. El propósito del plan de salvación es transformar al hombre a la eikón de Cristo. Eikón representa a un arquetipo o modelo original, y en muchos sentidos se le parece. Una imagen de la primera bestia es una organización que funcionará según los principios de la organización de la bestia. Entre los postulados de la primera bestia estaba el uso del poder secular para sostener instituciones religiosas. La segunda bestia, imitando a la primera, repudiará sus principios de libertad. La iglesia prevalecerá sobre el Estado para imponer sus dogmas por la fuerza. Estado e iglesia se unirán, y el resultado será la pérdida de la libertad religiosa y la persecución de las minorías disidentes. Cf. Ap 13:12; ver CS 496-501. La herida de espada. Ver com. Ap 13:3. ] 


Apocalipsis (de Juan) 16-> Ver. 13
[V.13-> Vi. Ver com. Ap 1:1. De la boca. La boca es el instrumento del habla. Estos “tres espíritus inmundos” que salen de las bocas del “dragón”, de la “bestia” y del “falso profeta”, representan la política que esta triple unión religiosa proclamará al mundo, la cual se menciona en el Ap 17:2 como el “vino” de Babilonia (ver com. Ap 16:14; Ap 17:2; Ap 17:6). Dragón. Ver com. Ap 12:3; Ap 13:1. El primer miembro de esta triple unión religiosa se identifica generalmente con el espiritismo o con el paganismo. Este último consiste principalmente en la adoración de espíritus maléficos, y por eso se parece esencialmente al espiritismo moderno tal como se practica en los países cristianos. La bestia. Ver com. Ap 13:1; Ap 17:3; Ap 17:8. Falso profeta. Evidentemente debe identificarse con la segunda bestia del Ap 13:11-17 (ver com. Ap 16:11), que apoya a la primera bestia de los Ap 16:1-10, y que por medio de los milagros que tiene el poder de hacer en presencia de la bestia (Ap 16:12-14), engaña a los hombres para que le hagan a ésta una “imagen”. Cf. Ap 19:20; Ap 20:10. Tres espíritus inmundos. Los defensores de ambas opiniones concuerdan en identificar al “dragón”, la “bestia” y el “falso profeta”, con el espiritismo moderno (CS 645) o paganismo, el papado, y el protestantismo apóstata (cf. Ap 13:4; Ap 13:14-15; Ap 19:20; Ap 20:10), respectivamente. Los “tres espíritus inmundos” evidentemente simbolizan o representan a este trío maléfico de poderes religiosos, que juntos constituyen la “gran Babilonia” de los últimos días (Ap 16:13-14; Ap 16:18-19; ver com. Ap 16:19; Ap 17:5). A manera de ranas. Tal vez no deba atribuirse ningún significado a esta comparación, que quizá sólo tiene el propósito de destacar lo repulsivo que son los “tres espíritus 858 inmundos” delante de Dios. ] 


Respuesta  Mensaje 4 de 34 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 05/06/2023 18:30

Satanás y el conflicto final.Apocalipsis 12:9,cap13cap17:8,13, 2 Tesal cap 2 

Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. Daniel 7:25.

