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General: AGUA DE LA ROCA
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Respuesta  Mensaje 1 de 67 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999  (Mensaje original) Enviado: 15/10/2011 21:35

Agua de la Roca

(Edición 2.0 18062005-25112006)

 

El Señor dijo a Moisés: "Habla a la roca delante de sus ojos y derramara el agua para que la congregación y su ganado pueda beber." Este papel ha sido adaptado de los Capítulos 43-45 de The Bible Story Volumen II por Basil Wolverton, publicado por Ambassador College Press y cubre Números capítulos 20 y 21 en la biblia.

 

 

 

Christian Churches of God 

PO Box 369, WODEN ACT 2606, AUSTRALIA

 

 

Email: secretary@ccg.org

 

 

(Derechos Reservados © 2006, 2006 Christian Churches of God, ed. Wade Cox) 

(tr. 2010)

 

Este documento puede copiarse libremente y distribuirse con tal de que se copie en su totalidad sin alteraciones o tachaduras. Debe incluirse el nombre del editor y dirección y el aviso de derechos de propiedad literaria. Ningún cargo puede realizarse a los destinatarios de copias distribuidas. Las citas breves pueden ser incluidas en artículos críticos y revisiones sin interferir en los derechos de propiedad literaria.

 

 

 

Este papel está disponible de la página del World Wide Web:
http://www.logon.org y http://www.ccg.org

 

 

Agua de la Roca

 

 

Continuamos aquí de la de papel La Rebelión de Coré (No. CB47).

 

Miriam muere

En el primer mes del cuadragésimo año de vagar, Miriam, la hermana de Moisés y Aarón, murió justo después de que Israel acampo en Cades la segunda vez (Núm. 20:1). Tenía cerca de ciento treinta años de edad cuando murió.

 

Cuando Israel se había quedado en Cades la primera vez, había un montón de agua. Sin embargo, las condiciones habían cambiado en treinta y ocho años. Algunos de los manantiales se habían secado. Otros no podían producir suficiente agua para continuar previendo las enormes necesidades de los israelitas y su ganado.

 

¡Los Israelitas se quejan otra vez!

Poco después de la muerte de Miriam la escasez de agua llegó a ser tan grave que una ruidosa multitud, quejándose se reunieron contra Moisés y Aarón.

 

Pelearon con Moisés y le dijeron: "¡Si tan sólo hubiéramos muerto cuando nuestros hermanos cayeron muertos delante del Señor! ¿Por qué traes a la congregación del Señor a este desierto, para que nuestro ganado y nosotros muramos aquí? ¿Por qué nos sacaste de Egipto para venir a este terrible lugar? No tiene ningún grano o higos o vid, y no hay agua para beber"(Núm. 20:1-5).


Moisés y Aarón estaban acostumbrados a este tipo de comportamiento infantil. Esperaban que la multitud ruidosa se cansara y rompiera, pero la situación empeoró. Así que salieron de la comunidad y fueron a la entrada de la Tienda del Encuentro y cayeron boca abajo, y la Gloria del Señor se les apareció. El Señor dijo a Moisés: "Toma esta vara (o la bastón), y tú y tu hermano Aarón reúnan a la congregación. Habla con esa roca delante de sus ojos y brotara el agua. Llevarás agua de la roca a la comunidad para que ellos y su ganado puedan beber "(v. 6-8).

 

Golpear la roca y el agua emanando simboliza a Cristo como la roca espiritual (1Cor. 10:4), siendo el medio por el cual recibiremos las aguas vivas del Espíritu Santo de Dios (Jn. 7:37-39).

 

Moisés pierde su temperamento

Moisés tomó la vara - que había retoñado para demostrar que la familia de Aarón debía conservar el sacerdocio - y partió con Aarón. Moisés y Aarón reunieron a la congregación frente a la roca, y Moisés les dijo: "Escuchen rebeldes, ¿debemos sacarles agua de esta roca?" Entonces Moisés levantó la mano y golpeó la roca con su vara dos veces. Brotó agua en abundancia, y la comunidad y su ganado bebía (Núm. 20:9-11).

 

Moisés y Aarón se sintieron muy aliviados al ver el agua que da vida fluir de la roca. Otra crisis había pasado. Así otro punto áspero había sido suavizado.


Como vimos en Éxodo 17:1-7, A Moisés se le dijo que golpeara la roca para obtener agua en una ocasión anterior. Esta vez, sin embargo, el Señor le dijo a Moisés que le hablara a la roca, ordenándole, a través del poder del Creador, que brotara agua. Pero Moisés, en su cólera desobedeció las instrucciones del Señor y golpeo la roca, dos veces. Moisés no recibió instrucciones de utilizar la vara para golpear la roca. Iba a ser llevada por Moisés y Aarón, como símbolo de su autoridad Levítica para usar un enorme poder de Dios.

Justo castigo de Dios

Entonces el Señor dijo a Moisés y Aarón: "Debido a que no confiaron en mí lo suficiente como para honrarme como santo delante de los ojos de los israelitas, no llevaran a esta comunidad a la tierra que les daré".

 

Estas fueron las aguas de la rencilla, donde los israelitas se pelearon con el Señor y en la que manifestó su santidad entre ellos (v. 12-13).

 

Por sus acciones Moisés dio al pueblo la impresión de que fue a través de su propio poder y no el de Dios que un milagro produciría agua. Aarón habló y actuó de acuerdo con la actitud equivocada de su hermano.

 

Este pronunciamiento del Señor hizo que Moisés y Aarón no tuvieran permiso de entrar en la Tierra Prometida por la cual habían estado luchando durante tantos años. Se arrepintieron de lo que habían hecho y Dios los perdonó. Pero eso no significo que Dios les retiro el castigo por su pecado. En esta vida todavía tenemos que padecer algunos pecados a pesar de que Dios nos ha perdonado. Sin embargo, cuando Cristo regrese los santos resucitados seguramente incluirán a Moisés y Aarón.

 

Es fácil ver que Dios no tiene favoritos, y que castigará a los rebeldes en altos cargos al igual que castigaría a los desobedientes del rango más bajo. Un hecho digno de recordar es que cuanto más uno es educado y entrenado en el servicio de Dios, más requiere Dios de esa persona. Moisés se le prohibió entrar en la tierra prometida porque golpeó la roca. Él y Aarón debían morir fuera de Israel para recordar que los santos de Dios han de estar en la primera resurrección y entrarán en Israel con Moisés como seres espirituales.

