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De: Alcoseri  (Mensaje original) Enviado: 07/03/2013 00:16
La sombra Psicológica
Era ya muy noche y me hallaba en algún lugar desconocido avan¬zando lenta y penosamente en medio de un camino tenebroso. La niebla lo cubría todo. Yo sostenía y protegía con las manos una débil lámpara con una vela encendida que amenazaba con apagarse en cualquier momento. Todo parecía depender de que consiguiera mantener viva esa luz. De repente tuve la sensación de que algo horrible me seguía. Enton¬ces me giré y descubrí una enorme figura negra que avanzaba tras de mí, no alcanzaba a ver su rostro. A pesar del terror que experimenté no dejé de ser cons¬ciente en todo momento de que debía proteger la luz a través de la noche y la espesa niebla. Cuando me di cuenta de inmediato de que la figu¬ra que había visto era mi sombra, la sombra de mi pro¬pio cuerpo iluminado por la luz recortándose en la niebla. Tam¬bién sabía que esa luz era mi conciencia, la única luz que poseo, una luz infinitamente más pequeña y frágil que el poder de las tinieblas pero, al fin y al cabo, una luz, mi única luz. Cuando al fin llegue al punto de referencia, le conté a todos lo sucedido, y uno de ellos con una mirada aterradora y una voz temblorosa me dice: ¡esta ahí, esta ahí! Yo pregunte ¿Qué, qué está ahí? El fuera de sí me dice: ¡Ahí esta tu sombra! ¡Ahí esta tus sombra! Todos empezaron a mirarse unos a otros, el pánico no se hizo esperar y todos miraban hacia mi sombra. Yo trate de tranquilizarlos diciéndoles miren todos ustedes proyectan una sombra; incrédulos unos y otros sumamente espantados, voltean hacia donde se proyectaba su sombra, algunos proyectaban su sombra en el piso, otros en las paredes otros inclusive proyectaban su sombra en otras personas. Ese fue un momento de extrema locura y confusión, muchos negaban que ellos pudieran proyectar una sombra, otros fuera de si, los que veían su sombra proyectada en otros decían, esa sombra es la sombra de él no la mía. De pronto todo esto me hizo sentir mal, yo era el causante de que ellos se dieran cuanta de sus propia sombra, yo la había descubierto mi propia sombra en el camino aquí, me miraban fijamente, como mirando a quien es causante de su desdicha. Uno de ellos decía: esa es mi sombra, pero esta es oscura y no es fiel al contorno de mi cuerpo, es alargada plana y torcida. Y en tanto me muevo ella me sigue, como algo ligado a mi. Terror, pena, angustia se reflejaba en sus rostros. El caso mío era diferente yo lo había descubierto por mi mismo, pero yo se las estaba haciendo ver. Y esto al parecer no era lo propio. Ahora ellos podían verse por primera vez las sombras los unos a los otros y se sentían peor que desnudos. Uno de ellos alargando su brazo me toma fuertemente mi mano y me reprocha: tú hiciste esto, me arrancases mi felicidad, ahora ayúdame a recobrar mi cordura y mi dicha. Yo le miro a los ojos y le digo: esa sombra siempre estuvo contigo, tu indiferencia hacia ella te hacia feliz, era una dicha simulada. Otro me grita ¡No, No, tu la trajiste del Camino! Nos has contagiado. Ahora en verdad me siento profundamente dolido. Me di cuenta que a mi si me servia saber y ver mi sombra, pero a ellos no. Mi sombra me hablaba de mis debilidades de mis miedos y me hacia ver en que me equivocaba, esto porqué era una imagen mía Nos resulta extraño comprobar cómo la sombra psicológica individual se contagia con la sombra colectiva o de las masas con más facilidad que lo positivamente consciente. Cuando nos unimos a los demás, abrimos paso a impulsos primitivos que realmente no nos pertenecen: es como si la sombra colectiva nos atrapara y nos obligara a tener un comportamiento determinado. Y aunque la sombra personal es un asunto meramente subjetivo, la que se muestra en colectividad, sin embargo se trata de una realidad objetiva y muy real comúnmente conocida como “el Mal”. La sombra personal puede modificarse, pero la colectiva no se altera ante nuestros esfuerzos racionales y si analizamos nuestro comportamiento cuando actuamos guiados por la sombra del grupo sólo alcanzamos a sentir una indefensión. La masonería ha tratado de modificar a la sombra colectiva enviando mensajes de unidad y amor fraterno y seguramente ha tenido éxito, muchos pueblos reaccionaron positivamente al mensaje. Pero porque cuesta demasiado desmarcarse de las tendencias en masa. Por eso históricamente el hombre ha buscado refugio a su desesperación frente al mal colectivo en distintas corrientes como la religión, la fe y en la obediencia a normas sociales, que debemos entender como defensa ante el arrastre del mal en masa. De hecho, la definición del mal desafía la comprensión inclusive de los académicos y teólogos, para una época y una cultura el mal se definiría de manera muy distinta a otra. El mal colectivo tiene un rasgo difícil de analizar es como si de pronto y de manera inesperada fuerzas escondidas en el inconsciente brotasen de la mente de muchas personas a la vez. Como si surgiese una epidemia y fuésemos incapaces, individualmente, de combatir las calamidades que provocan el fanatismo religioso, el fundamentalismo nacionalista y la avaricia de las grandes corporaciones financieras y mercantiles. Hoy gracias a los medios de comunicación podemos evidenciar que el mundo se ha convertido en el teatro de operaciones del mal colectivo: la maldad humana que enloquece al mundo y provoca guerras, el hombre envenena, corrompe, poluciona y envenena. Es exactamente la misma fuerza que impulsó a los inquisidores a pensar que había seres malditos, a los musulmanes que los cristianos son satánicos, a los escépticos que los creyentes son ignorantes, y los creyentes piensan que los científicos usan su sólo ingenio para fabricar armas de destrucción masiva
http://groups.google.com/group/secreto-masonico/browse_thread/thread/32d752ef54f5fb25/d02c6e87b6d2d802?lnk=gst&q=sombra#d02c6e87b6d2d802

Se Libre Hermano, ¡Se Libre!


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