Daniel 7-> Ver. 8
[V.8-> Otro cuerno pequeño. Mejor, “otro  cuerno, uno pequeño”. Aunque pequeño al comienzo, este cuerno es descrito posteriormente como “más grande que sus compañeros”. Se verá que esto simboliza la continuación del poder romanos mediante la Iglesia Romana. “De las ruinas de la Roma política se levantó el gran imperio moral en la ‘forma gigante’ de la Iglesia Romana” (A. C. Flick, The Rise of the Mediaeval Church, 1900, p. 150). Ver com. Dan 7:24-25. ”Bajo la potestad del Imperio Romano los papas no tenían poder temporal. Pero cuando el Imperio Romano se hubo desintegrado y su lugar fue ocupado por varios reinos rudos y bárbaros, la Iglesia Católica Romana no sólo se independizó de esos Estados en el aspecto religioso, sino que dominó también en lo secular. A veces, bajo gobernantes tales como Carlomagno (768-814), Otón el Grande (936-973) y Enrique III (1039-1056), el poder civil tuvo cierto predominio sobre la iglesia; pero en general, durante el débil sistema político del feudalismo, la iglesia, bien organizada, unificada y centralizada, con el papa a su cabeza, no sólo era independiente en los asuntos eclesiásticos sino que también controlaba los asuntos civiles” (Carl Conrad Eckhardt, The Papacy and World-Affairs [1937] P. 1). Delante. Arameo qodam, palabra que se usa frecuentemente en Daniel, y que significa “antes en lo que atañe al tiempo”, o “en presencia de”. La frase “delante de él” puede interpretarse “para darle lugar a él”. Tres cuernos de los primeros. El “cuerno pequeño” es un símbolo de la Roma papal. En consecuencia, el que los tres cuernos fuesen arrancados simboliza la destrucción de tres de las naciones bárbaras. Entre los principales obstáculos que se le presentaron a la Roma papal en su encumbramiento al poder político estuvieron los hérulos, los vándalos y los ostrogodos. Los tres eran defensores del arrianismo, que fue el rival más formidable del catolicismo. Los hérulos fueron la primera de las tribus bárbaras que dominaron a Roma. Constituían tropas auxiliares germanas de Roma que se amotinaron, y en 476 d. C. depusieron al último emperador de Occidente, el adolescente Rómulo Augústulo. A la cabeza de los hérulos y de otras tropas mercenarias estaba Odoacro, quien se constituyó rey de Roma. Odoacro, que era arriano, aunque tolerante para con los católicos, era odiado por los italianos. Por sugestión del emperador Zenón, del imperio de Oriente, Teodorico, caudillo de los ostrogodos, fue el siguiente en invadir Italia. Lo hizo en 489, y en 493 consiguió que Odoacro se rindiera y poco después lo mató (ver Thomas Hodgkin, Italy and Her Invaders, t. 3, pp. 180-213). En lo que se refiere a la Iglesia Romana, la llegada de Teodorico no significó ninguna mejoría sino sólo un cambio de caudillos. Teodorico era un arriano tan decidido como su predecesor en el trono de Italia. Aunque concedió tolerancia a las diversas religiones de su reino, las desmedidas ambiciones del pontífice romano no podían concretarse en un sistema que sólo otorgaba tolerancia. Entre tanto los vándalos, presididos por Genserico, se habían establecido en el norte de África y habían tomado a Cartago en 439. Siendo arrianos fanáticos y belicosos, constituían una amenaza para la supremacía de la Iglesia Católica en el Occidente. Eran especialmente intolerantes para con los católicos, a quienes llamaban herejes. Para ayudar a los católicos del Occidente, el emperador, Justiniano, que gobernaba la mitad oriental del Imperio Romano desde Constantinopla, envió a Belisario, el más hábil de sus generales. Belisario venció completamente a los vándalos en 534. Debido a esta victoria, los ostrogodos quedaron en Italia como el único poder arriano sobreviviente de importancia que pudiera estorbar la hegemonía del papado en el Occidente (ver Hodgkin, op. cit., t. 3, cap. 15). Después de haber eliminado a los vándalos, Belisario, en 535, comenzó en Italia su campaña contra los ostrogodos. Aunque esa campaña duró veinte años antes de que los ejércitos imperiales obtuvieran la victoria completa (ver Hodgkin, op. cit., t. 5, pp. 3-66), la acción decisiva ocurrió en los comienzos de la campaña. Los ostrogodos, que habían sido expulsados de Roma, volvieron y la