 

Sin importar lo que hayan pensado Moisés y Aarón sobre su futuro, sus funciones todavía existían. Aarón continuó fielmente como Sumo Sacerdote. Moisés tenía que tomar decisiones todos los días como de costumbre. La decisión más importante, mientras la gente estaba en Cades era como debían proceder los israelitas hacia Canaán desde ese punto.

 

La oposición de Edom

Había más de una ruta hacia Canaán desde Cades. Se había intentado una forma casi cuatro décadas antes por muchos de los israelitas cuando fueron atacados por los amalecitas y los cananeos, y cuando tantos israelitas habían perdido la vida. Otra forma era cruzar hacia el este sobre el rango de montañas del monte Seir y luego dirigirse hacia el norte. O el viajero podía proceder al norte o al sur alrededor de Edom, por el camino real. Este gran camino era una vía  importante que conducía al este del mar de la sal (muerto). Moisés reconoció que sería una ventaja para los israelitas circular por el camino real a través de la tierra de Edom. Una vez que fueran a través de Edom y de Moab, podrían entrar en Canaán, girando hacia el oeste.

 

Comprendiendo que era necesario recibir permiso para pasar a través de la nación, Moisés envió mensajeros al rey de Edom. La carta llevada por los mensajeros señalaba que los israelitas, como primos de estos pueblos del desierto de Arabia, habían luchado a través de muchos años de dificultades en sus esfuerzos por salir de Egipto, y que les gustaría ser considerados como parientes amigables para pasar a través del territorio de los edomitas. El pueblo de Edom era los descendientes de Esaú, el hermano de Jacob (véase Gen. 36:1).

 

"Por favor, pasaremos por tu país", continuó Moisés en la carta. "Nos comprometemos a no pasar a través de tus campos ni a través de tus viñedos. No vamos a usar, ni siquiera el agua. Nuestro deseo es alcanzar el camino real y continuar hacia el norte"(Núm. 20:14-17).

 

Pero el rey edomita respondió: "No puedes pasar por aquí, si lo intentas, vamos a marchar y te atacaremos con espada" (v. 18).

 

Moisés estaba decepcionado. Ciertamente no esperaba una respuesta tan hostil. Entonces los hijos de Israel respondieron: "Vamos a ir por el camino principal, y si nosotros o nuestro ganado bebe de tu agua, pagaremos por ello. Sólo queremos pasar a pie - nada más"

 

Y una vez más los edomitas respondió: "No pueden pasar."

 

Moisés estaba decepcionado de nuevo. Él esperaba que su segunda apelación al rey de Edom se tradujera en éxito. Antes de que pudiera expresar sus pensamientos, sin embargo, los edomitas salieron contra ellos con un ejército grande y poderoso. Como se negaron a dejarlos pasar por su territorio, Israel se alejó de ellos (v. 19-21). El Señor le prohibió a Israel de llevarse aunque fuera un apoyadero de Edom (Deut. 2:4-6).

 

Hubo una acción repentina entre los israelitas. Curiosamente, la misma escena se había promulgado por ellos o sus antepasados casi dos generaciones antes, cuando una parte de ellos habían tratado de entrar en Canaán contra la voluntad de Dios. Ahora, sin embargo, no estaban divididos, y trabajaron más rápido que antes para estar listos para irse. Una vez más, más de dos millones de personas y sus rebaños y manadas se movieron en el sendero que conducía al valle del desierto llamado Araba.

 

Si los edomitas planeaban atacar o sólo pretendían proteger sus fronteras es algo que la Biblia no menciona. En cualquier caso, las tribus de Israel lograron salir de la frontera a tiempo para evitar cualquier problema con el ejército del rey de Edom.

 

El primer punto de parada fue en el Mt. Hor, un pico alto del rango de Seir. Ahí Dios le dio un mensaje especial a Moisés y Aarón. Él les dio instrucciones para llegar a la cima de la montaña. Aarón fue vestido con su túnica sacerdotal y llevo a uno de sus hijos, Eleazar (Núm. 20:22-25).

 

La gente rápidamente sintió que algún evento especial tendría lugar en la montaña, y muchos de ellos vieron a los tres hombres subir a la montaña.

 

Aarón muere en el Mt. Hor

Después que los tres llegaron a la cima del Monte Hor, Aarón miró en silencio hacia abajo, al campamento israelita, sabía que nunca volvería al campamento. Habría recordado la declaración de Dios que él y Moisés no entrarían en la Tierra Prometida a causa de su mala actitud cuando trataron de dar agua a la gente, por medio de una roca. Se dio cuenta de que había llegado al final de su vida.

De acuerdo con las instrucciones de Dios, Moisés quitó el traje sacerdotal de Aarón y lo puso sobre el hijo de Aarón, Eleazar. Mientras Aarón todavía estaba vivo, sus vestidos debían ser colocados en su hijo. Tan pronto como esto fue hecho y Eleazar fue ungido en el oficio de Aarón, Aarón dio su último suspiro y murió. No había nada que hacer para evitar que una muerte en paz y sin dolor viniera sobre uno de los siervos de Dios a la edad de ciento veintitrés años (v. 27-28; Núm. 33:37-39).

 

Hubo un gran duelo entre los israelitas cuando se enteraron de la muerte y entierro de Aarón. El duelo continuó durante treinta días - el tiempo que pasaba para expresar dolor en aquellos días - a causa de la muerte de una persona de alto rango (Núm. 20:29). Aarón murió el primer día del quinto mes del cuadragésimo año después que los israelitas salieron de Egipto (Núm. 33:38).

 

Bajo ataque otra vez

Mientras tanto, un rey cananeo cuyo pequeño dominio incluía un área del sur de Canaán, oyó que los israelitas estaban a punto de invadir su territorio al noroeste de la región del Mt. Hor. Este rey sentía que era más prudente atacar que ser atacado. Para no ser superado, envió tropas a caballo para entrar rápidamente en el campamento de los israelitas.

 

Tan rápido fue el ataque que algunos de los israelitas fueron llevados como prisioneros antes de que pudieran reaccionar. Los israelitas estaban tan molestos por lo ocurrido que hicieron votos a Dios de que acabarían con las ciudades desde las que los atacantes habían llegado si Dios los ayudaba. Dios respondió rápidamente sus suplicas e Israel procedió de manera segura hacia el norte en la llanura (Núm. 21:1-3). Esta ruta se llama el camino del Mar Rojo, ya que llevaba hasta el Golfo de Aqaba.

 

Viajar a través de este inmenso desierto era difícil debido al calor y las condiciones de aridez. El pueblo se impacientó por el camino y habló contra Dios y Moisés, y dijo una vez más, "¿Por qué nos hiciste salir de Egipto para morir en el desierto? No hay pan, no hay agua y detestamos esta comida miserable" Se referían al maná, que no les gustaba por su mala actitud (v. 4-5).


