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General: Hacia la conquista de nosotros mismos
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Alcoseri  (Mensaje original) Enviado: 23/10/2010 04:18

Hacia la conquista de sí mismos

El sistema, considera  al ser humano  como un ser aún  incompleto, y pone particular énfasis sobre el estudio de las personas y de las sociedades, y en este sentido la idea del estudio antropológico se conecta necesariamente con la idea de mejoramiento total del hombre y de la sociedad. Como actualmente somos, podemos usar muy poco de nuestros poderes mentales, pero el estudio y el trabajo masónico  los desarrolla. El estudio del ser  humano empieza con el estudio de sus estados de la consciencia. El hombre y la mujer  tienen el derecho de ser dueños de sí mismos, incluso tal como somos, y sin cambio alguno. La consciencia objetiva requiere en los seres humanos muchos cambios, pero él puede conquistar la consciencia plena. Empero que no la posee, aunque piense que la tiene. pero ¿Cómo comenzó esta ilusión o farsa ? ¿Por qué  los seres humanos se atribuyen un dominio de sus  consciencias? Se la atribuye porque tanto las universidades como las religiones les hacen pensar que tienen, y por ello la posible conquista de poseer una consciencia es innecesaria . Si no es consciente la humanidad de esta falta de consciencia, vive debajo de su nivel legítimo,, y usa solamente una décima parte de sus capacidades cerebrales. Pero en la medida en que se atribuya lo que es sólo una posibilidad, los seres humanos no trabajarán para el logro de este estado.  Y surge la pregunta: ¿por qué los  hombres y mujeres  no poseen  la consciencia plena si tiene para ello todos los arreglos y órganos necesarios? La razón de esto es su condicionamiento social y religioso. No es fácil despertar la consciencia , pues hay muchas causas para adormilarla . A menudo se formula la pregunta: ¿todas las personas poseen la posibilidad de despertar? No, no todas:  muy pocas son capaces de comprender que están inconscientes , y de hacer los esfuerzos necesarios para despertar su consciencia . Primero, cualquier  hombre o mujer  debe estar preparado, debe entender su mala  situación; segundo, debe tener bastante energía y un deseo suficientemente fuerte para poder salir de su pérdida de consciencia . En toda esta extraña combinación que es el ser humano, lo único que puede cambiarse es la necesidad de alcanzar una consciencia. Pero primero debe comprender que es una máquina descompuesta, de modo que pueda cambiar algunos chips, limpiar su computadora de virus, actualizar sus programas etc. Debe estudiarse; he aquí donde comienza la posibilidad del cambio real. Cuando comprenda que es una máquina en mal funcionamiento, y cuando sepa algo acerca de su propia máquina, verá que ésta puede trabajar en diferentes circunstancias de consciencia y, de ese modo, tratará de darle superiores condiciones. En este sistema nos dijeron que el hombre tiene la posibilidad de vivir en cuatro estados de consciencia pero que, como es, vive sólo en dos. También sabemos que nuestras funciones se dividen en cuatro categorías. De manera que estudiamos las cuatro categorías de las funciones en los dos estados de consciencia. Al mismo tiempo, comprendemos que suceden vislumbres de consciencia de si, y que lo que nos impide tener más vislumbres de éstas es el hecho de que no nos recordamos: estamos dormidos. La primera cosa necesaria en un estudio serio de uno mismo es entender que la consciencia tiene grados. Deben recordar que no pasan de un estado de la consciencia a otro, sino que éstos están añadidos uno al otro. Esto significa que si están en el estado de sueño, cuando despiertan, el estado de la consciencia relativa o de "sueño vigila" se añade al estado de sueño; si ustedes se tornan conscientes de si, esto se añade al estado del "sueño vigila"; y si adquieren el estado de la consciencia objetiva, esto se añade al estado de la consciencia de sí. No hay agudas transiciones de un estado a otro estado. ¿Por qué no? Porque cada estado consiste en diferentes estratos. Así como en el sueño pueden estar más dormidos o menos dormidos, de igual modo en el estado en que ahora nos hallamos, pueden estar más cerca de la consciencia de sí o más lejos de ella. La segunda cosa necesaria en un estudio serio de uno mismo es el estudio de las funciones mediante la observación de éstas, aprendiendo a dividirlas en el sentido correcto, aprendiendo a reconocer cada una separadamente. Cada función tiene su propia profesión, su propia especialidad. Deben ser estudiadas separadamente y entenderse claramente sus diferencias, recordando que están controladas por diferentes centros o mentes. Es muy útil pensar sobre nuestras diferentes funciones o centros y comprender que son absolutamente independientes. No comprendemos que hay cuatro seres independientes en nosotros, cuatro mentes independientes. Siempre tratamos de reducir todo a una sola mente. El centro instintivo puede existir absolutamente aparte de tos otros centros; los centros motor y emocional pueden existir sin el intelectual. Podemos imaginar cuatro personas que viven en nosotros. La que llamamos instintiva es el hombre físico. El hombre motor es también un hombre físico, pero con diferentes inclinaciones. Luego está el hombre sentimental o emocional, y el hombre teórico o intelectual. Si nos contemplamos desde este punto de vista, es más fácil ver dónde cometemos el principal error acerca de nosotros mismos, porque nos consideramos como uno solo, como siempre el mismo. No tenemos medios para ver los centros, pero podemos observar las funciones: cuanto más observamos, más material tenemos. Esta división de las funciones es importantísima. El control de cualquiera de nuestras facultades sólo puede obtenerse con la ayuda del conocimiento. Cada función puede controlarse solamente si conocemos las peculiaridades y la velocidad de cada una. La observación de las funciones debe conectarse con el estudio de los estados de consciencia y los grados de consciencia. Debe entenderse claramente que la consciencia y las funciones son cosas absolutamente diferentes. Moverse, pensar, sentir, tener sensaciones, éstas son funciones; pueden trabajar con absoluta independencia de si estamos conscientes o no; en otras palabras, pueden trabajar mecánicamente. Estar consciente es algo absolutamente diferente. Pero si estamos más conscientes, inmediatamente aumenta la intensidad de nuestras funciones. Las funciones pueden compararse con máquinas que trabajan en variables grados de luz. Estas máquinas son tales que pueden trabajar mejor con luz que en la oscuridad; en cada momento que hay más luz, las máquinas trabajan mejor. La consciencia es la luz y las máquinas son las funciones. La observación de las funciones requiere largo trabajo. Es necesario hallar muchos ejemplos de cada una. Al estudiarlas, veremos inevitablemente que nuestra máquina no trabaja correctamente; algunas funciones son todas correctas, mientras otras son indeseables desde el punto de vista de nuestro objetivo. Pues debemos tener un objetivo, de lo contrario ningún estudio dará resultado alguno. Si comprendemos que estamos dormidos, el objetivo es despertar; si comprendemos que somos máquinas, el objetivo es cesar de ser máquinas. Si queremos ser más conscientes, debemos estudiar qué nos impide recordarnos. De modo que tenemos que introducir cierta valorización de las funciones desde el punto de vista de si son útiles o dañinas para el recuerdo de sí. De modo que hay dos líneas de estudio: el estudio de las funciones de nuestros centros, y el estudio de las funciones innecesarias o dañinas.