sitiaron en 537. El sitio duró todo un año, pero en 538 Justiniano hizo desembarcar otro ejército en Italia, y en marzo los ostrogodos abandonaron el asedio (ver Hodgkin, op. cit., t. 4, pp. 73-113, 210-252; Charles Diehl, “Justinian”, en Cambridge Medieval History, t. 2, p. 15). Es verdad que en 540 volvieron a entrar en la ciudad durante un periodo muy corto, pero su ocupación fue breve. Su retirada de Roma en 538 marcó el verdadero fin del poder 854 ostrogodo, aunque no lo fuera de la nación ostrogoda. Y así fue “arrancado” el tercero de los tres cuernos que estorbaban al pequeño cuerno. Justiniano es notable no sólo por su éxito al unir transitoriamente a Italia y países del Occidente con la mitad oriental de lo que había sido el Imperio Romano, sino también porque formó un código unificado al reunir y codificar las leyes que existían entonces en el imperio, incluso nuevos edictos del mismo Justiniano. En ese código imperial estaban incorporadas dos cartas oficiales de Justiniano que tenían toda la fuerza de un edicto real. En ellas confirmaba legalmente al obispo de Roma como “cabeza de todas las santas iglesias” y “cabeza de todos los santos sacerdotes de Dios” (Código de Justiniano, libro 1, título 1). En la carta posterior también alaba las actividades del papa como corrector de herejes. Aunque ese reconocimiento legal de la supremacía eclesiástica del papa está fechado en 533, es evidente que el edicto imperial no podía hacerse efectivo en favor del papa mientras el reino arriano de los ostrogodos dominara a Roma y la mayor parte de Italia. El papado estaría en libertad de desarrollar al máximo su poder cuando el dominio de los godos fuese quebrantado. En 538, por primera vez desde el fin del linaje imperial de Occidente, la ciudad de Roma fue liberada de la dominación de un reino arriano. En ese año el reino de los ostrogodos recibió su golpe mortal (aunque los ostrogodos sobrevivieron aún algunos años más como pueblo). Por esa razón el año 538 es una fecha más significativa que 533. Resumiendo: (1) El papa ya había sido reconocido en forma más o menos amplia (aunque de ninguna manera en forma universal) como obispo supremo de las iglesias de Occidente y había ejercido considerable influencia política, de tanto en tanto, bajo el patrocinio de los emperadores occidentales. (2)En 533 Justiniano reconoció la supremacía eclesiástica del papa como “cabeza de todas las santas iglesias” tanto en Oriente como Occidente, y ese reconocimiento legal fue incorporado al código de leyes imperiales (534). (3) En 538 el papado fue realmente liberado del dominio de los reinos arrianos, que dominaron a Roma y a Italia después de los emperadores occidentales. Desde ese tiempo el papado pudo aumentar su poder eclesiástico. Los otros reinos se hicieron católicos, uno por uno, y puesto que los lejanos emperadores de Oriente no retuvieron el dominio de Italia, el papa surgió a menudo como una figura principal de los turbulentos acontecimientos que siguieron a este período de Occidente. El papado adquirió dominio territorial y finalmente alcanzó el apogeo de su dominación política tanto como religiosa en Europa (ver Nota Adicional al final de este capítulo). Aunque esa dominación vino mucho más tarde, puede hallarse el punto decisivo en tiempos de Justiniano. Algunos piensan que es significativo que Vigilio, el papa que ocupaba ese cargo en 538, hubiera reemplazado el año anterior a un papa que había estado bajo la influencia gótica. El nuevo papa debía su puesto a la emperatriz Teodora y era considerado por Justiniano como el medio para unir a todas las iglesias de Oriente y de Occidente bajo su dominio imperial. Se ha hecho notar que, a partir de Vigilio, los papas fueron más y más estadistas a la vez que eclesiásticos, y a menudo llegaron a ser gobernantes seculares (Charles Bemont y G. Monod, Medieval Europe, p. 121). Este cuerno. Siendo que los diez cuernos representan al Imperio Romano dividido después de su caída (ver com. Dan 7:7), el cuerno pequeño debe representar a algún poder que surgiría entre ellos y tomaría el lugar de algunos de esos reinos (ver cita en com. Dan 8:23). Ojos. Generalmente se los toma como un símbolo de inteligencia. A manera de contraste con los bárbaros, que mayormente eran analfabetos, el poder representado por el “cuerno pequeño” era notable por su inteligencia, su perspicacia y su previsión. Hablaba grandes cosas. Ver com. Dan 7:25. ]