Entonces, como castigo, el Señor envió "serpientes ardientes", entre ellos, que mordían al pueblo y muchos israelitas murieron (v. 6). El efecto de las mordeduras de estas serpientes era como una sensación de ardor.

 

Los Israelitas se arrepienten

La gente vino a Moisés y le dijeron: "Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Ora para que el Señor se lleve a las serpientes fuera de nosotros." Una vez más Moisés oró por el pueblo.

Moisés estaba convencido de que la mayoría de las personas que se habían quejado y habían formulado observaciones rencorosas contra Dios y contra él estaban verdaderamente arrepentidas de lo que habían hecho. Fue de inmediato al Tabernáculo para pedirle a Dios que tuviera piedad de la gente y evitarles de las mordeduras venenosas de las serpientes (v. 7).

 

La serpiente de bronce

El Señor dijo a Moisés: Hazte una serpiente y ponla sobre un asta. Cualquiera que fuere mordido puede verla y vivirá" Moisés oró a Dios e hizo la llamada serpiente de bronce (o cobre) para la sanación, de modo que cuando alguien era mordido por una serpiente y miraba a la serpiente de bronce, vivía (v. 8-9).

 

Este objeto era en realidad un Serafín, que era un ser sobrenatural con seis alas. El aspecto sobrenatural de esta actividad se pierde en la traducción de la Biblia.

 

Dios hizo que las serpientes venenosas se apartaran de la zona en la que los israelitas estaban acampados. La plaga se terminó porque los delincuentes lamentaron lo que habían hecho y por la oración de Moisés con Dios. La eliminación de la plaga de las serpientes fue toda una cuestión de arrepentimiento, oración, obediencia y fe. La serpiente en el asta representa la pena del pecado siendo quitada. Le recordaba a los israelitas que un Salvador que vendría sería golpeado y luego crucificado en un asta (estaca) para pagar por los pecados del mundo (Jn. 3:14-15).

 

Sin embargo, en los últimos tiempos, el pueblo de Judá, comenzó a adorar a la serpiente hasta que el justo rey Ezequías la destruyó, recordando a las personas que sólo era una pieza de bronce o de cobre sin poder real (2 Rey. 18:4-5).

 

El viaje a Moab

Después de la plaga de las serpientes, los hijos de Israel continuaron y acamparon en Obot. Luego salieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en el desierto que esta frente a Moab hacia la salida del sol. De ahí se trasladaron de nuevo y acamparon en el valle de Zered. Salieron de allí y acamparon al otro lado del Arnón, que está en el desierto que se extiende en el territorio de los amorreos. El Arnón es frontera de Moab, entre Moab y los amorreos.

 

De ahí continuaron hacia Beer, el pozo donde el Señor dijo a Moisés: "Reúne al pueblo y les daré agua" (Números 21:10-13).

 

La gente estaba tan agradecida por este suministro necesario de agua fresca y cristalina que expresaron su agradecimiento a Dios por medio de un gran concierto de voces e instrumentos musicales (v. 14-18).

 

Entonces los israelitas fueron desde el desierto hasta Matana, de Matana a Nahaliel, de allí a Bamot y luego al valle de Moab (v. 19-20).

 

Moisés sentía que Israel no debía avanzar muy lejos en el país amorreo sin permiso. Ya la caravana se dirigía a lo largo del borde de las tierras altas del país al este de las montañas de Abarim, y corría el riesgo de encontrarse con los soldados amorreos.

 

Moisés sabía quien era el gobernante amorreo, y que ciudad era la capital. Él envió mensajeros al rey, cuyo nombre era Sehón, para pedir permiso de pasar por su país. Moisés le aseguró que ni los pozos ni los campos ni las huertas serían tocadas por los israelitas, pero que si los amorreos deseaban venderles alimentos o agua, Israel estaría encantado de pagar el precio sin importar cual fuera (v. 21-22; Deut. 2:26-29).

 

Derrota de Sehón y de Og

El rey Sehón envió a los mensajeros israelitas de regreso con una respuesta contundente de que Israel no tenia permiso de pasar por la tierra bajo ninguna circunstancia (Núm. 21:23; Deut. 2:30.).

Moisés se dio cuenta de que el rey amorreo probablemente no estaría satisfecho sólo con negar el paso a Israel. Era más probable que aprovechara esta oportunidad para atacar a los israelitas con el fin de tomar sus posesiones.

"Te ayudare a ganar las batallas que están por venir en esta tierra", el Señor dijo a Moisés. "Además, voy a acabar con las naciones malvadas que ocupan este territorio, e Israel será la espada por la que se llevará a cabo" (Deut. 2:24-25 - 31-32).

 

Sehón reunió a todo su ejército y marcho hacia el desierto contra Israel. En Jahaza peleó con Israel. Sin embargo, Israel lo paso por la espada y se apoderaron de su tierra desde el Arnón hasta el Jaboc, pero sólo hasta los amonitas, porque la frontera estaba protegida. Israel capturó todas las ciudades de los amorreos y las ocupo, incluyendo Hesbón y todos los asentamientos a su alrededor.


Hesbón era la ciudad de Sehón rey de los amorreos, que había luchado contra el anterior rey de Moab y había tomado toda su tierra hasta el Arnón. Así que Israel se estableció en la tierra de los amorreos.

Dios hace justicia

Los Israelitas se habían movido velozmente sobre la tierra para tomar el control de cada ciudad y cada pueblo, mataron violentamente a las personas y tomaron los animales y cualquier otra cosa de valor que pudieron ser tomadas. Dentro de sólo algunos días se convirtieron en los conquistadores y destructores de esta pequeña nación (Núm. 21:24-26; Deut. 2:33-36).

 

Muchos podrían preguntarse por qué Dios le había pedido a Israel que arrasara ciertas naciones. La razón es que eran tan pecaminosas que estarían mejor muertos. En el tiempo de Abraham, su iniquidad no había alcanzado tal colmo (Gén. 15:16). Para cuando los Israelitas llegaron, sin embargo, Dios dijo que los Amorreos ya no deberían vivir. Esto no significa que se pierdan eternamente. Ellos, como las personas de Sodoma, Gomorra, y el resto del mundo, entraran en un período de juicio en la Segunda Resurrección después de los 1,000 años del Milenio, y tendrán una oportunidad para la salvación (Mt. 12:41-42; Mrc. 6:11; Apo. 20:11-13).