¿El método de este estudio es la observación?

Uno puede descubrir muchas cosas en ese sentido y puede preparar el terreno para un ulterior estudio, pero de por sí no es suficiente. Mediante la observación de sí, uno no puede establecer las más importantes divisiones en uno mismo, divisiones horizontales y verticales, pues hay muchas divisiones diferentes; uno no puede conocer los diferentes estados de la consciencia y .separar las propias funciones. Uno debe conocer las principales divisiones; de otro modo, cometerá errores y no sabrá lo que observa. El hombre es una máquina muy complicada; en realidad no es una máquina, sino una gran fábrica consistente en muchas máquinas diferentes que, en su totalidad, trabajan a diferentes velocidades, con diferentes combustibles, en diferentes condiciones. De modo que no es sólo una cuestión de observación sino una cuestión de conocimiento, y el hombre no puede obtener este conocimiento de sí mismo, pues la naturaleza no hizo instintivo este conocimiento: ha de ser adquirido por la mente. Instintivamente, el hombre puede conocer lo que es amargo o dulce y cosas similares, pero el conocimiento instintivo termina allí. De modo que el hombre debe aprender. y debe aprender de alguien que haya aprendido antes que él. Si efectúa un serio esfuerzo para observar las funciones por sí, comprenderá que ordinariamente, cualquier cosa que haga, cualquier cosa que piense, cualquier cosa que sienta, usted no se recuerda. No comprende que está presente, que está aquí. Al mismo tiempo, descubrirá que, si realiza suficientes esfuerzos durante un tiempo suficientemente largo, puede aumentar su capacidad de recordarse. Empezará a recordarse más a menudo, empezará a recordarse más profundamente, empezará a recordarse en conexión con más ideas: la idea de la consciencia, la idea del trabajo, la idea de los centros, la idea del estudio de sí. Pero la pregunta es: ¿cómo recordarse, cómo hacerse más consciente? El primer paso es comprender que no estamos conscientes. Cuando comprendamos esto y lo observemos por primera vez, deberemos tratar de atraparnos en los momentos en que no estamos conscientes y, poco a poco, esto nos hará más conscientes. Este esfuerzo demostrará cuan poco conscientes estamos, porque en las condiciones corrientes de la vida es muy difícil estar consciente. Aquí ustedes se ponen en condiciones artificiales, piensan sobre ustedes mismos: "Estoy sentado aquí" o "Yo soy yo mismo", e incluso eso no pueden hacerlo mucho. Pero en condiciones corrientes, cuando piensan sobre algo, o charlan, o trabajan, todo los distrae, y no pueden recordarse. Esta expresión de "recordarse" se toma intencionalmente, pues en la conversación corriente decimos a menudo "él se olvidó" o "el se acordó a tiempo". Usamos esta expresión sólo en relación con las formas extremas de las emociones negativas, pero en lo concreto siempre nos olvidamos, y con excepción de muy raros momentos, jamás nos recordamos a tiempo.

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