Daniel 7-> Ver. 25
[V.25-> Hablará palabras. Arameo millin (singular millah), simplemente, “palabras”. La expresión “grandes cosas” (Dan 7:8; Dan 7:20) es una traducción del vocablo arameo rabreban. Millah se traduce “asunto” en Dan 2:5; Dan 2:8; Dan 2:10-11; Dan 2:23; Dan 5:15; Dan 5:26; Dan 7:1; “palabra” en los Dan 4:31; Dan 4:33; Dan 5:10; Dan 7:11; Dan 7:25; Dan 7:28; “edicto” en 3:28; 6:12 y “respuesta” en 2:9. Contra. Arameo letsad. Si bien tsad significa “lado”, letsad no significa, como se esperaría, “al lado”, sino “contra”. Pero aquí parecería significar además “ponerse en lugar de”. Al oponerse al Altísimo, el cuerno pequeño pretendería ser igual a Dios (ver com. 2Ts 2:4; cf. Isa 14:12-14). La literatura eclesiástica abunda en ejemplos de las pretensiones arrogantes y blasfemas del papado. Ejemplos típicos son los siguientes tomados de una gran obra enciclopédica escrita por un teólogo católico del siglo XVIII: “El papa es de una dignidad tan grande y es tan excelso, que no es un mero hombre, sino como si fuera Dios y el vicario de Dios... ”El papa está coronado con una triple corona, como rey del cielo y de la tierra y de la regiones inferiores... ”El papa es como si fuera Dios sobre la tierra, único soberano de los fieles de Cristo, jefe de los reyes, tiene plenitud de poder, a él le ha sido encomendada por Dios omnipotente la dirección no sólo del reino terrenal sino también del reino celestial... ”El papa tiene tan grande autoridad y poder que puede modificar, explicar e interpretar aun las leyes divinas... ”El papa puede modificar la ley divina, ya que su poder no es de hombre sino de Dios, y actúa como vicerregente de Dios sobre la tierra con el más amplio poder de atar y soltar a sus ovejas. ”Cualquier cosa que se diga que hace el Señor Dios mismo, y el Redentor, eso hace su vicario, con tal que no haga nada contrario a la fe” (traducción de Lucio Ferraris, “Papa II”,Prompta Bibliotheca, t. VI, pp. 25-29). Quebrantará. O, “desgastará”. Esto se describe antes con las palabras, “este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía” (Dan 7:21). La frase describe una persecución continua e implacable. El papado reconoce que ha perseguido y defiende tales hechos como el legítimo ejercicio del poder que pretende haber recibido de Cristo. Lo siguiente está tomado de The Catholic Encyclopedia: ”En la bula ‘Ad exstirpanda’ (1252), Inocencio IV dice: ‘Cuando los que hayan sido condenados como culpables de herejía hayan sido entregados al poder civil por el obispo o su representante, o la Inquisición, el podestá o primer magistrado de la ciudad los llevará inmediatamente y ejecutará las leyes promulgadas contra ellos, dentro del término máximo de cinco días’... Ni podía quedar duda alguna en cuanto a cuáles disposiciones civiles se indicaban, porque los pasajes que ordenaban quemar a los herejes impenitentes 858 estaban incluidos en los decretos papales de las constituciones imperiales ‘Commissis nobis’ e ‘lnconsutibilem tunicam’. La bula antes mencionada ‘Ad exstirpanda’ permaneció de allí en adelante como documento fundamental de la Inquisición, renovada o puesta nuevamente en vigencia por varios papas, Alejandro IV (1254-61), Clemente IV (1265-68), Nicolás IV (1288-92), Bonifacio VIll (1-1303) y otros. Por lo tanto, las autoridades civiles estaban obligadas por los papas, so pena de excomunión, a ejecutar las sentencias legales que condenaban a los herejes impenitentes a la hoguera” (Joseph Blötzer, art. “Inquisition”, t. VIII, p. 34). Pensará. Arameo sebar, “procurar”, “intentar”. Se indica un esfuerzo premeditado (CS 499-500). Tiempos. Arameo zimnin (singular, zeman), término que indica tiempo fijo, como en los Dan 3:7-8; Dan 4:36; Dan 6:10; Dan 6:13, o un lapso como en los Dan 2:16; Dan 7:12. En el Dan 2:21 se da una sugestión en cuanto al significado de la expresión “cambiar los tiempos’. Allí se usan juntas otra vez las mismas palabras arameas que significan “mudar” y “tiempos”. Sin embargo, en ese pasaje Daniel