 

Por algún tiempo, después de conquistar a los Amorreos, los Israelitas descansaron en la tierra conquistada; luego continuaron moviéndose hacia el norte.

 

A pesar de que los Israelitas se habían ganado rápidamente una reputación por la tremenda fuerza en combate, un rey de la región al noreste del Mar de la Sal salió con su ejército para atacarlos. Su nombre era Og, y era un hombre de estatura gigantesca - probablemente casi doce pies de altura. La Biblia menciona que la cama en su palacio tenia aproximadamente dieciocho pies de largo y ocho pies de ancho (Deut. 3:11).

 

Og era uno de los últimos de la cepa de los gigantes del este de Canaán. Algunos de sus soldados eran también muy grandes, y presentaron un espectáculo aterrador, ya que cargaron hacia Israel.

 

La victoria dada por Dios

Después de que Moisés había enviado espías a Jazer, los israelitas capturaron sus asentamientos circundantes y expulsaron a los amorreos que estaban allí. Luego volvieron y subieron a través del camino hacia Basán, y Og rey de Basán y todo su ejército marcho a su encuentro en la batalla de Endrei.

 

El Señor dijo a Moisés: "Dile a tus soldados que no tengan miedo de estos hombres de aspecto feroz. Recuérdales que los soldados de Israel no puede fallar porque yo estoy con ellos para ayudarles a destruir a sus enemigos"(Núm. 21:33-34; Deut. 3:1-2).

 

Así que los israelitas mataron a Og junto con sus hijos y todo su ejército, sin dejar sobrevivientes. Y tomaron posesión de la tierra de Og (Núm. 21:35) y todas las ciudades de su reino. Todas estas ciudades estaban fortificadas con muros altos, con puertas y cerrojos, y también había muchas ciudades sin muros. Los israelitas destruyeron completamente todas las ciudades, y todos los hombres, mujeres y niños como lo habían hecho con Sehón, rey de Hesbón. Pero todo el ganado y el saqueo de sus ciudades se lo llevaron para sí mismos.

 

Sesenta ciudades fueron tomadas. Estos centros de habitación no eran simples aldeas rodeadas por muros bajos y estrechos. Eran centros de población bastante grandes cuyos edificios bien construidos de piedra y las calles eran grandes y anchas. Sus sólidos muros de piedra eran de casi cuarenta y cinco centímetros de espesor, y se construyeron de piedra de la región casi tan dura como el hierro (Núm. 21:35; Deut. 3:3-11.).

Si Dios no hubiera querido que Israel tuviera su ayuda en la tarea de tomar estas tierras y su botín, los israelitas hubieran sido totalmente arrasados por los ocupantes de mentalidad militar. Dios protegió a Israel y los llevó a su herencia. La eliminación de las tribus que amenazaban a Israel era parte del plan de Dios.


Con Dios como su campeón, requirieron sólo unos pocos días para que los israelitas arrasaran sobre la tierra al este del Jordán. Los soldados de Israel se sorprendieron aún más de lo que habían hecho que las mismas víctimas. Las Fuerzas Armadas del pasado nunca habían distribuido tal destrucción veloz y mortífera en contra de tales ejércitos fuertes y tantas ciudades bien fortificadas. Fue un milagro que impresionó por lo menos a una parte de Israel además de ciertos milagros que Dios había causado en otras veces.

 

En este punto, una pregunta, probablemente va a plantearse en la mente de algunos lectores cuando leen de soldados israelitas matando mujeres y niños de naciones enemigas. Sería natural concluir que toda esta matanza masiva de seres humanos era nada menos que un desprecio al Sexto Mandamiento, que dice claramente que no debemos matar o, más exactamente, que no debemos asesinar a nadie.

 

Dios no es ni cruel ni malvado. Él se ha referido a sí mismo como alfarero y a los seres humanos como arcilla. El alfarero decide cómo utilizar la arcilla y qué parte de ella va a ser desechada.

 

Dios escogió deshacerse de las naciones impías, idólatras al este del Jordán, porque eran tan malvadas que no podían llevar una vida normal y feliz. Además, la tierra no era de ellos de todos modos. Él podía haberlos desaparecido con plagas o terremotos. Pero como Israel también había pecado, Dios escogió hacerles experimentar la consecuencia del pecado. Así que eligió hacerlo a través de Israel como sus instrumentos. ¿Quién debería cuestionar por qué Dios en su infinita sabiduría, decide hacer algo?

 

Dios nos ha dicho que no debemos asesinar. Muchos siglos después de que Israel entró en Canaán, Cristo explicó la ley más detalladamente al afirmar que incluso el deseo de asesinar significaba romper la intención del sexto mandamiento.

 

En el caso de la destrucción de los enemigos de Israel, Dios le dijo a Israel que los matara. Fue una cuestión de obediencia, como lo fue cuando los levitas mataron a los adoradores del becerro de oro. Como autor de todas las leyes espirituales y físicas, Dios es el único que tiene la sabiduría para decidir cuándo una persona o una nación cometen un pecado tan grande en el cual la muerte es en realidad una bendición.

 

Después de conquistar a los amorreos, las tribus de Israel se reunieron y acamparon durante varias semanas de paz en una zona a pocos kilómetros al noroeste de Hesbón, la antigua capital amorrea.

 

(La Nueva Biblia de Estudio Internacional fue utilizada como fuente de referencia en varias partes en este papel)

http://www.ccg.org/spanish/s/cb048.html



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Respuesta  Mensaje 2 de 67 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/11/2011 20:46
¿Quien es amalek?

Extraido de Viviendo con el tiempo, del Rab Eliahu Kitov

 

 

Eliahu Kitov

Amalek
Amalék era un nieto de Eisav. Su padre fue Elifáz, el hijo mayor de Eisav, y su madre Timná, la concubina de Elifáz e hija de uno de los príncipes de Seír.

Nuestros Sabios dijeron: Timná era hija bastarda de Elifáz, pues éste había poseído a la esposa de Seír y de aquella relación nació Timná. Cuando creció, procuró casarse con uno de los nietos de Avraham debido al gran renombre que habían adquirido entre las naciones. Se acercó a Iaacov, pero éste la rechazó a causa de su condición ilegítima. Entonces se dirigió a Elifáz -su propio padre-, quien la tomó como concubina. Así, Amalék fue un bastardo (mamzer) proveniente de una madre bastarda.

