Esta         mañana desperté emocionado con todas las cosas que tengo que hacer         antes de que 
el reloj marque la medianoche.
 Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante.
 Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.
 Hoy puedo quejarme porque el día esta lluvioso, o puedo dar gracias a         Dios porque las plantas 
están siendo regadas gratis.
 Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero, o puedo estar         contento de que mis 
finanzas me empujan a planear mis compras con         inteligencia.
 Hoy puedo quejarme de mi salud, o puedo regocijarme de que estoy vivo.
 Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres no me dieron mientras         estaba creciendo, o 
puedo sentirme agradecido de que me permitieran         haber nacido.
 Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas, o puedo celebrar que         las espinas tienen rosas.
 Hoy puedo auto compadecerme por no tener muchos amigos, o puedo         emocionarme y embarcarme 
en la aventura de descubrir nuevas relaciones.
 Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar, o puedo gritar de         alegría porque tengo un trabajo.
 Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela, o puedo abrir mi         mente enérgicamente y
 llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
 Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del         hogar, o puedo sentirme
 honrado porque tengo un techo para mi mente,         cuerpo y alma.
 Hoy el día se presenta ante mí, esperando a que yo le dé forma y aquí         estoy, el escultor que tiene 
que darle forma.
 Lo que suceda hoy depende de mí, yo debo escoger qué tipo de día voy         a tener.
 Ten un gran día... A menos que tengas otros planes.
 
 Es muy cierto este pensamiento, depende de uno mismo de cómo vaya el día,         y para lograrlo hay 
que tener fe, confianza y valor en sí mismo,         siempre pensar positivamente y sobre todo saber que 
uno es importante en         la vida.