dice que es Dios quien tiene la autoridad de mudar los tiempos. Es Dios quien rige el destino de las naciones. Es él quien “quita reyes, y pone reyes” (Dan 2:21). “En la palabra de Dios contemplamos detrás, encima y entre la trama y urdimbre de los intereses, las pasiones y el poder de los hombres, los instrumentos del Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente los consejos de la voluntad de Dios” (Ed 169). Es también Dios quien determina el “tiempo” (arameo zeman) cuando los santos poseerán el reino (Dan 7:22). El esfuerzo del cuerno pequeño para mudar los tiempos indicaría un esfuerzo premeditado para ejercer el derecho divino de dirigir el curso de la historia humana. La ley. Arameo dath, palabra usada para referirse tanto a la ley humana (Dan 2:9; Dan 2:13; Dan 2:15; Dan 6:8; Dan 6:12; Dan 6:15) como a la divina (Esd 7:12; Esd 7:14; Esd 7:21; Esd 7:25-26). Es evidente que aquí se hace referencia a la ley divina, ya que la ley humana puede ser cambiada según la voluntad de la autoridad civil, y tales cambios difícilmente podrían ser el tema de la profecía. Al investigar si el papado ha intentado cambiar las leyes divinas o no, encontramos la respuesta en la gran apostasía de los primeros siglos de la era cristiana cuando fueron introducidas numerosas doctrinas y prácticas contrarias a la voluntad de Dios revelada en las Sagradas Escrituras. El cambio más audaz corresponde al día de descanso semanal. La iglesia apóstata admite sin ambages que es responsable de la introducción del descanso dominical, y pretende que tiene el derecho de hacer tales cambios (CS 499-500). Un catecismo autorizado para sacerdotes dice: “La Iglesia de Dios [es decir, la Iglesia Católica] en su sabiduría ha ordenado que la celebración del día sábado fuese transferida al ‘día del Señor’ “ (Cathechism of the Council of Trent, traducción de Donovan, Ed. 1829, p. 358). Este catecismo fue escrito por orden del gran Concilio de Trento y publicado bajo los auspicios del Papa Pío V. Durante los tiempos del NT los cristianos observaron el sábado, séptimo día de la semana (ver com. Hch 17:2). “ transición del sábado al domingo fue un proceso gradual que comenzó antes de 150 d. C. y continuó durante unos tres siglos. Las primeras referencias históricas que tenemos en cuanto a la observancia del domingo por profesos cristianos aparecen en la Epístola de Bernabé (cap. 15) y en la Primera apología de Justino Mártir (cap. 67), obras que datan aproximadamente del 150 d. C. Ambas condenan la observancia del sábado e instan a observar el domingo. Las primeras referencias auténticas al domingo como “día del Señor” proceden de fines del siglo II y provienen del llamado Evangelio según San Pedro y de Clemente de Alejandría (Misceláneas, v. 14). Antes de la revolución judía instigada por Barcoquebas en 132-135 d. C.,, el Imperio Romano reconocía al judaísmo como una religión legal y al cristianismo como una secta judía. Pero como resultado de esa revolución los judíos y el judaísmo se desprestigiaron. Para evitar la persecución que siguió, de allí en adelante los cristianos trataron por todos los medios posibles de dejar en claro que no eran judíos. Las repetidas referencias que hacen los escritores cristianos de los tres siglos siguientes a la observancia del sábado como una práctica “judaizante”, junto con el hecho de que no hay referencia histórica de la observancia cristiana del domingo como día sagrado antes de la revolución judía, indican el período comprendido entre los años 135-150 como el tiempo cuando los cristianos empezaron a atribuirle santidad de día de reposo al primer día de la semana. 