Elifáz se crió en casa de Itzjak y fue circuncidado a los ocho días de vida, pues Eisav circuncidó a todos sus hijos mientras su padre vivía. Por eso, Elifáz todavía mantenía un cierto grado de decencia. Su hijo Amalék, sin embargo, nació luego de que falleciera Itzjak; por lo tanto no fue circuncidado, y creció bajo el cuidado del malvado Eisav, de quien heredó un odio pertinaz hacia Iaacov y sus descendientes.
Eisav dijo a Amalék: "Mucho me he esforzado por aniquilar a Iaacov, pero no lo he logrado. ¡Ocúpate de vengarte por mí!"
Amalék le preguntó: "¿Cómo puedo tener esperanzas de prevalecer sobre él?"
Eisav contestó: "Haz tuya esta tradición: cuando los veas [a los descendientes de Iaacov] tambalear (o sea, débiles espiritualmente), ¡atácalos!"

Amalék vivió muchos años. Vio a Iaacov y a sus hijos descender a Egipto, y cuando fueron liberados doscientos diez años más tarde, aún seguía vivo. Cuando los vio esclavizados en Egipto, se dijo a sí mismo: "La venganza de mi abuelo Eisav se ha cumplido, pues nunca serán liberados de su esclavitud. Y aunque lo sean, yo los estaré aguardando en el camino como un oso depredador, y los aniquilaré".

Los descendientes de Amalék se multiplicaron como espinas en el campo, se convirtieron en un pueblo, y él infundió en sus corazones un odio implacable y mortal hacia el pueblo de Israel. Al ver a los Hijos de Israel saliendo de Egipto, su odio estalló como una llama. Reunió a su pueblo y le tendió una emboscada. Y cuando Israel se encontraba fatigado y exhausto, se abalanzó sobre su gente y la atacó: Y vino Amalék... (Exodo 17:8).
Amalék, un pueblo que vino para lamer la sangre de Israel.

El odio de amalek hacia el pueblo de Israel

El odio profundamente arraigado que guarda Amalék hacia Israel no tiene paralelo con el de ningún otro pueblo antisemita. Mientras el rencor de otras naciones se ve ocasionalmente apaciguado, la aversión de Amalék es implacable y constantemente planea nuestra destrucción. Los demás enemigos del pueblo judío son sobornados y se aplacan, pero Amalék no se deja apaciguar con ningún recurso. Las otras naciones que procuraban destruir al pueblo de Israel, al ver abatirse sobre ellas el castigo de la mano de Di s, de inmediato sintieron miedo y se rindieron. Amalék, en cambio, nunca desistió ni se mostró vacilante. Pese a ser testigo de las maravillas y los milagros de Di s, y presenciar Su venganza contra los enemigos de Su pueblo, y a sabiendas de que sería castigado de atacar a Israel, no se vio disuadido de su propósito. Toda su esencia es el odio al pueblo de Israel, un odio que es puesto de manifiesto aunque no obtenga beneficio alguno a cambio, un odio sin motivo ni razón. Es un odio por el odio mismo; un odio que nunca cesa.

Cuando el sol de nuestro Patriarca Avraham comenzó a brillar sobre el mundo y todos los pueblos de la tierra vieron que el Nombre de Di s estaba sobre él, comprendieron que sería la fuente de sus bendiciones y lo consideraron "un príncipe de Di s" entre ellos convirtiéndose en "padre de una multitud de naciones"; Avraham - Av hamón goím. La grandeza de Avraham radicaba en haber rechazado la idolatría y tornarse servidor de Di s únicamente. A sus hijos y familia enseñó a comportarse de acuerdo a los mandatos de Di s y a actuar con rectitud y justicia. Ishmael, su hijo mayor, se rehusó a seguir los pasos de su padre, y nunca pretendió ser su sucesor, dejando a su hermano, Itzjak, el legado espiritual de Avraham.

Itzjak tuvo a Eisav, quien cometió toda clase de aberraciones, incluyendo el robo, el homicidio y el libertinaje moral. No obstante, quería heredar ambos mundos. Cuando Di s ordenó que las bendiciones correspondían sólo a Iaacov -pues su vida era pura y todas sus acciones reflejaban su santidad y su amor hacia el prójimo-, Eisav comprendió que sus designios no se verían cumplidos, que tanto la primogenitura como las bendiciones habían sido concedidas a Iaacov. Humillado, se marchó a la tierra de Seír, pero nunca abandonó la esperanza de convertirse en heredero de su padre. Por el contrario, se nutrió de un odio eterno hacia su hermano, un odio basado en los celos, y jamás dejó de pensar que la herencia de Itzjak algún día sería finalmente suya, mediante el engaño y no por derecho propio.

Eisav comprendió que no lograría destruir a Iaacov, pues El Guardián de Israel no dormita ni duerme (Salmos 121:4); por lo tanto, ordenó a sus hijos que se hicieran cargo de su venganza. Algunos de ellos abandonaron la esperanza de lograrlo, ya que se decían a sí mismos: "Nunca lograremos prevalecer sobre quien es protegido por el Rey del Universo. Nuestros propios bienes nos bastan y no abrigamos deseos de recibir el legado de Avraham e Itzjak, ni sus obligaciones, ni sus derechos". Así, se apartaron del camino de Avraham e Itzjak, eligiendo vidas marcadas por una perversión incesante.

Entonces surgió un miembro vil de la familia de Eisav: Amalék, un descendiente de origen despreciable, hijo bastardo y perverso, ruin y degenerado, pérfido y depravado, quien se acercó a su abuelo y le dijo: "No temo a Di s. No me avergüenza tu conducta ni la mía. No honraré los actos de los justos; aborrezco a ellos y a sus acciones. ¡Mías son la grandeza y la fortaleza! Libraré una guerra contra los hijos de tu hermano, quienes han heredado la grandeza que te pertenece. Lucharé contra ellos de frente y tendiéndoles emboscadas. Daré muerte a los rezagados y masacraré a sus más grandes figuras, hasta destruirlos a todos por completo".

Mientras aún quedaba un vestigio de decencia en Eisav y en sus hijos, adquirida en la casa de Iaacov e Itzjak, no deseaban destruir la bondad y el esplendor que había en el mundo. Pero cuando nació este hijo, la encarnación misma del mal, sin nada de la fuente de la pureza, encontramos que: Y vino Amalék y luchó contra el pueblo de Israel... (Exodo 17:8).

Por eso, en el Futuro Venidero, todas las naciones del mundo que transitaron la senda del mal abandonarán sus conductas perversas y buscarán protección bajo las alas de la Divina Presencia (Shejiná); pero Amalék, carente de vestigio de decencia alguna, en quien todas sus acciones están encaminadas hacia el mal, su fin será la desaparición: Porque alzó la mano contra el trono de Di s, habrá guerra del Eterno contra Amalék de generación en generación (Exodo 17:16).