859 Sin embargo, la observancia del domingo no reemplazó inmediatamente a la del sábado sino que la acompañó y completó. Durante varios siglos los cristianos observaron ambos días. Por ejemplo, a comienzos del siglo III, Tertuliano observó que Cristo no había anulado el sábado. Un poco más tarde, en las Constituciones apostólicas, libro apócrifo, (ii. 36) se amonestaba a los cristianos a “guardar el sábado y la fiesta del día del Señor”. A principios del siglo IV el domingo había alcanzado una clara preferencia oficial sobre el sábado. En su Comentario sobre el Salmo 92 Eusebio, principal historiador eclesiástico de esa época, escribió: “Todas aquellas cosas que era deber hacer en el sábado, las hemos transferido al día del Señor, como que le pertenecen de manera más apropiada, porque este día tiene preferencia y ocupa el primer lugar y es más honorable que el sábado judío”. La primera acción oficial de la Iglesia Católica que expresa preferencia por el día domingo fue tomada en el Concilio de Laodicea (c. 364 d. C.). El canon 29 de ese concilio estipula que “los cristianos no han de judaizar y estar sin trabajar en sábado, sino, que han de trabajar ese día; pero honrarán de especial manera el día del Señor, y como cristianos que son, si es posible, no harán ningún trabajo en ese día. Sin embargo, si se los encuentra judaizando, serán excluidos de Cristo”. Este concilio dispuso que hubiera culto en el día sábado, pero designó a ese día como día laborable. Es digno de notarse que ésta, la primera ley eclesiástica que ordena la observancia del domingo, especifica el judaizar como la razón para evitar la observancia del sábado. Además, la rígida prohibición de la observancia del sábado es una evidencia de que muchos estaban todavía ‘judaizando’ en ese día. En realidad, los escritores cristianos de los siglos IV y V con frecuencia amonestan a sus correligionarios en contra de esa práctica. Por ejemplo, alrededor del año 400, Crisóstomo observa que muchos guardaban aún el sábado a la manera judía y estaban así judaizando. Los registros de la época también revelan que las iglesias de Alejandría y Roma fueron las principales en fomentar la observancia del domingo. Por 440 d. C. el historiador eclesiástico Sócrates escribió que “aunque casi todas las iglesias del mundo celebran los sagrados misterios cada semana en sábado, sin embargo los cristianos de Alejandría y Roma, por una antigua tradición, han dejado de hacer esto” (Ecclesiastical History v. 22). Alrededor de la misma fecha Sozomenos (o Sozomeno) escribió que “la gente de Constantinopla, y de casi todas partes, se reúne en el sábado, tanto como en el primer día de la semana, costumbre que nunca se observa en Roma ni en Alejandría”. Hay pues tres hechos claros: (1) El concepto de la santidad del domingo entre los cristianos se originó, principalmente, en su esfuerzo de evitar prácticas que los identificaran con los judíos, y provocaran así persecución. (2) La iglesia de Roma desde muy antiguo fomentó una preferencia por el domingo; y la creciente importancia que se le dio al domingo en la iglesia primitiva, a expensas del sábado, siguió muy de cerca al crecimiento gradual del poder de Roma. (3) Finalmente, la influencia romana prevaleció para hacer que la observancia del domingo fuese motivo de una ley eclesiástica, en la misma forma en que prevaleció para establecer otras prácticas tales como la adoración de María, la veneración de los santos y de los ángeles, el uso de imágenes y las oraciones por los muertos. La santidad del domingo descansa sobre la misma base que esas otras prácticas que no se encuentran en las Escrituras, y que fueron introducidas en la iglesia por el obispo de Roma. Hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. La palabra aramea ‘iddan, que aquí se traduce “tiempo”, aparece también en el Dan 4:16; Dan 4:23; Dan 4:25; Dan 4:32. En estos pasajes la palabra ‘iddan indudablemente significa “un año” (ver com. Dan 4:16). La palabra que se traduce “tiempos”, que también proviene de ‘iddan, era puntuada por los masoretas como plural, pero los eruditos generalmente están de acuerdo en que debiera puntuarse como dual, indicando así “dos tiempos”. La palabra que se traduce “medio”, pelag puede también traducirse “mitad’. Por eso, es más aceptable la traducción de la Versión Moderna: ‘Un tiempo, y dos tiempos, y la mitad de un tiempo”. Al comparar este pasaje con profecías paralelas que se refieren al mismo período, pero designándolo de otras maneras, podemos calcular el total del tiempo implicado. En Ap 12:14 se denomina a este período “un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo”. Un poco antes, en Ap 12:6, se hace 860 referencia al mismo período al decir “mil doscientos sesenta días”. En Ap 11:2-3 la expresión “mil doscientos sesenta días” equivale a “cuarenta y dos meses”. Así queda claro que un período de tres tiempos y medio corresponde con 42 meses, que a su vez son representados como 1.260 días, y que un “tiempo” equivale a 12 meses o 360 días. Este período puede llamarse un año profético. Sin embargo, no debe confundirse un año profético de 360 días ó 12 meses de 30 días cada uno con el año judío, que era un año lunar de extensión variable (tenía meses de 29 y de 30 días), ni con el calendario solar de 365 días (ver t. 11, pp. 114-115). Un año profético significa 360 días proféticos, pero un día profético representa un año solar. Esta distinción puede explicarse así: Un año profético de 360 días no es literal sino simbólico. Por eso sus 360 días son proféticos, no literales. Según el principio de día por año, ilustrado en Num 14:34 y Eze 4:6, un día en profecía simbólica representa un año literal. Así un año profético, o “tiempo”, simboliza 360 años naturales, literales, y de la misma manera un período de 1.260 ó 2.300 o de cualquier otra cantidad de días proféticos representa la misma cantidad de años literales (es decir, años solares completos, marcados por las estaciones que son controladas por el sol). Aunque el número de días de cada año lunar era variable, el calendario judío se corregía con la adición ocasional de un mes extra (ver t. II, pp. 106-107), de modo que para los escritores bíblicos -al igual que para nosotros- una larga serie de años siempre era igual al mismo número de años solares naturales. En cuanto a la aplicación histórica del principio de día por año ver pp. 41-80. La validez del principio de día por año ha sido demostrada por el cumplimiento preciso de varias profecías calculadas por este método, en particular la de los 1.260 días y la de las 70 semanas. Un período de tres años y medio contados en forma literal es completamente exiguo para cumplir los requisitos de las profecías de 1.260 días con relación al papado. Pero cuando, de acuerdo con el principio de día por año, el período se extiende a 1.260 años, la profecía tiene un cumplimiento excepcional. En julio de 1790, treinta obispos católicos se presentaron ante los que encabezaban el gobierno revolucionario de Francia para protestar por la legislación que independizaba al clero francés de la jurisdicción del papa y lo hacía responsable directamente ante el gobierno. Preguntaron si los dirigentes de la revolución iban a dejar libres a todas las religiones “excepto aquella que fue una vez suprema, que fue mantenida por la piedad de nuestros padres y por todas las leyes del Estado y ha sido por mil doscientos años la religión nacional” (A. Aulard, Christianity and the French Revolution, p. 70). El período profético del cuerno pequeño comenzó en 538 d. C., cuando los ostrogodos abandonaron el asedio a Roma, y el obispo de Roma, liberado del dominio arriano, quedó libre para ejercer las prerrogativas del decreto de Justiniano de 533, y aumentar de allí en adelante la autoridad de la “Santa Sede” (ver com. Dan 7:8). Exactamente 1.260 años más tarde (1798) las espectaculares victorias de los ejércitos de Napoleón en Italia pusieron al papa a merced del gobierno revolucionario francés, quien informó a Bonaparte que la religión romana sería siempre la enemiga irreconciliable de la república, y que “hay una cosa aún más esencial para alcanzar el fin deseado, y eso es destruir, si es posible, el centro de unidad de la iglesia romana, y depende de Ud., que reúne en su persona las más distinguidas cualidades del general y del hábil político, alcanzar esa meta si lo considera factible” (Id., p. 158). En respuesta a esas instrucciones y por orden de Napoleón, el general Berthier entró en Roma con un ejército francés, proclamó que el régimen político del papado había concluido y llevó al papa prisionero a Francia, donde murió en el exilio. El derrocamiento del papado en 1798 marca el pináculo de una larga serie de acontecimientos vinculados con su decadencia progresiva, y también la conclusión del período profético de los 1.260 años. Ver la Nota Adicional al fin de este capítulo, donde hay un bosquejo más completo del surgimiento y la decadencia del papado. 


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