Respuesta  Mensaje 3 de 67 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/11/2011 20:53


Esav le dijo a Amalek “Cuando veas a los israelitas débiles espiritualmente atácalos”

Mientras estaba en la cárcel en Israel, Muhammad Hassan Abu Tir el segundo candidato del Hamás vio un hecho que le despertó muchísima atención, este personaje que tiene como característica llamativa su inconfundible barba teñida de color naranja brillante que lo hace diferente a los miembros de su comunidad, en su prisión vio como un guardia de la cárcel comía un emparedado con “jametz” en la semana de Pesaj. Le dijo al guardia, acaso no sabes que ahora es Pesaj y los judíos no comen Jametz, el guardia le respondió si se que es Pesaj, pero para mi me da lo mismo y se me antojo comer este emparedado. Abu Tir el barba naranja se quedo pensando y dijo:”Un pueblo que no respeta sus mas elementales tradiciones religiosas, no tiene la fuerza espiritual para defender su causa, por lo tanto esto nos alienta a proseguir la lucha contra Israel”. Esta anécdota fue relatada a sus partidarios de modo público.

Este líder del Hamas tomo fuerzas en la cárcel para su causa, inspirado en la debilidad espiritual de un guardia judío...

Actualmente no hay modo de saber a ciencia cierta quien es descendiente de Amalek, pero un alma judía que esta afinada lo siente en su interior. Es una sensación que muchas veces nosotros hemos sentido es como la sensación al ver a un lobo dispuesto a atacar ferozmente.

A Amalek se lo reconoce también fácilmente por su personalidad, o sea por su modo de proceder, en cuando a Aman fue tan solo uno de sus descendientes y como el Rey Shaúl se apiado del Rey Amalekita y no lo elimino en el momento que debía hacerlo sino después, este tuvo tiempo suficiente de procrear con una mujer y tener descendencia y de allí nace Aman que es uno de los descendientes, hoy están ocultos dentro de las naciones.

También a Amalek se lo conoce por su odio potenciado, además de un insano orgullo y su gran inteligencia para el mal, por lo tanto la Torá es muy explicita y hay una mitzvá que nos dice “Recuerda lo que te hizo Amalek”

Amalek era un nieto de Esav. Su padre fue Elidas, el hijo mayor de Esav, y su madre Timná, la concubina de Elifáz e hija de uno de los príncipes de Seir. Nuestros Sabios dijeron: Timná era hija bastarda de Elifáz, pues éste había poseído a la esposa de Seir y de aquella relación nació Timná.

Cuando creció, procuró casarse con uno de los nietos de Abraham debido al gran renombre que habían adquirido entre las naciones. Se acercó a Yaacob, pero éste la rechazó a causa de su condición ilegítima. Entonces se dirigió a Elifáz su propio padre, quien la tomó como concubina. Así, Amalek fue un bastardo (mamzer) proveniente de una madre bastarda.


Elifáz se crió en casa de Itzjak y fue circuncidado a los ocho días de vida, pues Esav circuncidó a todos sus hijos mientras su padre vivía. Por eso, Elifáz todavía mantenía un cierto grado de decencia. Su hijo Amalek, sin embargo, nació luego de que falleciera Itzjak; por lo tanto no fue circuncidado, y creció bajo el cuidado del malvado Esav, de quien heredó un odio pertinaz hacia Yaacob y sus descendientes.

Esav dijo a Amalek: "Mucho me he esforzado por aniquilar a Yaacob, pero no lo he logrado. ¡Ocúpate de vengarte por mí!"


Amalek le preguntó: “¿Cómo puedo tener esperanzas de prevalecer sobre él?"

Esav contestó: "Haz tuya esta tradición: cuando los veas [a los descendientes de Yaacob] tambalear (o sea, débiles espiritualmente), ¡atácalos!"

Amalek vivió muchos años. Vio a Yaacob y a sus hijos descender a Egipto, y cuando fueron liberados doscientos diez años más tarde, aún seguía vivo. Cuando los vio esclavizados en Egipto, se dijo a sí mismo: "La venganza de mi abuelo Esav se ha cumplido, pues nunca serán liberados de su esclavitud. Y aunque lo sean, yo los estaré aguardando en el camino como un oso depredador, y los aniquilare-".


Los descendientes de Amalek se multiplicaron como espinas en el campo, se convirtieron en un pueblo, y él infundió en sus corazones un odio implacable y mortal hacia el pueblo de Israel. Al ver a los Hijos de Israel saliendo de Egipto, su odio estalló como una llama. Reunió a su pueblo y le tendió una emboscada. Y cuando Israel se encontraba fatigado y exhausto, se abalanzó sobre su gente y la atacó: Y vino Amalek... (Éxodo 17:8).


“Amalek un pueblo que vino para lamer la sangre de Israel.”


El odio profundamente arraigado que guarda Amalek hacia Israel no tiene paralelo con el de ningún otro pueblo antisemita. Mientras el rencor de otras naciones se ve ocasionalmente apaciguado, la aversión de Amalek es implacable y constantemente planea nuestra destrucción. Los demás enemigos del pueblo judío son sobornados y se aplacan, pero Amalek no se deja apaciguar con ningún recurso.


Las otras naciones que procuraban destruir al pueblo de Israel, al ver abatirse sobre ellas el castigo de la mano de Dios, de inmediato Sintieron miedo y se rindieron. Amalek, en cambio, nunca desistió ni se mostró vacilante. Pese a ser testigo de las maravillas y los milagros de Dios, y presenciar su venganza contra los enemigos de Su pueblo, y a sabiendas de que sería castigado de atacar a Israel, no se vio disuadido de su propósito. Toda su esencia es el odio al pueblo de Israel, un odio que es puesto de manifiesto aunque no obtenga beneficio alguno a cambio, un odio sin motivo ni razón. Es un odio por el odio mismo; un odio que nunca cesa.



Cuando el sol de nuestro Patriarca Abraham comenzó a brillar sobre el mundo y rodos los pueblos de la tierra vieron que el Nombre de Dios estaba sobre él, comprendieron que sería la fuente de sus bendiciones y lo consideraron "un príncipe de Dios" entre ellos convirtiéndose en "padre de una multitud de naciones"; Abraham – Av hamón Goim. La grandeza de Abraham radicaba en haber rechazado la idolatría v tornarse servidor de Dios únicamente. A sus hijos y familia enseñó a comportarse de acuerdo a los mandatos de Dios y a actuar con rectitud y justicia.


Ishmael, su hijo mayor, se rehusó a seguir los pasos de su padre, y nunca pretendió ser su sucesor, dejando a su hermano, Itzjak, el legado espiritual de Abraham.

Itzjak tuvo a Esav, quien cometió toda clase de aberraciones, incluyendo el robo, el homicidio y el libertinaje moral. No obstante, quería heredar ambos mundos. Cuando Dios ordenó que las bendiciones correspondieran sólo a Yaacob pues su vida era pura y todas sus acciones reflejaban su santidad y su amor hacia el prójimo, Esav comprendió que sus designios no se verían cumplidos, que tanto la primogenitura como las bendiciones habían sido concedidas a Yaacob.


Humillado, se marchó a la tierra de Seir, pero nunca abandonó la esperanza de convertirse en heredero de su padre. Por el contrario, se nutrió de un odio eterno hacia su hermano, un odio basado en los celos, y jamás dejó de pensar que la herencia de Itzjak algún día sería finalmente suya, mediante el engaño y no por derecho propio.

Esav comprendió que no lograría destruir a Yaacob, pues El Guardián de Israel no dormita ni duerme (Salmos 121:4); por lo tanto, ordenó a sus hijos que se hicieran cargo de su venganza. Algunos de ellos abandonaron la esperanza de lograrlo, ya que se decían a sí mismos: "Nunca lograremos prevalecer sobre quien es protegido por el Rey del Universo. Nuestros propios bienes nos bastan y no abrigamos deseos de recibir el legado de Abraham e Itzjak, ni sus obligaciones, ni sus derechos". Así, se apartaron del camino de Abraham e Itzjak, eligiendo vidas marcadas por una perversión incesante.

Entonces surgió un miembro vil de la familia de Esav: Amalek, un descendiente de origen despreciable, hijo bastardo y perverso, ruin y degenerado, pérfido y depravado, quien se acercó a su abuelo y le dijo: "No temo a Dios. No me avergüenza tu conducta ni la mía. No honraré los actos de los justos; aborrezco a ellos y a sus acciones. ¡Mías son la grandeza y la fortaleza! Libraré una guerra contra los hijos de tu hermano, quienes han heredado la grandeza que te pertenece. Lucharé contra ellos de frente y tendiéndoles emboscadas. Daré muerte a los rezagados y masacraré a sus más grandes figuras, hasta destruirlos a todos por completo".


Mientras aún quedaba un vestigio de decencia en Esav y en sus hijos, adquirida en la casa de Yaacob e Itzjak, no deseaban destruir la bondad y el esplendor que había en el mundo. Pero cuando nació este hijo, la encarnación misma del mal, sin nada de la fuente de la pureza, encontramos que: Y vino Amalek y luchó contra el pueblo de Israel... (Éxodo 17:8).

Por eso, en el Futuro Venidero, todas las naciones del mundo que transitaron la senda del mal abandonarán sus conductas perversas y buscarán protección bajo las alas de la Divina Presencia (Shejiná); pero Amalek, carente de vestigio de decencia alguna, en quien todas sus acciones están encaminadas hacia el mal, su fin será la desaparición:

Porque alzó la mano contra el trono de Dios, habrá guerra del Eterno contra Amalek de generación en generación (Éxodo 17:16).

“Amalek solo crece cuando el pueblo judío decae espiritualmente”

Rav Berl Schtudiner

Respuesta  Mensaje 4 de 67 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/11/2011 20:54
<< 1 Samuel 15:7 >>
La Biblia de las Américas (© 1997 Lockman)
Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila en dirección a Shur, que está al oriente de Egipto.

La Nueva Biblia de los Hispanos (© 2005 Lockman)
Saúl derrotó a los Amalecitas desde Havila en dirección a Shur, que está al oriente de Egipto.

Reina Valera Gómez (© 2010)
Y Saúl hirió a Amalec, desde Havila hasta llegar a Shur, que está a la frontera de Egipto.

Reina Valera (1909)
Y Saúl hirió á Amalec, desde Havila hasta llegar á Shur, que está á la frontera de Egipto.

Sagradas Escrituras (1569)
Y Saúl hirió a Amalec, desde Havila hasta llegar a Shur, que está a la frontera de Egipto.

 

 

 

שמואל א 15:7 Hebrew OT: WLC (Consonants & Vowels)
וַיַּךְ שָׁאוּל אֶת־עֲמָלֵק מֵחֲוִילָה בֹּואֲךָ שׁוּר אֲשֶׁר עַל־פְּנֵי מִצְרָיִם׃

 

 

1 Samuel 15:7 New American Standard Bible (© 1995)
So Saul defeated the Amalekites, from Havilah as you go to Shur, which is east of Egypt.

 

 

 

 


Respuesta  Mensaje 5 de 67 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/11/2011 20:59
Jueces 5:14-19 (Sagradas Escrituras (1569))
 
14 De Efraín salió su raíz contra Amalec, tras ti vino Benjamín contra tus pueblos; de Maquir descendieron príncipes, y de Zabulón los que solían manejar punzón de escribiente. 15 Príncipes también de Isacar fueron con Débora; y también Isacar, como Barac se puso a pie en el valle. De las divisiones de Rubén son grandes los pensamientos del corazón. 16 ¿Por qué te quedaste entre las majadas, para oír los balidos de los rebaños? De las divisiones de Rubén grandes son los pensamientos del corazón. 17 Galaad se quedó al otro lado del Jordán; y Dan ¿por qué se estuvo junto a los navíos? Aser se asentó a la ribera del mar, y en sus quebraduras se quedó. 18 El pueblo de Zabulón expuso su vida a la muerte, y Neftalí en las alturas del campo. 19 Vinieron reyes y pelearon; entonces pelearon los reyes de Canaán en Taanac, junto a las aguas de Meguido, mas no llevaron ganancia alguna de dinero.

Respuesta  Mensaje 6 de 67 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 04/11/2011 21:03
“Y JEHOVÁ LES LEVANTÓ UN LIBERTADOR”
Jueces 3:15

LECTURA PARA PREPARAR LA LECCIÓN: Jueces cap. 3.
LECTURA  DEVOCIONAL ANTES DE INICIAR LA CLASE: Hechos 13:16-23.
VERSÍCULO PARA RECORDAR:  Hechos 13:20.

PROPÓSITO DE LA LECCIÓN

Mostrar la paciencia y la misericordia de Dios cuando su pueblo se arrepiente y clama a Él por ayuda.

A. INTRODUCCIÓN

  •  
    •  
      1. El pecado de Israel y la ira del Señor.
      2. El dominio de un opresor y la longitud de tal servidumbre.
      3. La oración por liberación y el surgimiento de un libertador.
      4. La duración del período de paz
  •     Se presentan aquí los tres primeros jueces: Otoniel, que liberó a los hijos de Israel del rey de Mesopotamia; Aod, que los libró del rey de Moab; y Samgar, que los libró de los filisteos. El ciclo de pecado, opresión, arrepentimiento y liberación, se repite en los vs. 7 y 12.

    El bosquejo usado para descubrir cada episodio es:

B. OTONIEL LIBERTA A ISRAEL DE CUSAN-RISATAIM  (Jueces 3:7-11)
        V. 7. “Y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera”. Había varias versiones de Baal: en fenicia era Melkart; en Siria era Hadad. Diversas localidades tienen el nombre: Baal-berith, Jue. 9:4; Baal-peor, Núm.  25:3; Baal-gad, Jos. 11:17; Baal-zebub, II R. 1:2. A todos en conjunto se le les llama con el plural “baalim”.

        Las imágenes de Asera o Astarté (en plural Astarot), eran pilares de madera, que substituían formalmente al árbol sagrado representando el elemento femenino en la depravada religión de Canaán.

        V. 8-11. Los israelitas fueron dominados por Cusan-risataim, rey de Mesopotamia, que  entonces era el territorio que abarcaba el este de la actual Siria y el norte del actual Irak, la región entre los ríos Tigris y Éufrates. El libertador fue Otoniel hijo de Cenaz y sobrino de Caleb,  quien estaba   asociado con la tribu de Judá. El poder del Espíritu de Jehová vino sobre él y venció al opresor, dándole a Israel un período de paz por unos cuarenta años, que puede bien ser un número redondo indicando un período largo de tiempo.

C. AOD LIBERTA A ISRAEL DE MOAB, AMÓN Y AMALEC (Jueces 3:12-30)
        V. 12. Cuando Israel volvió a pecar, “Jehová fortaleció a Eglón rey de Moab contra Israel”. Dios usó su soberanía moviendo a un rey pagano  para castigar a Israel por su desvío.  Muchas veces Él ha utilizado a los reinos de este mundo para cumplir sus propósitos (ver Is. 10:5; 45:1). Arthur Cundall dice: “Es un pensamiento reconfortante, en estos días de poderes nucleares, el darnos cuenta de que Dios aún ordena y controla los destinos de las naciones y está sobre las decisiones de los gobernantes de este mundo, incluyendo a los más arrogantes y ateos entre ellos”.

        V. 13. ¿Quiénes eran esos pueblos vecinos que Eglón guió en contra de Israel?
    Moab, al este del Mar Muerto, se había convertido en un reino unos 50 años antes de la llegada de los israelitas a la Tierra Prometida, al igual que Amón, al noroeste de Moab. (Sus territorios  son hoy parte del reino de Jordania, ver mapa).

        Los moabitas eran descendientes de Moab, el hijo del incesto de Lot con su hija mayor; y los amonitas, descendientes de Ben-ammi, el hijo del incesto de Lot con su hija menor Génesis 19:31-38.

        Amalec era un pueblo nómada asociado con los edomitas, los descendientes de Edom (Esaú), que habitaban al sur de Judá y del Mar Muerto (ver mapa). Los amalecitas posiblemente eran los más enconados enemigos de Israel, al que habían atacado durante su peregrinación por el desierto, Ex. 17:8-16.

        Así pues, Moab, Amón y Amalec cruzaron el Jordán y tomaron Jericó.

        Vs. 15-16. El libertador esta vez fue Aod, descendiente de Gera, de la tribu de Benjamín. Los israelitas usaron la estratagema de enviarle a Eglón un presente, mientras  Aod preparó un puñal de un codo de largo (unos 45 cm.), de dos filos.

        Vs. 17-22. El presente fue entregado y los emisarios israelitas retornaron. Pero Aod, después de pasar los ídolos, que posiblemente marcaban los límites del territorio dominado por el enemigo, regresó para darle a Eglón un supuesto mensaje secreto de Dios. Para escucharlo, el rey despidió a sus siervos y a su corte. Ya solos, se le acercó Aod a Eglón, quien se puso de pie para oír el mensaje. Aod acuchilló a Eglón sorpresivamente y lo mató, la descripción de lo cual es muy grotesca.

        Vs. 23-27. Los siervos pensaban: “Sin duda él cubre sus pies en la sala de verano”, eufemismo que significaba que talvez hacía sus necesidades fisiológicas en privado. Al hallar al rey muerto hubo una gran confusión, y, mientras tanto, Aod logró escapar, pasó de nuevo por los ídolos y se puso a salvo. Aprovechando el desconcierto, Aod tocó el cuerno para llamar a los israelitas a la guerra y éstos derrotaron a los invasores. No escapó ninguno de los diez mil guerreros enemigos.

        El Dr. James M. Gray se pregunta: “¿Fue un acto de venganza personal, o un fervor patriótico y religioso? ¿Es tal hecho aprobado en las Escrituras? Frank Boyd dice: “Está registrado, pero no necesariamente aprobado”. “Un distinguido comentarista llama justamente la atención al hecho de que hay una sombra opacando la carrera oficial de este hombre. Su nombre no es exaltado en Israel, ni se dice que el Espíritu del Señor vino sobre él, ni que juzgó a Israel. Estas omisiones pueden ser sin significado, pero ¿no son notorias? Se ha afirmado que aunque su causa era pura, lo mismo no puede decirse de otro asesinato similar en la historia”.

        V. 31. La historia del juez Samgar hijo de Anat, es muy corta, se relata en un solo versículo. No se dice antes que los israelitas hayan pecado, ni se menciona una opresión filistea, ni su duración, ni cuántos años reposó la tierra después de la victoria de Samgar.  Este se menciona en el Canto de Débora (cap. 5:6), y es muy probable que su hazaña aislada haya tenido lugar mientras Aod aún vivía. Su arma fue una aguijada o aguijón, utilizado para hacer caminar a los bueyes. El hecho de que Aod haya fabricado su propio cuchillo, que Samgar haya utilizada una aguijada y Sansón (más adelante) haya empleado una quijada de asno como arma, puede indicar que los filisteos ya estaban aplicando su política con los pueblos súbditos de no permitirles ni armas ni instrumentos de metal (I Sam. 13:19-22).

    http://www.institutoalma.org/CorazonYVida/Jue-L02.html


Respuesta  Mensaje 7 de 67 en el tema 
De: BARILOCHENSE6999 Enviado: 09/11/2011 15:55


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